Miguel Méndez Rodulfo 09 de octubre de 2019
Plan
País – Infraestructura cuya presentación se llevó a cabo en los espacios de la
Unimet, el 27 de agosto pasado, fue un esfuerzo notable, hecho por un grupo de
alto nivel. Tuvo una puesta en escena muy bien cuidada y protocolar. Además
contribuyó a poner sobre la mesa unas propuestas estructuradas sobre el tema,
lo cual le dice al ciudadano que en una nueva gobernabilidad tenemos claro el
camino a seguir. En este sentido es muy destacable el trabajo y el aporte
hecho. Habiendo dejado claro esto y apelando al derecho democrático de formular
observaciones constructivas que colaboren al mejoramiento del plan, van
nuestras opiniones: a nuestro modo de ver Plan País – Infraestructura, no logró
establecer una visión clara del tema, como también adoleció de un enfoque y
manejo de los tiempos, adecuados; además de presentar otros problemas. Esto es
importante de aclarar, porque si se parte de un diagnóstico equivocado, todo lo
demás saldrá mal.
Comenzando
por el tema del enfoque: tal como me lo temía, y para evitar eso escribí muchos
artículos al respecto, el grupo de trabajo no consideró para nada la Transición
que debía ser el propósito y objeto de Plan País. Ella es el tiempo de la
reconstrucción, justamente de la infraestructura, de los procesos, de la
tecnología, de la reconstitución de los equipos humanos, de los valores
democráticos, etc. La Transición, ese período que puede durar poco más de dos
años, se caracteriza por ser un “programa” de acciones muy puntuales y
especificas de reconstrucción, pero también comprende los aspectos coyunturales
referidos a asumir y controlar el poder, establecer un orden institucional,
normalizar los procesos operativos, implementar planes de mantenimiento,
diseñar e implantar programas de empleos sociales, comenzar a sembrar los
fundamentos de las políticas púbicas, etc. Aunque hay que decir que en su fase
inicial (primeros 6 meses), la transición será eminentemente humanitaria
referida a canalizar la ayuda internacional en materia de medicinas y
alimentos.
Lo
cierto es que lamentablemente, en las diversas presentaciones de los ponentes,
no hubo una sola mención al abordaje de los problemas urgentes e importantes,
críticos, acuciantes, estratégicos que se refieren a cómo recuperar la
industria del cemento, la industria siderúrgica, la del aluminio, las canteras,
las areneras, las empresas de agregados, las de alfarería, las concreteras, el
sector ferretero, las compañías de tecnología y de suministro de servicios, la
recuperación del parque de maquinarias, del sector financiero, etc., por
señalar asuntos obvios que prelan a la infraestructura; pero tampoco hubo
mención a la necesidad de resolver los nudos existentes con los servicios
públicos de electricidad, agua, vialidad, transporte, internet, gasolina,
lubricantes, gas, etc. El tema del transporte de carga, tan crítico para la
transición, se mencionó, pero no con la idea de la urgencia en su solución. De
manera que se dio por hecho que esto “alguien” lo arreglaría; así, se dejó en
el limbo y se dio por descontado que eso estaba resuelto, cuando de ninguna
manera es así, porque precisamente de eso se ocupa la Transición. Esa es su
médula y esencia. Al presenciar esto me alarmé y por un instante supuse que el
Presidente encargado se iba a parar y decir: un momento, muy bueno todo, pero
nada de eso corresponde al período que me tocará gobernar. Así que de aquí no
salen hasta que me den soluciones. Por supuesto ello no ocurrió.
Siguiendo
con el tema de la visión, creo que todos entendimos que ella se hallaba
representada en la expresión “Ciudad–Territorio”, reiterada en las sucesivas
presentaciones; aunque no hubo ninguna confirmación de que eso era así, pero
tampoco se mencionó que existiese otra. De manera que no hubo explicación
previa que nos permitiera entender cuál era la visión compartida detrás del
trabajo. Sin embargo, a mi modo de ver, el término Ciudad-Territorio fue planteado
como una declaración, un enunciado, más que como un espacio tangible. En la
última presentación se iba a explicar este asunto en específico, pero el
expositor se refirió primero a una Agencia encargada de recopilar datos y luego
a un software para procesar esa información. Entonces, la visión, el elemento
integrador de Plan País- Infraestructura, quedó en el aire. Así permanecimos
con la ganas de entender que significa Ciudad-Territorio. Por otra parte,
abordar ese ámbito pero hacer énfasis en el espacio público y los equipamientos
urbanos (ambas presentaciones hacían referencia una a la otra), pero también en
la vivienda y los servicios públicos, es colocarse en una perspectiva puntual,
o al menos parcial, cuando había que abrir el foco para visualizar a la ciudad
en su conjunto así como a su entorno territorial. Por eso pensamos que hubo un
problema con la construcción de la visión.
Miguel
Méndez Rodulfo
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