Por Sofía Torres 09 de junio de 2015
El presidente de Datanálisis, Luis
Vicente León comentó a Barometropolitico.com cómo se han definido y desarrollado hasta el momento los liderazgos que existen
en la oposición, al tiempo que evaluó
algunos de los procesos electorales que han generado desesperanza.
Argumentó por qué se debe combatir la
frustración del votante ante los comicios parlamentarios, cuyas proyecciones
por primera vez favorecen de forma contundente a la alternativa democrática.
“Ha cambiado la pregunta que se hacía
normalmente en la calle, con la que la gente me abordaba, hace dos o tres
meses: ¿Cómo está la vaina? Ahora preguntan: ¿Cuándo explota esto?,
interrogante que manifiesta la inquietud ante la crisis económica y el tema
político, que además tiene una pregunta implícita adicional: ¿Cómo es que no ha
explotado? No se entiende cómo es que se
llegó a este nivel de caos y aparentemente no pasa nada”.
“Otra pregunta es ¿en verdad existe una
posibilidad de cambio en las elecciones parlamentarias? Tiene sentido porque la
ciudadanía opositora es como un toro corrido en cuatro plazas. Fue a varias
elecciones y aún cuando no poseía la mayoría, porque el chavismo seguía
fuerte, el mensaje que se enviaba
era que podía ganar y que lo estaba
logrando, para mantener a sus seguidores y dar esperanza”.
“El evento con Rosales no se podía
ganar, numéricamente era imposible, había unos 23 puntos de diferencia, sin
embargo, se construyó una matriz contundente de victoria. El único que se
expresó de forma transparente fue Teodoro Petkoff, quien dijo: ¿tú has visto un
candidato que diga que va a perder?”
“Ha surgido una generación opositora que
está como curtida. A esas mismas personas que en varias oportunidades se les
dijo que el triunfo estaba asegurado, hoy cuando hay una oportunidad concreta,
se sienten vaciladas y no terminan de creer lo que por fin está pasando”.
“Si fue posible que la gente votará
anteriormente, ahora que se tiene la
mayoría, hay que lograr que la población se manifieste, se convenza de lo que
ocurre y no se deje manipular por el gobierno, que se aprovechará para
minimizar el impacto electoral de sus adversarios”.
Intención
de voto
“La intención para ir a votar es alta,
la reportada da un 75% y en algunos momentos alcanza el 80%. La experiencia nos
dice que en campaña es cuando se puede medir con certeza este indicador”.
“Siempre es mayor la intención de voto
que los votos efectivos. La pregunta de disposición de voto no sirve para
proyectar la penetración real. El porcentaje obtenido de la pregunta ¿usted irá
a votar? no cuadra con el porcentaje efectivo de la elección. Proyectar quién
va a ganar es más fácil que proyectar cuánta gente va a sufragar”.
“Hemos calculado la participación con un
gradiente en la pregunta ¿cuán dispuesto está a votar? muy seguro, seguro, algo
dispuesto, no sé y no. Al final solo votan lo que afirman que están
absolutamente seguros de hacerlo”.
Los
liderazgos de oposición
“En la oposición hay un par de grupos:
los moderados y los radicales. Cada uno tiene gradientes, hay gente muy moderada y hay gente moderada
que apoya la acción de protesta. Luego están los radicales, no importa el
discurso, no creen en el proceso electoral, ni que las elecciones puedan
resolver los problemas, más bien consideran que validan la idea de democracia
aparente y legitiman al gobierno”.
“Para dividir a los líderes también está el cruce
cualitativo-cuantitativo. Cuánta fuerza de soporte tienen y para construir esa
fuerza se hacen muchas preguntas: ¿Quién es el líder de la oposición?, ¿quién preferiría que fuera el líder?, entre
otras”.
“Los líderes cualitativos son
importantes no por el respaldo popular. Desde el punto de vista numérico no
tienen liderazgo alguno y en países convencionales no estuvieran en el mapa de
discusión política. Pero cuando se evalúa la potencia comunicacional,
relaciones, impacto en el debate, hay un liderazgo cualitativo relevante”.
“Solo hay tres líderes, cuyo respaldo es
estadístico y están por encima del error muestral que va de 2,5 a 3 puntos con
un 95% de confianza. En la primera
posición está Leopoldo López, muy cerca, en segundo lugar está Henrique
Capriles y un poco más abajo, pero creciendo, Henry Falcón. Este último ha
tenido una buena tendencia, sube rápido y por el momento se ha estancado”.
“A largo plazo el único que ascendió fue
López, Capriles cayó después de la elección presidencial y especialmente
después de los eventos de principios del año pasado. Los números son 20, 17 y
10 puntos”.
El
fenómeno Capriles
“En la elección presidencial Capriles
era un líder homogéneo que logró un crecimiento no esperado. Arrancó en el
velorio de Chávez, cuando perdía por 20 puntos y en las últimas encuestas pocos
días antes de los comicios, Maduro tenía 4 ó 5 puntos arriba y termina ganando
apenas con 1.5 puntos de ventaja”.
“Mi tesis es que si Capriles, quien
logró un milagro al dividir al país en dos partes parejas, hubiese reconocido el triunfo de Maduro, hoy
estaría solo en el liderazgo de la oposición, hubiese crecido mucho más y para
Leopoldo López hubiese sido imposible
retar esa condición”.
“Yo creo que la decisión era reconocer
la victoria del gobierno, lo contrario representaba un gran riesgo, era un país
partido en dos, pero había desigual en términos de dinero, armas, militares,
etc., por lo tanto en una pelea no había equidad”.
La
lectura de Leopoldo López
“Al combinar la denuncia del fraude con
la no defensa en calle se abrió un boquete, la gente se sintió frustrada y
Leopoldo López leyó esa oportunidad y detectó
que la posibilidad para reconstruir su liderazgo en la oposición estaba
en rellenar ese hueco que había dejado la decisión de Capriles”.
“La salida que plantea Leopoldo era la
de Capriles. Él, suficientemente hábil,
sabía que con esa propuesta Maduro no iba a salir, otros sí lo
creyeron”.
“A principios de 2014 todo se mezcló,
los que creían en una salida potencial, los que querían tumbar a Maduro, los
que apostaban a una protesta pacífica y los estudiantes que reclamaban la
liberación de sus propios compañeros presos. El gobierno culpó a López y este
trató de tomar ventaja de toda esa masa crítica, una jugada políticamente
válida”.
“Cuando el régimen toma al dirigente de
Voluntad Popular como el símbolo que quiere satanizar, produce una empatía con
la población opositora, no con la propuesta radical sino por una solidaridad
primaria, que ve a un hombre preso y valiente que se mantiene en la lucha. Eso
le da fuerza para aparecer bien posicionado en las encuestas, no era un
gobernador, un alcalde, un diputado, era un actor político que quería ser
líder”.
“El gobierno capitaliza la energía hacia
una sola persona como responsable del golpismo y López capitaliza la
solidaridad más allá de una propuesta política. Ganaron los dos”.
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