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lunes, 16 de agosto de 2010
Causas-efectos: servicios que no se mantienen
Por Isabel Torres Pantín
Una cosa siempre te llevará a otra, con lo cual se forma una cadena que causa grandes efectos, aunque las acciones en resumidas cuentas sean insignificantes. De eso se trata la vida. Por ello, cada elección resulta tan importante, y cuando algo no se cumple, el inconveniente afecta más de lo uno se espera. Por eso, lo primero que se hace es determinar el problema para así arreglarlo.
En un país miles serán las cosas a las que habrá que echarles mano, pero ¿hasta cuándo hay que esperar para hacerlo? Las buenas intenciones no son lo único importante, pues el tiempo que transcurren para arreglarlas puede afectarnos más de lo que es en sí el mismo problema.
Por ejemplo, las escaleras mecánicas que permanecen inmóviles dentro de las instalaciones del metro obligan a las personas a subir peldaño por peldaño. Para la mayoría es «simplemente algo más dañado», pero para las personas en sillas de ruedas, mamás encintas o viejitos es un verdadero caos. Esto tan sencillo produce un retraso en la vida diaria de este individuo, lo que lo obliga a comenzar el día más temprano si toma en cuenta las prevenciones.
Los venezolanos rigen su vida considerando qué pueden o no hacer según se encuentren esos detalles del país. El caso de un estudiante fracturado de la pierna derecha y en muletas representa un buen ejemplo. Me comenta que ahora no le queda de otra que andar pidiendo cola. Me dice: «mis amigos con carro se turnan entre ellos, las idas y vueltas a la universidad», pues él estaba acostumbrado a usar el metro, pero con estas escaleras es imposible.
Su caso particular es el reflejo minúsculo de cómo nos hemos adaptado a un mundo en donde hay que hacer una larga fila de espera para que se arreglen las cosas. Elegir entonces no siempre es una opción, porque nuestra vida gira en función de lo que hay, de lo que funciona. Los desagües sucios que no se han mantenido, las escaleras inmóviles por falta de repuestos, los huecos de las calles, lo que no se consigue, los semáforos que tardan tres meses por reparar, etc., etc., demuestran que somos esclavos de la falta de mantenimiento de las cosas.
Esta prolongada espera del mantenimiento se presenta en la mayoría de los servicios. Nos desvincula así de nuestro derecho a elegir lo que queramos y nos obliga a tomar otras medidas que en un principio no habíamos pensado. Es importante reflexionar sobre cómo nos afectan las cosas que se hacen y si realmente se hacen o si se quedan en un esbozo de idea.
Publicado por:
Planta Baja UCAB
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