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miércoles, 10 de junio de 2015

Hacia la transición, @mlopezmaya


Por Margarita López Maya, 08/06/2015

La gravedad de la crisis que padecemos obliga a atender, reflexionar y debatir las alternativas posibles. Ninguna sociedad es inmune a desorientaciones y dificultades. A veces son exitosas en superarlas; otras veces se estancan y entran a una decadencia irreversible. Venezuela, sin duda, está una vez más en una encrucijada.

En mi opinión, esta no es una situación de la que podamos salir ni fácil ni rápidamente. Pero una crisis estructural como la que padecemos, puede ser una oportunidad para enderezar entuertos no solo de la era chavista, sino incluso más viejos, y frenar la palpable decadencia en la que estamos sumidos.

Esta crisis abarca la economía, las relaciones sociales, el sistema político, el Estado y hasta la cultura y la moral de nuestra sociedad. Es como una cebolla: tiene varias capas, algunas superficiales, otras muy profundas.

En las profundas, la crisis obedece a disfuncionalidades graves de nuestra economía rentística, por su dependencia de los vaivenes del negocio petrolero internacional. En lo político, revela la incapacidad de las elites en el poder de señalarnos un norte viable, incluyente, honesto, democrático. Repitiendo el pasado, viven en una burbuja, pendientes de sus intereses particulares, insensibles a los de quienes los llevaron al poder.

En condiciones casi idénticas a las de fines del siglo pasado, la oportunidad del cambio político vuelve a abrirse paso. Si cambia la composición de la Asamblea como resultado del próximo voto popular, como encuestas parecen indicar, iniciaremos una transición política.

Tales transiciones pueden ser muy variadas y no necesariamente exitosas. ¿Cómo asegurar una que nos conduzca a un futuro que conjure el ciclo prosperidad-pobreza del rentismo por una senda democrática crecientemente estable? Empecemos por involucrarnos como ciudadanos responsables. Salgamos a votar, participemos desde nuestros espacios y capacidades en identificar errores del pasado para no repetirlos. Informémonos. No dejemos el diseño del futuro sólo a líderes o partidos. Eso ya lo hicimos con magros resultados. Escojamos a quienes ofrezcan salidas sólidas, sin inmediatismos, y exijamos de ellos preparación y rendición de cuentas. Del compromiso de todos depende no fallar otra vez.



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