Por Ramón Guillermo Aveledo
Las primeras declaraciones y
anuncios del recién electo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador,
demuestran una continuación de la línea prudente mantenida a lo largo de la
campaña electoral en la cual fueron creciendo sus expectativas de triunfo.
Verán los mexicanos y veremos
los latinoamericanos cómo se comporta, pero da la impresión de prioridades
claras, esencialmente mexicanas, y las ideas bien definidas acerca de las
realidades y posibilidades del mundo actual. Su línea ideológica, dicen él y
sus colaboradores, enlaza con el pensamiento de Juárez y Madero. Símbolos de
democracia y civilismo del gigantesco país en el lindero norte latinoamericano.
Muy lejos ambos ejemplos del mesianismo revolucionario.
El nuevo presidente de
Colombia Iván Duque viaja a distintos países y declara en sintonía con los
tiempos. Debe mucho al apoyo del ex presidente Uribe Vélez pero tendrá que
afirmar su propia personalidad tratando, al mismo tiempo, de evitar conflictos
con el polarizante líder. Ya visitó Washington, del cual Colombia es
tradicional aliado, y Madrid, cuyo nuevo jefe de gobierno, el socialista Pedro
Sánchez, se mueve con pragmatismo para asentar su nombre en la escena
internacional.
La segunda presidencia de
Sebastián Piñera en Chile muestra un estadista con ánimo reformista y sensible
a la cuestión de la igualdad para la mujer. Destaca su designación de Roberto
Ampuero como canciller, en relevo de Heraldo Muñoz quien brillara al frente de
la diplomacia austral. Comunista en su juventud, Ampuero se distanció de esa
ideología durante su exilio en Cuba y Alemania del Este. Es un hombre culto y
bien formado.
El gobierno ecuatoriano de
Lenin Romero demuestra intención de rectificar precedentes desviaciones
indeseables. Nicaragua, con tan graves tensiones en los últimos meses, presenta
inconvenientes políticos que se complican más y más, pero su economía tiene
buen ritmo. Bolivia, con la orientación de cuyo gobierno no simpatizo, crece
con mínima inflación.
América Latina tiene muchos y
muy grandes problemas como atraso, desigualdades y corrupción, pero progresa.
Viene estabilizándose en lo institucional y lo económico. Crecerá 2% en
promedio éste año, menos que otras partes del mundo, pero es crecimiento al
fin, salvo Venezuela que volverá a decrecer. Somos la excepción cuando todos
apuntan a la sensatez y la modernidad. Pagamos caro la superstición ideológica
y el ansia de poder de un pequeño grupo.
11-07-18
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