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lunes, 5 de julio de 2010
Fiesta en el vecindario
Por Ana Julia Jatar
A América Latina le va bien. No sólo ha hecho gala de profesionalismo futbolístico en Suráfrica, sino que al igual que sus goles exhibe tasas de crecimiento económico que provocan la envidia Estados Unidos y Europa.
En efecto, ha llamado mucho la atención que en la Copa Mundial seis de los siete equipos latinoamericanos pasaran a la segunda ronda, y cuatro de ellos a los cuartos de final. México y Chile no llegaron porque los dejaron en el campo otros equipos latinoamericanos. Pero no sólo en el campo de fútbol le va bien al continente.
Según el Banco Mundial, este año el crecimiento de la región será 4,5%, mientras las economías europeas y de Estados Unidos a duras penas logran salir de la recesión con altas tasas de desempleo.
Por eso da tristeza que la gran excepción sea Venezuela. Mientras Chávez le sigue echando la culpa al capitalismo mundial de los males de la economía venezolana, Brasil crece 8%, México, 4%, y Perú, 10%.
Quienes votaron por Ollanta Humala en ese país andino, deben verse con terror en el espejo venezolano y suspirar de alivio, pues se salvaron por poco de haber tomado el rumbo del ya fracasado socialismo del siglo XXI.
Sí, América Latina está viviendo una buena etapa con altos crecimientos halados por exportaciones principalmente hacia el continente asiático, baja inflación e incrementos sustantivos en inversión y flujo de capitales. El único país que se ha autoexcluido de esta fiesta de logros y de éxitos se llama Venezuela.
Y es que mientras el resto crece, nosotros tristemente nos contraemos a tasas similares.
Se espera que el producto interno bruto este año se contraiga en Venezuela en más de 5%. Mientras América Latina dejó atrás las miserias de la hiperinflación, nosotros sufrimos una de las inflaciones más altas del mundo.
Mientras el mundo festeja el éxito de nuestros vecinos, nosotros tratamos de esconder la vergüenza de apagones y desabastecimientos en una de las economías petroleras más ricas del hemisferio.
Mientras aquí nos quitan la luz, el resto del continente celebra. Mientras el capitalismo aborrecido y rechazado por Chávez genera bienestar y empleos en todo el vecindario, el prometido socialismo del siglo XXI se ha convertido en una marca tan podrida como Pudreval.
Venezuela es hoy una excepción como lo prometía Chávez, pero del mal ejemplo a no seguir. Él lo sabe, se ha dado cuenta de que tiene muy poco qué mostrar después de doce años de promesas. Desafortunadamente para nosotros, en medio de este vergonzoso y evidente colapso, en vez de copiar a los hermanos exitosos, ha decido refugiarse en los brazos de Fidel y en el Gobierno cubano, gobierno que, por cierto, no ha logrado acabar ni con los apagones ni con el desabastecimiento en cincuenta años.
Ya es evidente que nos gobiernan cada vez más desde La Habana. Muchos de los ministros que salieron para ser candidatos a la Asamblea Nacional han sido sustituidos por quienes gozan de la confianza de los Castro, porque Fidel es el primero que le teme a la posibilidad de un chavismo sin Chávez.
Preocupa no sólo que nos gobiernen desde Cuba, sino que, ante el evidente fracaso de su cacareado socialismo, Chávez “tire la toalla” de la seducción internacional y, al igual que otros semidictadores, se sienta más libre para hacer más barbaridades en casa.
Mientras el vecindario está de fiesta, aquí no hay nada qué celebrar… hasta el 26 de septiembre.
Publicado por:
http://www.anajuliajatar.com
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