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domingo, 20 de junio de 2010
¿Petroleros apátridas?
Por Manuel Bermúdez Romero
Quizá cuando más encarna mentira, manipulación y descaro el Presidente Hugo Chávez Frías, es al referirse a Petróleos de Venezuela, la empresa original.
Desde el inicio de su mandato miente el Presidente sin pudor sobre la que fue la industria petrolera venezolana y lo que significó para el progreso del país. Comenzó a falsear sobre el tema cuando declaró con embuste flagrante sobre las pensiones multimillonarias que tenían los jubilados petroleros, pensiones que según él había que reducir.
¿Se habrá ocupado alguna vez de determinar cuál es el monto mensual de la pensión que recibe la mayoría de los jubilados de Petróleos de Venezuela y qué es lo que da lugar a la existencia de esas pensiones? ¿Le interesará saber qué está pasando con el Fondo de Pensiones de los Jubilados de PDVSA?, que es dinero de ellos y no de PDVSA ni del Estado?
¿Se habrá dado cuenta de que los jubilados de PDVSA ya no tienen acceso a las mejores clínicas privadas del país porque la empresa les adeuda por servicios prestados y esas clínicas cancelaron la relación asistencial y comercial con la petrolera, mientras la asistencia de salud estatal está peor que nunca?
¿Habrá permitido alguna vez que una autoridad petrolera de esa época se siente a explicarle que el crecimiento profesional en PDVSA y sus filiales no se decidía a dedo, sino a través de evaluaciones anuales del rendimiento de su personal. Un procedimiento probado que era excepcionalmente imperfecto? ¿Estará enterado el Presidente de que en PDVSA - la original- la corrupción se castigaba?
Cuando sin hacer ninguna salvedad el Presidente se refiere a quienes sirvieron a la industria petrolera nacionalizada como burgueses apátridas, entreguistas, parásitos, colonialistas, que se robaron lo que era del pueblo, una vez más está calumniando a miles de hombres y mujeres que dedicaron buena parte de su vida al país a través de la riqueza que produjeron PDVSA y sus filiales para la nación, y entre quienes debe haber muchos que votaron por él creyéndolo una esperanza de cambio.
Las declaraciones del Presidente no deberían quedar impunes, pues escarnece y acusa falsamente de delincuentes a miles de obreros, trabajadores, empleados, profesionales, gerentes y ejecutivos que laboraron honestamente por Venezuela a través de una empresa del Estado, y a quienes además estárseles afectando severamente su solvencia económica y su calidad de vida, injustamente se les presenta ante la opinión pública como indeseables merecedores de sanción.
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