7 de agosto 2014
Director de El Universal
Señor director, como anterior lector de El Universal y hasta hace poco columnista del mismo, no puedo pasar por alto su editorial del día 5 del presente mes, en el que usted señaló que en la nueva etapa de El Universal han advertido muestras palpables de violaciones al código de ética, por lo cual el periódico declinó las publicaciones que no responden al código de ética establecido.
Previo a los comentarios a dicho editorial, me permito informar a quienes se interesan en el tema de la censura en Venezuela, que en mi caso no me publicaron el artículo titulado “El Universal: los stakeholders”, divulgado posteriormente en otros medios. En el mismo expuse mi preocupación por no conocerse quién o quiénes eran los nuevos dueños del periódico, lo cual deberían haber informado tanto su anterior propietario, señor Andrés Mata, como los nuevos. Al respecto recibí dos notas en las que me informaron que no podían publicarlo, pero me solicitaban que escribiera otro. Es decir, que no fui retirado como articulista sino que renuncié a seguir colaborando por defender principios y valores.
En algunos casos se informó a posteriori a los columnistas que por estar en revisión la página de opinión, por el momento no se publicarían sus contribuciones. Varios destacados articulistas declinaron motu proprio seguir escribiendo en un periódico cuyo dueño es un secreto.
Señor director, elevo mi más enérgica protesta por ese editorial que pretende descalificar a conocidos formadores de opinión señalando que violaron el código de ética del periódico. ¿Quién o quiénes son los que no tienen ética? ¿Los que se limitan a escribir sobre la realidad de un régimen que viola reiteradamente la Constitución y ampara la corrupción o quien ejerce la función de censor de la libertad de expresión y esconde quién o quiénes son sus verdaderos patronos y el origen del dinero de la negociación? Usted, señor director, ha podido declarar con todo derecho, que de ahora en adelante El Universal solo publicará información y artículos que favorezcan al régimen, como hacen VEA, Ciudad Caracas o El Correo del Orinoco, pero asumió una posición contraria a la ética, culpando a los articulistas tal y como es la práctica normal del presidente de facto y de sus acólitos.
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