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lunes, 26 de abril de 2010
Por momentos, brilla el sol
Por Angélica Mora
Apuntes de una Periodista
De vez en cuando, surcan en Venezuela ráfagas de luz que iluminan el oscuro firmamento. No presagian tormenta, pero alivian la sofocante atmósfera.
El nuevo (des) orden montado por Hugo Chávez a veces falla y ahí renace la esperanza de que pueden llegar días mejores.
Me escriben desde Caracas contándome algo sucedido recientemente en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, que genera esta ilusión de que no todo está perdido en esa nación hoy dominada por el totalitarismo y el odio.
Se celebraba la fecha del Bicentenario en el recinto universitario. En el acto conmemorativo, cuando le tocó el turno de pronunciar su discurso a la Rectora de esa Alta Casa de Estudios, Cecilia García Arocha, diez estudiantes avanzaron hacia el proscenio para solicitar derecho de palabra.
Pero en realidad lo que querían era sabotear el discurso con gritos e insultos. Entre ellos, hay varios a los cuales se les sigue expedientes por mala conducta y "promover actos violentos contra el patrimonio cultural".
Según relata la profesora Deliamar Montiel, los presentes no dejaron que el grupo lograra su propósito de interrumpir el acto universitario.
" Como una sola voluntad, los presentes nos levantamos a defender lo que nos enseñaron en nuestra vida universitaria: el respeto, la tolerancia, la pluralidad, el diálogo... cientos de voces exigiendo respeto hacia la Institución representada por Cecilia García Arocha en estos momentos históricos. La confusion, los gritos destemplados de una minoria insultante y sin memoria, con los estómagos saciados en el comedor, con becas estudiantiles y transporte, con Biblioteca Central y profesores que aun ganando salarios miserables no dejan de dar clases".
Deliamar relata eufórica:
"No se suspendió el acto y ante la furia de pocos y la euforia de todos, la rectora prosiguió leyando su discurso. Un discurso hecho desde el alma de quien ha defendido la Autonomia toda su vida. Sólo puedo tratar de describir el sentimiento de los que estábamos ahí:
Alguien dio la orden y salió el Orfeon Universitario a cantar nuestro himno de "azules boinas".
El gesto amenazador de un estudiante extraño a la cultura ucevista, copiado de su jefe máximo: El puño en alto para golpear se alzó nuestro Himno recordando la voz de los que han pasado por nuestras aulas o han aportado algo a ellas.
El Pastor de Nubes, la de De Venanzi, la de José Maria Vargas, la de Luis Razzetti, la de Arturo Uslar Pietri, la del Orfeón desaparecido en Las Azores, la de Jacinto Convitt, la del Sr Alfredo del cafetin de Farmacia, la de los obreros del comedor, la del chichero bajo el reloj del Rectorado, la de Laureano Márquez, la de Zapata, la de tantos y tantos venezolanos que hemos dado lo mejor de nosotros al país, porque eso es lo que aprendimos en nuestra UCV..."
Termina diciendo Deliamar:
"Los bochincheros tuvieron que irse.
Se fueron como las tempestades tristes que intentan inundar y sólo dejan gotas que no mojan a nadie.
Y como siempre, resonó la voz de la Libertad, la Democracia y la Autonomía, que siempre se abraza con Tierra de nadie. Resonó con las aulas abiertas de la Facultad de Derecho, con la Plaza cubierta del Rectorado, con el Teatro Universitario, con los besos de los enamorados en la plaza del Anatómico, con los pacientes que van al único servicio odontológico en el país que atiende a los VIH-sida, con los ratones de laboratorio, con la música, la risa y la fe de los que creemos en una Venezuela educada, crítica y exigente.
Hoy se demostró por qué la UCV es la Casa que vence las sombras y siempre lo será.
Gracias por leerme".
Deliamar Montiel
Secretaria de Asuntos Académicos y Gremiales de La Asociación de Profesores Universitarios de la Universidad Central de Venezuela, (Apucv).
Publicado por:
El Blog de Angélica Mora
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