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jueves, 29 de octubre de 2009
Estos son nuestros candidatos a la Asamblea Nacional
Editorial del Radar de los Barrios.
La sabiduría popular es clara cuando advierte, señala y denuncia que los problemas que el país experimenta hoy no son sólo responsabilidad del Presidente de la República. De hecho, hasta quienes simpatizan abiertamente con el proyecto político que lidera el Presidente Chávez lo dicen: “Mi Presidente quiere hacer cosas, quiere el bien para el pueblo, pero la gente que lo rodea le echa la partida pa’tras, esos tipos no sirven para nada, lo único que quieren es robar y robar mientras le chulean la popularidad a Chávez”.
Se puede estar o no de acuerdo con la totalidad de ese criterio. Se puede afirmar, y con toda razón, que si el Presidente esta “mal rodeado” es, con todo respeto, porque a él le da su realísima gana, pues ya tiene mandando la misma cantidad de tiempo que pasó el dictador Pérez Jiménez en el poder (¡diez largos años, que no son tres meses ni tres días!), y en todo ese tiempo el ha tenido los mismos incapaces en los mismos altos puestos. Ponen la torta, y los nombra. Vuelven a poner la torta, y los vuelve a nombrar. Sólo los cambia de cargos, y a veces incluso los deja en el mismo cargo pero le cambia el nombre al Ministerio.
Y si en algún sitio es evidente ese problema de las “malas juntas” presidenciales es en la muy honorable y muy lamentable Asamblea Nacional. El mismo Chávez lo ha reconocido cuando alguna vez, exasperado por la incompetencia, exclamó: “¿Para qué sirve la Asamblea Nacional?”. Porque vamos a estar claros: Si la Asamblea Nacional hiciera su trabajo, que según la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela consiste en redactar leyes y en ejercer supervisión y control sobre la gestión del Poder Ejecutivo, el Gobierno no hubiera cometido numerosos errores, o los habría advertido a tiempo para poder corregirlos.
Es por estas razones que los recientes rumores sobre un presunto adelantamiento de las elecciones para escoger a los nuevos integrantes de la Asamblea Nacional ha convertido en urgentísimo un tema que ya de por si era más que urgente: ¿Cómo podemos hacer los venezolanos para tener un poder legislativo que le sirva al país? ¿De qué manera escoger a diputadas y diputados que sean capaces de algo más que cobrar quince y último, y de levantar la mano cuando se lo ordenan? Estas preguntas tienen respuestas complejas. En el campo del oficialismo, por ejemplo, no se ve claro como escoger a candidatos mejores que los diputados actuales, porque ya se sabe: En el chavismo muchos escuchan, pocos opinan y es Chávez quien finalmente decide. Y hasta ahora, al Presidente se le ve muy cómodo en una conducta contradictoria: Escogiendo incapaces para luego quejarse de que lo son.
Queda entonces el campo no chavista, integrado por tres sectores: los partidos políticos de oposición (más o menos 12 % del electorado, según las encuestas); los opositores que no militan en ningún partido (más o menos 35 % del electorado) y los sectores que, desencantados del chavismo, empezaron absteniéndose electoralmente y hoy se movilizan social y laboralmente contra un gobierno que sienten que los traicionó. ¿De qué manera podría este diverso campo político ayudar al país a tener una Asamblea Nacional decente y útil? Para avanzar en esa respuesta, pasamos a definir nuestros “candidatos iniciales” a la Asamblea Nacional.
Nuestro primer candidato es el señor Sentido Común, necesario para que amplios sectores de la oposición no partidista reconozcan y asuman que los partidos políticos son actores indispensables en el proceso de lucha por la democracia, y que simplemente no existe democracia sin partidos; Nuestro segunda candidata es la señora Comprensión de la Realidad, indispensable para que los partidos políticos reconozcan que (con todo lo importantes que son como instituciones claves de la democracia) su misión es expresar al país, no substituirlo, y que en consecuencia actúen como lo que son: una franja importante, respetable y minoritaria del conjunto de fuerzas sociales y políticas que pueden generar el cambio que el país necesita; Nuestros tercer y cuarto candidatos son los morochos Tolerancia y Amplitud, fundamentales para incorporar no solo como “apoyantes” sino también como candidatos a ciudadanos que sean legítimos representantes del desencanto chavista, para que la propuesta electoral del bloque no chavista sea una oferta nacional, y no meramente “opositora”.
Lo demás es carpintería: ¿Primarias? Tendrán que hacerse en los circuitos “salidores” en los que no existan acuerdos obvios sobre liderazgos consolidados y consensuales. Lo contrario sería intentar aplicar en esos espacios “aplanadoras”, “vivezas” o “acuerdos excluyentes” que dinamitarían la unidad y, ya se sabe: Sin unidad no hay vida. ¿Tarjeta única, o tarjetas de partidos? Esa es más fácil todavía: Si hay partidos que quieran conservar su tarjeta, pues que lo hagan. Para todos los demás ciudadanos, basta con que los partidos que están de acuerdo con una tarjeta alternativa que diga “Venezuela” o algo así se pongan de acuerdo y creen esa tarjeta, y que sean los electores los que decidan si van a votar por la tarjeta de AD, Copei, Primero Justicia o Un Nuevo Tiempo o si lo harán por una tarjeta que diga “Venezuela”, o “Unidad”, o la palabra que exprese ese propósito.
Lo interesante del tiempo que viene es que todos vamos a averiguar de qué estamos hechos: los venezolanos de a pie tendremos la ocasión de demostrar si somos ciudadanos de verdad, capaces de hacer valer nuestras opiniones, o si sólo somos habitantes del sofá, poltrona o taburete desde el que vemos la vida por TV. Los dirigentes tendrán la oportunidad de demostrar si son políticos de verdad, es decir, estadistas, o si son sólo operadores de circunstancias, o productos fortuitos de esas mismas circunstancias.
El lugar es éste, y el momento es ahora. Actuemos.
Publicado por:
Radar de los Barrios
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