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jueves, 10 de octubre de 2019

Plan País – Infraestructura, por Miguel Méndez Rodulfo




Miguel Méndez Rodulfo 09 de octubre de 2019

Plan País – Infraestructura cuya presentación se llevó a cabo en los espacios de la Unimet, el 27 de agosto pasado, fue un esfuerzo notable, hecho por un grupo de alto nivel. Tuvo una puesta en escena muy bien cuidada y protocolar. Además contribuyó a poner sobre la mesa unas propuestas estructuradas sobre el tema, lo cual le dice al ciudadano que en una nueva gobernabilidad tenemos claro el camino a seguir. En este sentido es muy destacable el trabajo y el aporte hecho. Habiendo dejado claro esto y apelando al derecho democrático de formular observaciones constructivas que colaboren al mejoramiento del plan, van nuestras opiniones: a nuestro modo de ver Plan País – Infraestructura, no logró establecer una visión clara del tema, como también adoleció de un enfoque y manejo de los tiempos, adecuados; además de presentar otros problemas. Esto es importante de aclarar, porque si se parte de un diagnóstico equivocado, todo lo demás saldrá mal.

Comenzando por el tema del enfoque: tal como me lo temía, y para evitar eso escribí muchos artículos al respecto, el grupo de trabajo no consideró para nada la Transición que debía ser el propósito y objeto de Plan País. Ella es el tiempo de la reconstrucción, justamente de la infraestructura, de los procesos, de la tecnología, de la reconstitución de los equipos humanos, de los valores democráticos, etc. La Transición, ese período que puede durar poco más de dos años, se caracteriza por ser un “programa” de acciones muy puntuales y especificas de reconstrucción, pero también comprende los aspectos coyunturales referidos a asumir y controlar el poder, establecer un orden institucional, normalizar los procesos operativos, implementar planes de mantenimiento, diseñar e implantar programas de empleos sociales, comenzar a sembrar los fundamentos de las políticas púbicas, etc. Aunque hay que decir que en su fase inicial (primeros 6 meses), la transición será eminentemente humanitaria referida a canalizar la ayuda internacional en materia de medicinas y alimentos.

Lo cierto es que lamentablemente, en las diversas presentaciones de los ponentes, no hubo una sola mención al abordaje de los problemas urgentes e importantes, críticos, acuciantes, estratégicos que se refieren a cómo recuperar la industria del cemento, la industria siderúrgica, la del aluminio, las canteras, las areneras, las empresas de agregados, las de alfarería, las concreteras, el sector ferretero, las compañías de tecnología y de suministro de servicios, la recuperación del parque de maquinarias, del sector financiero, etc., por señalar asuntos obvios que prelan a la infraestructura; pero tampoco hubo mención a la necesidad de resolver los nudos existentes con los servicios públicos de electricidad, agua, vialidad, transporte, internet, gasolina, lubricantes, gas, etc. El tema del transporte de carga, tan crítico para la transición, se mencionó, pero no con la idea de la urgencia en su solución. De manera que se dio por hecho que esto “alguien” lo arreglaría; así, se dejó en el limbo y se dio por descontado que eso estaba resuelto, cuando de ninguna manera es así, porque precisamente de eso se ocupa la Transición. Esa es su médula y esencia. Al presenciar esto me alarmé y por un instante supuse que el Presidente encargado se iba a parar y decir: un momento, muy bueno todo, pero nada de eso corresponde al período que me tocará gobernar. Así que de aquí no salen hasta que me den soluciones. Por supuesto ello no ocurrió.

Siguiendo con el tema de la visión, creo que todos entendimos que ella se hallaba representada en la expresión “Ciudad–Territorio”, reiterada en las sucesivas presentaciones; aunque no hubo ninguna confirmación de que eso era así, pero tampoco se mencionó que existiese otra. De manera que no hubo explicación previa que nos permitiera entender cuál era la visión compartida detrás del trabajo. Sin embargo, a mi modo de ver, el término Ciudad-Territorio fue planteado como una declaración, un enunciado, más que como un espacio tangible. En la última presentación se iba a explicar este asunto en específico, pero el expositor se refirió primero a una Agencia encargada de recopilar datos y luego a un software para procesar esa información. Entonces, la visión, el elemento integrador de Plan País- Infraestructura, quedó en el aire. Así permanecimos con la ganas de entender que significa Ciudad-Territorio. Por otra parte, abordar ese ámbito pero hacer énfasis en el espacio público y los equipamientos urbanos (ambas presentaciones hacían referencia una a la otra), pero también en la vivienda y los servicios públicos, es colocarse en una perspectiva puntual, o al menos parcial, cuando había que abrir el foco para visualizar a la ciudad en su conjunto así como a su entorno territorial. Por eso pensamos que hubo un problema con la construcción de la visión.

Miguel Méndez Rodulfo

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