Por Hector Silva Michelena
Allá, lejos pero
terriblemente cercano al momento de las cruces, el poeta francés Paul
Desjardins (París, 1859-Pontigny, 1940), quien en su libro El deber y el
presente, publicado en 1892, expuso su posición ética y exaltó los valores
morales y humanitarios, escribió: “El bosque está sombrío, pero azul sigue el
cielo”. Este frase, que se extiende como un magma, y nos marga la frontera de
lo que somos, y de los que podemos ser, marca muy bien las notas de estas
horas, aciagas, amargas, despiadadas, pero que apuntan al nacimiento del sol, a
un levante de oro, al rebrote de la democracia perdida en manos codiciosas,
tintas en la sangre que ha corrido por la calles, caminos, recuas, atajos,
hogares de un país llamado, o que volverá a llamarse, Venezuela.
¿Cuáles son nuestras
condiciones de vida en este bosque sombrío? La Academia Nacional de Ciencia
Económicas, en un reciente (13/10/15) y categórico “Pronunciamiento” lo dice:
“La población venezolana
viene padeciendo un acelerado deterioro en sus condiciones de vida desde hace
tres años. La tasa de inflación, actualmente la más alta del mundo, se une al
desabastecimiento, la desmejora de los servicios públicos, la mengua de los
salarios, la grave situación de inseguridad y la penuria en que se encuentran
los servicios de salud, para empobrecer a las mayorías, no obstante los
cuantiosos ingresos captados por el país bajo la presidencia de Hugo Chávez y
de su sucesor, Nicolás Maduro. La Academia Nacional de Ciencias Económicas
considera su deber pronunciarse sobre las causas y consecuencias de tan
lamentable situación, en beneficio de contribuir con su comprensión y con la
formulación de políticas que puedan sacar al país de tal extravío. Si bien este
empobrecimiento se ha agravado por la caída en los precios de exportación del
petróleo, sus causas anteceden a esta situación. Encuentran sus raíces en el
proyecto económico implantado por ambos gobiernos, que ha despilfarrado los
enormes recursos percibidos, destruido la capacidad productiva doméstica,
alimentado la inflación, y aumentado nuestra dependencia del ingreso petrolero
y de proveedores foráneos.
“Un cálculo somero de los
recursos manejados por el régimen bolivariano entre 1999, su primer año de
gobierno, y 2014, da una cifra superior a 1,3 billones de dólares entre
ingresos al gobierno central, incremento de la deuda pública y gasto social
(parafiscal) de Pdvsa. El objetivo económico principal proseguido ha sido el de
centralizar en manos de la Presidencia de la República estos cuantiosos
recursos para su aplicación discrecional con fines políticos. Para ello se
desmanteló el marco institucional del Estado de Derecho que regulaba la
Hacienda Pública, así como las relaciones entre el Estado y el sector privado,
al acceder Chávez al gobierno.
“En el ámbito de lo
macroeconómico, los proventos de la venta de petróleo en los mercados mundiales
pasaron a disposición directa del Ejecutivo para su reparto directo a través de
‘misiones’, se eliminó en la práctica el control legislativo sobre el gasto
público, se estableció un control cambiario que pretende ocultar la devaluación
sostenida del bolívar y que reservó el usufructo de las divisas al arbitrio del
Ejecutivo, y se acabó con la autonomía del Banco Central de Venezuela. En el
plano microeconómico se socavaron los derechos de propiedad y las garantías
procesales y para la solución de controversias, se sometió la economía a una
serie de regulaciones y controles, y se congeló el mercado laboral, tanto en lo
que respecta a su movilidad, como en relación con la contratación colectiva”.
(Véase el portal ance.org.ve).
Julius Fucik (Praga,
1903-Berlín, 1943) fue un periodista y escritor checoslovaco, miembro del PC
Checoslovaco. Fue detenido por la Gestapo en abril de 1942, por su lucha contra
el fascismo nazi, y posteriormente ejecutado en Berlín. Su Reportaje al
pie de la horcafue sacado hoja por hoja de la cárcel y publicado en 1945,
adquiriendo resonancia internacional. Ha sido traducido a ochenta idiomas. Allí
nos legó este mensaje:
“Amaba la vida y por su
belleza marché al campo de batalla. Hombres: os he amado. Fui feliz cuando
correspondíais a mi cariño y sufrí cuando no me comprendíais. Que me perdonen
aquellos a quienes causé daño. Que me olviden aquellos a quienes procuré
alegrías. Que la tristeza jamás se una a mi nombre”.
En la cámara oscura,
recorriendo su laberinto, sabemos que un dedo, que son millones de dedos,
oprimirá el botón que abre el diafragma. Y el 6 de diciembre se cernirá la
luz.
06-11-15
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