César Pérez Vivas 10 de noviembre de 2020
@CesarPerezVivas
Con ocasión de la convocatoria a la celebración de la
Consulta Popular como respuesta de la sociedad democrática al fraude organizado
por el régimen para instalar una nueva Asamblea Nacional, se ha producido un
debate en diversos sectores de la sociedad respecto a su naturaleza, efectos,
pertinencia y objetivos.
Los análisis y las posturas tienen diversas
perspectivas y causas. Hay quienes angustiados por la tragedia humanitaria
quieren recibir una información u orientación contentiva de una solución inmediata
y global de la situación. Casi que una estrategia llave en mano, con todos los
pasos definidos y garantizados, para dar por terminada esta amarga experiencia
del socialismo bolivariano. Ingenuamente consideran que en política, y más en
un cuadro de autoritarismo mafioso, es posible tener una estrategia clara,
segura e inmodificable, como el que va a construir un edificio, en una
situación de paz y en una economía sana.
Se deja de lado la realidad y entran a funcionar los
deseos, que inevitablemente se estrellan con la conducta perniciosa y criminal
de los grupos humanos enquistados en el poder, para garantizarse sus
privilegios, al margen de todo principio y legalidad.
Hay otros que entran a examinar el asunto cargados de
buena fe, y buscan explicaciones relativas a su naturaleza y desarrollo. Se
plantean razonables inquietudes respecto a su tramitación, a las ventajas y a
los riegos de la iniciativa y de la estrategia. Y terminan aportando soluciones
y cooperando en su desarrollo.
Hay otros que de entrada no examinan ventajas o
desventajas, tampoco su pertinencia política o su naturaleza jurídica. Saltan a
destruirla porque ella proviene de un actor al que desean eliminar, o
simplemente porque les desagradan sus proponentes o voceros. Su postura no
atiende a verdaderas razones, sino a pasiones, aunque se revistan de cierta
racionalidad y hasta recurran a hechos o situaciones efectivas, manipuladas
para servir de justificación a la verdadera razón motivadora.
Todas
esas facetas las hemos venido observando en estos días en los que el régimen se
desboca con su multimillonaria campaña, en medio de un país que muere de
mengua, y en las que desde la sociedad democrática se le hace frente con la
convocatoria a la citada consulta.
Un amigo sacerdote, siguiendo las orientaciones de su
Obispo, a propósito de esas preocupaciones nos sacude con una interrogante:
¿Para qué es esa consulta? ¿Para saber algo que ya sabemos?.
Con la mayor consideración y respeto le respondí: Para ratificar nuestro rechazo
a la dictadura. Para recordar al mundo nuestra tragedia. Para ejercer la
ciudadanía. Para renovar pacíficamente nuestra exigencia de democracia y
libertad.
¿Para saber algo que ya sabemos? No, para reiterar algo que sabemos y
padecemos. No por saberlo nosotros, el mundo lo sabe o lo recuerda. Vivimos un
momento singular en el mundo. La pandemia del COVID19 ha cambiado las
prioridades de todos los gobiernos del mundo. Sus efectos humanos y económicos
han hecho volcar a su interior la agenda de las diversas naciones, y nuestra
tragedia pasa a un segundo plano.
Si consideramos innecesaria la misma terminaremos
considerando innecesaria otras manifestaciones, como la protesta de calle, las
alocuciones, lo mensajes escritos y otras formas de protesta, porque ya todo
eso se sabe. La consulta permitirá recordarla, recordarles lo que ciertamente
nosotros ya sabemos.
Es una forma de manifestar nuestra angustia, nuestro
dolor, nuestro anhelo de cambio, libertad, bienestar y justicia. Las cosas por
sabidas, se callan, y por callarlas se olvidan. Pensamos que ya por sabidas no
debemos repetirlas. Es una forma de ejercer la ciudadanía, de ratificar nuestro
derecho a expresar nuestro rechazo a un modelo político y a exigir un cambio
del mismo.
Le expresé a mi amigo, el clérigo, que ese ejercicio
de ciudadanía es un equivalente en el campo religioso a un ejercicio de fe. Fe
y ciudadanía, son dones maravillosos que toda persona debe fortalecer y
acrecentar, para poder lograr una más elevada dignidad de su naturaleza humana.
Considerar inútil la consulta porque ya conocemos la
respuesta es renunciar a un ejercicio de ciudadanía, equivalente a renunciar a
un ejercicio religioso para fortalecer la fe, porque ya conocemos las
oraciones, los ritos y los textos bíblicos. Sería como decir para que asistir a
la misa si ya he ido N números de veces. Para que orar, si ya lo he hecho muchas
veces.
De acuerdo con el catecismo de la iglesia católica el
don espiritual de la Fe es uno de los dones del Espíritu Santo. De él se habla
en la Biblia en reiteradas ocasiones, desde él Génesis hasta La Apocalipsis. No
obstante es en la Carta a los Hebreos que encontramos una definición de la
misma: “es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se
ve.”(Hebreos 11.1). La fe es entonces una convicción presente, actuante en la
persona. Es ahora o no es fe. Se diferencia de La esperanza porque esta es
futura. La fe es creer antes de ver para dar sustancia a lo que hemos creído.
Hay una fe natural y otra sobre natural. La natural es la derivada de nuestra
experiencia. La sobrenatural viene de Dios.
Es un Don que debe afirmarse de forma permanente, para
que pueda tener la fortaleza suficiente de orientar la vida de cada persona. Fe
que no se fortalece en el ejercicio espiritual es una fe que se desvanece,
pudiendo llegar a desaparecer y llevar a la persona al ateísmo o al
gnosticismo.
El ejercicio de la ciudadanía es un Don también
derivado de Dios, porque él nos dio la racionalidad y el libre albedrío del
cual nace nuestro derecho a la libertad. Para reafirmar esa libertad el hombre
es además de persona, ciudadano, y como tal tiene derecho a manifestarse, a
expresarse. Ciudadanía que no se ejerce se pierde y convierte al hombre en
esclavo y hace anómica a la sociedad.
Y esa es precisamente la naturaleza de la consulta
popular convocada para el 12 de diciembre de 2020. Es ejercicio de fe en un Dios
que nos dio la libertad y es ejercicio de la ciudadanía que nos corresponde con
miembros de la gran nación venezolana.
Cesar Pérez Vivas
@CesarPerezVivas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico