Por Antonio Pérez Esclarín
El 28 de octubre se
cumplieron 251 años del nacimiento en Caracas de Simón Rodríguez, el educador
venezolano de mayor importancia en nuestra historia. Hoy, sin embargo, a pesar
de que se proclama que sus ideas están sembradas en las propuestas educativas
oficiales, es un hombre olvidado y traicionado, pues las políticas del Gobierno
parecen orientadas a acabar con los maestros y así acabar con la educación. De
ahí la necesidad de recuperar y poner en práctica su pensamiento.
Rodríguez vio con
claridad que una vez lograda la independencia militar, para tener repúblicas
fuertes y sociedades prósperas había que dejar a un lado a los militares y
emprender la revolución cívica, mediante una educación que enseñara a trabajar,
amar el trabajo, y “vivir en República”, es decir, que promoviera las “virtudes
sociales”. Se trataba de convertir a los súbditos sumisos y obedientes, en
ciudadanos libres e independientes “capaces de gobernarse a sí mismos”, y que
no se dejaran dominar ni engañar por nadie.