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lunes, 9 de noviembre de 2009
El muro de Berlín y la noche de los cristales rotos
He observado con preocupación durante todo el día que los medios de comunicación tanto nacionales como internacionales le dedican su información más importante a la caída del muro de Berlín, evento de gran importancia, pues significo el comienzo de la reunificación de Alemania después de la segunda guerra mundial, también significo el comienzo de la caída del imperio de la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas, el final de la guerra fría entre las dos superpotencias que se dividían el planeta desde el punto de vista político y económico, fueron necesarios 44 años desde el final de segunda guerra y 27 años desde que comenzó la construcción del muro que dividió a la ciudad de Berlín en dos partes, por la absoluta arbitrariedad de la URSS, para que cayera.
Pero mi preocupación se deriva porque tal día como hoy también se conmemora la “Kristallnacht”, la noche de los vidrios rotos ocurrida la noche del 9 al 10 de Noviembre de 1938, cuando los nazis iniciaron con una violencia impensable el holocausto judío. Son eventos fundamentales de la historia contemporánea de Europa uno ocurrido hace 71 años y el otro hace 20 años.
La fatídica noche del 9 de Noviembre de 1938, en una campaña perfectamente coordinada y organizada a todo lo largo y ancho de Alemania, las bandas armadas de las SA, miembros del partido nazi y ciudadanos comunes recorrieron las calles en una inimaginable orgia de violencia.
La jornada significo la quema o destrucción de sinagogas, saqueo y destrucción de tiendas y depósitos, golpizas, amedrentamiento y asesinato de judíos. De acuerdo con información suministrada por los propios nazis 91 judíos fueron asesinados, 7,000 tiendas y 300 sinagogas fueron completamente destruidas.
Después de la Kristalnacht, aproximadamente 25,000 judíos fueron arrestados y enviados a los campos de concentración existente en Alemania, había comenzado el holocausto, que culmino con la muerte de 6 millones de judíos.
Por supuesto que Alemania debe celebrar la caída del muro de Berlín, pero no aceptamos que dejen de lado, que pasen por debajo de la mesa la Kristallnacht, no solo porque para bien o para mal es parte de su historia, sino que estos hechos no deberían de repetirse nunca más, y una contribución para que no vuelva a ocurrir es que recordemos año tras año, ese episodio grotesco que refleja la intolerancia en grado extremo, llevado adelante por el partido nazi y su líder fundamental Adolfo Hitler.
Después que cae el muro de Berlín, podíamos pensar que nunca más se levantarían nuevos muros, pues nos equivocamos, hoy en día existen una gran cantidad de muros, construidos de tierra, alambradas, zonas minadas, hormigón y acero. Entre ellos destacan el muro entre las dos Coreas, el muro Judío en Cisjordania de miles de kilómetros en hormigón, el muro Norteamericano en la frontera con México, el muro Español en sus dominio del Ceuta y Melilla, los muros que separan distintas comunidades en Bagdad, los muros que aíslan algunas favelas en Rio de Janeiro, etc., para todos existen razones comprensibles y hasta validas, pero significan una vergüenza para toda la humanidad. Es hora de trabajar para que los muros sean derrumbados de la mejor manera posible, sino los pueblos se encargaran de derribarlos.
Editoral del Equipo Productor
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