Julio César Arreaza B. 06 de mayo de 2018
Uno de
los rasgos distintivos de este comunismo del siglo XXI que asola el país desde
hace 20 años, es el culto a la mediocridad. La casta militar depredadora y los
civiles buenos para nada involucrados en este fenómeno, con más prontuario que
currículo dan cuenta exacta. Cuando sopesamos el aporte a Venezuela de los
militares que acompañaron a Chávez y ahora a Maduro, su heredero impuesto a
dedo, caemos en cuenta que es menos que deplorable, no han edificado algo útil
durante su paso por las funciones públicas y como administradores, sólo dejan
vergüenza, depredación, desolación y riquezas mal habidas para ellos. Queda el
sabor en la boca que para lo que sirven es para la destrucción. Que daño
inconmensurable ha infligido esta casta gobernante supremamente mediocre a la
institución castrense, que sufre hoy del desprestigio ganado por la desviación
de sujetos que se hicieron del poder con carencia absoluta de escrúpulos, no
digamos del impresentable alto mando.
En los
militares institucionalistas de la democracia de los 40 años, destaca su
fidelidad en la defensa de la Constitución, las instituciones y la integridad
territorial. Qué contraste existe entre Rafael Alfonzo Ravard y Padrino López,
qué contraste entre los militares héroes que combatieron la guerrilla castrista
y la repelieron y vencieron en Machurucuto y la casta mediocre de hoy que le ha
entregado la soberanía de Venezuela a Cuba.
Qué
diferencia entre Betancourt- Leoni constructores de república y
Chávez-Maduro protagonistas de un
comunismo empobrecedor y destructores de una nación.
Los
descarados que inventaron lo de la guerra económica y que son los propios
genocidas del pueblo, hablan de una híper inflación inducida y todos sabemos
que ellos la desataron produciendo dinero inorgánico y son los responsables de la catástrofe humanitaria.
Desde
el principio su marca ha sido la mediocridad y la simulación. Con la farsa del
20-M, Maduro dejará de ser presidente. Quisieron simular un accidente de Tomas
Guanipa y un guardia de honor develó el crimen en ciernes, lo cual genera una
nueva acusación contra Maduro en la CPI. Ya ni se preocupan de guardar las
formas. Desesperados por mantenerse en el poder como sea son capaces de
cualquier cosa, para preservar el humillante rol de secuestrar un país y
mantenerlo propicio al crimen organizado. Los muy cobardes allanan a los
familiares de los dignos y legítimos magistrados del TSJ, pura extorsión
acometen y ya ni simulan sino actúan hamponilmente con descaro.
Con el
antejuicio de mérito acordado por el TSJ y la AN, Maduro dejó de ser
presidente. Descartados por la historia grande del país quedarán señaladas las
huestes del chavista light Falcón, quienes se han prestado para darle crédito
al desacreditado fraude del 20-M.
¡Libertad
para los presos políticos y regreso de los exiliados!
Julio
César Arreaza B.
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