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martes, 10 de noviembre de 2009
El precio de un rescate: pasaporte al MERCOSUR
Por Graca Salgueiro.
El pasado 29 de octubre, la Comisión de Constitución y Justicia del Senado del Brasil aprobó – con doce votos a favor y cinco en contra – el ingreso de Venezuela como miembro permanente del MERCOSUR. Falta todavía la aprobación del Plenario pero, como he repetido en varias oportunidades, esto hay que darlo por descontado, porque todo obedece a un juego de cartas marcadas, donde las consciencias son compradas y lo único que cuenta es el vil trueque; de nada sirven los sólidos argumentos sobre el perjuicio que traería el ingreso de Chávez al bloque.
Tanto es así que, “coincidencialmente”, ese mismo día el presidente Lula se dirigía a Caracas para una más de las incontables inauguraciones (la de esta vez una “cosecha simbólica” de soya, con tecnología de Embrapa), firmas de acuerdos (que sólo después de mucho tiempo – nosotros y los venezolanos – tomamos conocimiento), la presentación de su candidata-terrorista para las elecciones presidenciales de 2010, y aprovechó para llevar personalmente la noticia a su camarada.
Dos días antes de la votación, esta Comisión recibió la visita del Alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, quien fue invitado por el senador Eduardo Suplicy (PT – partido de Lula), para dar su testimonio acerca de la democracia en Venezuela bajo el régimen de Chávez, considerando que el estatuto de creación del MERCOSUR en uno de sus artículos exige expresamente que los miembros del bloque respeten y sigan el régimen democrático.
Ledezma es, él mismo, una de las víctimas de la dictadura chavista, pues pese a que fue electo democráticamente por la abrumadora mayoría de los caraqueños, nunca ha podido ejercer su mandato, puesto que Chávez confiscó su legítimo derecho poniendo en el cargo a una “administradora” de su confianza que ocupa, inclusive, la sede de la Alcaldía. En vista de estos atropellos, Ledezma realizó una huelga de hambre meses atrás, como protesta, que culminó con su ingreso al hospital. En agosto pasado, siguiendo el modelo dictatorial cubano, once funcionarios de la Alcaldía de Caracas fueron encarcelados cuando protestaban en una manifestación opositora pacífica, acusados de fomentar el “desorden público”.
A pesar de esto, Ledezma vino a promover el ingreso de Chávez en el MERCOSUR. Su alegato – frágil e inconsistente – fue que “Venezuela no es Chávez y que éste no permanecerá en el gobierno para siempre”. Él sabe que mintió, él sabe que se traicionó a sí mismo, pero el gesto tenía un precio muy alto que sería pagado enseguida. En el artículo UnoAmérica: carta abierta contra el ingreso de Chávez al MERCOSUR, publicado por el Diário do Comércio, ya se advertía el riesgo de esta aprobación y anticipaba que Ledezma actuaría bajo coacción y severas presiones, sobre todo por causa de sus once funcionarios presos injustamente, además de haber sido él mismo acusado de “traidor a la Patria” debido a una carta que escribió pocas semanas antes al senador José Sarney, en la que se mostraba contrario a la entrada de Venezuela en esta organización.
Al día siguiente de la aprobación de Chávez en el MERCOSUR, liberaron a los once funcionarios de la Alcaldía de Caracas. ¡Este fue el precio del rescate que Ledezma tuvo que pagar por su traición en el testimonio dado aquí en Brasil!
Debo recordar al lector que Chávez está comprobadamente vinculado a las FARC y que esta práctica de cobro de rescate para liberar secuestrados lo aprendió de sus camaradas farianos. Este tipo de mecanismo está justificado en la lógica revolucionaria, que considera “legal” extorsionar, procesar y encarcelar a sus opositores, como lo demuestran los casos del cierre de RCTV, la persecución contra Manuel Rosales (quien se encuentra asilado en el Perú), del periodista Gustavo Azócar, del ex ministro de la Defensa Raúl Baduel, e incontables otros casos que son del conocimiento de los venezolanos. No pudiendo alegar persecución política, Chávez encuentra medios para exigir cobros de deudas a través del fisco – muchas de ellas inexistentes – o acusar de “enriquecimiento ilícito”, para presionar la rendición de los disidentes. Los que no pagan, terminan en la cárcel o a veces asesinados – ver el caso de Danilo Anderson.
También es sobradamente conocido la alianza de Chávez con las FARC a través de la información hallada en los computadores de Raúl Reyes, cuya autenticidad fue corroborada por la INTERPOL. Aunque él lo niegue, los hechos registrados en videos hablan por sí solos. Cuando Reyes murió, Chávez guardó un minuto de silencio en su homenaje en una sesión de la Asamblea Nacional; más de una vez afirmó que “las FARC no son terroristas”; permitió que en el barrio 23 de Enero, su reducto, se erigiese un busto en homenaje a Manuel Marulanda “Tirofijo”, jefe máximo de las FARC, en cuya inauguración se vendieron productos elaborados por esta banda terrorista; sancionó a militares venezolanos por apresar a Rodrigo Granda, el “embajador de las FARC”, en territorio venezolano, los cuales todavía permanecen encarcelados. Este terrorista de las FARC posee identidad venezolana, así como registro electoral, y un inmueble a su nombre, registrado en notaría. Si no hubiese una aquiescencia y connivencia por parte de Chávez con estos delincuentes, ni Granda ni tantos otros terroristas no sólo de las FARC, sino iraníes, cubanos y de otras nacionalidades, jamás habrían conseguido tales documentos y regalías.
Una de las pruebas más contundentes del compromiso de Chávez con las FARC está en el video que se coloca más abajo, en el que el periodista de RCTV, Miguel Ángel Rodríguez, presentó en su programa “La Entrevista“, el 23 de julio de 2007. En este programa él retransmite una entrevista dada a la Cadena Caracol de Colombia por Gabriel Gómez, un joven colombiano que se inscribió para un programa de becas de estudio ofrecidas por el Gobierno de Venezuela a estudiantes de otros países. Gabriel inició el curso de medicina, pero afirma que el curso versaba sobre adoctrinamiento comunista, presentando entre tantos otros comunistas célebres, a Manuel Marulanda “Tirofijo“, como un ejemplo a ser imitado. En el reportaje, él prueba, mostrando folletos, aquello que denuncia. Gabriel abandonó el curso, pero cuando se fue a quejar, pasó a ser perseguido y pronto tuvo que dejar Venezuela. De vuelta en Colombia, las persecuciones prosiguieron y hoy vive en Canadá como exiliado político.
Por tanto, no queda ninguna duda que Chávez y las FARC son socios y cómplices, que su ingreso en el MERCOSUR es nocivo a los intereses nacionales, y que el testimonio de Ledezma, que acabó propiciando esta adhesión, fue hecha con base a métodos aprendidos con las FARC.
Publicado por:
La Historia Paralela
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