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lunes, 17 de mayo de 2010
¡Ahora sí!
Por Ana Julia Jatar
Las elecciones primarias fueron, sin duda, un gran éxito para la oposición; tuvimos una participación alegre en lo que era claramente una fiesta democrática. Es verdad que, en contraste, daba dolor escoger entre tanta gente capaz, pero también es cierto que recuperamos por un día, luego de 11 años de radicalización, ese sabor perdido de escoger entre los mejores.
Debemos celebrar la madurez mostrada por el liderazgo opositor, ya que a través de un complejo proceso de negociación política lograron lo que parecía inalcanzable: presentar una lista única que nos permite ser optimistas con respecto al resultado de la voluntad popular el 26 de septiembre. En contraste, como vimos este pasado domingo, las primarias del PSUV más bien generaron preocupación en el liderazgo de ese partido y le cayó como una bomba a quien lo lidera: Chávez. Con su mentalidad de partido único, participaciones por debajo de 90% le mueven el piso al líder y, para su desgracia, fue de alrededor de 20%, es decir, 1 millón menos que en 2008. Esto demuestra lo que dicen las encuestas: las tendencias desfavorecen los niveles de popularidad del Presidente. El que siembra vientos recoge tempestades.
En su afán de concentrar todo el poder, ahora que lo pierde, no sabe a quién llamar para que lo ayude a mantenerlo. Está perdiendo popularidad y no puede apoyarse en la de nadie, pues, ya se encargó de sacar de la carrera a los líderes alternativos que podrían mantenerlo a flote. La unidad de la oposición y la falta de entusiasmo de los seguidores de Chávez son malas noticias para sus planes de mantener el control de la Asamblea Nacional.
En otras palabras, la intolerancia de Hugo Chávez frente a la popularidad autónoma de los líderes del PSUV, como fue el caso de Henri Falcón, y su falta de respeto con los líderes potenciales, ha llevado a la desunión y a la apatía en su partido. ¿Para qué votar si, al final, el máximo líder es quien elige a dedo? ¿Para qué buscar votos haciendo un buen trabajo como miembro del partido si lo que vale es cuánto me quiere Chávez? Y si cuánto me quiere Chávez depende de que yo diga lo que Chávez quiere, ¿para qué voy a decir lo que mis electores quisieran escuchar? El PSUV está atrapado en sus propias contradicciones con un líder como Chávez.
Comenzaron siendo los grandes precursores de la democracia participativa para acabar aplastados por el dedo de uno solo. A diferencia de hace apenas un mes, la oposición Venezolana, luego del acuerdo unitario, se ha convertido en una esperanza para muchos y una amenaza para el régimen.
Chávez lo sabe y ve con preocupación el peligro que representan nuestros candidatos a la Asamblea.
Para prepararnos ante cómo reaccionará el régimen a esta amenaza, debemos recordar cómo Chávez ha actuado en el pasado cuando se ha sentido amenazado. Por ejemplo, aunque igualmente le ganamos, inhabilitó a Leopoldo López y a Enrique Mendoza porque sabía que triunfarían en Caracas y Miranda. Para reescribir la historia de los crímenes cometidos por los bandoleros de Puente Llaguno, están presos nuestros policías Forero, Vivas y Simonovis. Para mandar el mensaje de que estamos todos en libertad condicional, puso preso a Oswaldo Álvarez Paz por opinar en TV lo que consta en actas de jueces internacionales en España. Se trata de sentar un precedente para que a cualquier candidato lo manden a la cárcel por decir lo que quizás tú o yo quisiéramos expresar.
Ahora que somos una esperanza creíble, tenemos que salir a afrontar las violaciones ya consumadas para que no vengan más. El Gobierno sabe que podemos ganar si mantenemos el entusiasmo de la victoria. Ahora sí, por una Asamblea de venezolanos que legisle para todos los venezolanos.
Publicado por:
http://www.anajuliajatar.com
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