Fernando Camino Peñalver 06 de mayo de 2018
Ya se
inician las labores de siembra del ciclo de “invierno” de este año. Como lo han
venido denunciando los gremios del sector, si en 2017 solo logramos producir un
20% de la demanda de productos agrícolas, este año será peor para la producción
y la productividad de los cultivos que a duras penas en este ciclo se logren
sembrar.
La
desenfrenada caída de la producción de alimentos en nuestro país, se ha
producido como consecuencia de la obstinación del régimen de acabar con la
producción nacional. El resultado ha sido la ruina de toda la cadena de la
producción agroalimentaria, diezmada por la inseguridad jurídica, el irrespeto
a la propiedad privada, los controles de precio y de la comercialización. Por
supuesto, quien ha pagado los “platos rotos” de este desastre, ha sido más del
noventa por ciento de nuestra población que está sufriendo la escasez y la
carestía de los alimentos.
Los
capitanes del régimen en su equivocado afán de aplicar un modelo económico
basado en una ideología obsoleta, piensan que se puede sustituir a la empresa
privada por empresas de producción socialistas. Las empresas socialistas no han
funcionado con éxito en ninguna parte del mundo, mucho menos en nuestro país
donde han sido pasto de una desmedida avidez lucrativa personal y de manejos
nada apegados a la ética y a la capacidad gerencial.
La
incertidumbre que pesa sobre los productores, presagia un desenlace similar al
del fracaso de la siembra del año pasado. La escasez de semillas, de
fertilizantes y de agroquímicos, es la consecuencia directa de la
monopolización del agrocomercio y de las divisas por parte del gobierno. Esta
grave situación y la paralización de la maquinaria por falta de repuestos y
combustible, marcarán el fracaso de ambos ciclos de siembra de este año,
agravando aún más la situación de escasez y carestía de los alimentos.
El año
pasado la producción nacional de materia prima para la agroindustria, solo pudo
cubrir un veinte por ciento de las necesidades requeridas para la fabricación
de piensos y de alimentos. A pesar de la caída del consumo de nuestra
población, esta producción apenas alcanzó para menos de noventa días de
manufactura de harina de maíz, arroz, azúcar y piensos para pollos, gallinas y
cerdos, fabricados principalmente a base de maíz amarillo, sorgo y soya que son
necesarios para que haya oferta de huevos, carne de pollo, de cerdo y sus
productos derivados.
La
debacle agrícola de este año aumentará la crisis humanitaria que estamos
padeciendo y puede convertirse en emergencia humanitaria. Por lo tanto,
nuestro país reclama un cambio de gobierno producto de unas elecciones limpias,
que asuma con urgencia, medidas dirigidas a solucionar el abastecimiento de
alimentos a corto y mediano plazo. Pero es fundamental la consolidación de un
plan agroalimentario que nos garantice el pleno abastecimiento de forma
permanente.
Un
modelo moderno de abastecimiento de alimentos, que nos garantice la Seguridad
Alimentaria, debe estar fundamentado en la concertación de los planes de
producción, con todos los integrantes de los circuitos agroalimentarios. Esta
concertación solo puede darse, si garantizamos reglas claras para el desarrollo
de la actividad productiva y eso solo se logra garantizando la seguridad
jurídica, que estimule la inversión privada para aumentar la producción y la
productividad.
Si
garantizamos la seguridad jurídica, convertimos la producción de alimentos en
una actividad rentable. Cuando una actividad económica es rentable, atrae el
flujo de inversión financiera sin necesidad de obligar a la banca a invertir.
Con reglas claras y proyectos racionales de producción, estaremos en el foco de
la inversión financiera internacional, dispuesta a financiar tecnología e
infraestructura para nuestro desarrollo agroalimentario. Ésta es la garantía de
una verdadera soberanía para una nación. Necesitamos un gobierno que interprete
todo esto, necesitamos cambiar este gobierno.
Fernando
Camino Peñalver
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico