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lunes, 6 de septiembre de 2010
“Caso Brito: ¿Gimnasia o Magnesia?"
Por Adriana Vigilanza
Todo huelguista de hambre se expone a la muerte, pero a diferencia de un suicida, el huelguista de hambre no desea morir, su propósito es otro: llamar la atención sobre un problema para el cual no halló otra solución. Si el huelguista de hambre pierde su vida no es porque ese sea su objetivo, sino como consecuencia de una protesta desatendida. Por ello, en el caso de la muerte de un huelguista de hambre no hay un sólo culpable. Aparte del propio huelguista, si se quiere, está también quien no lo escuchó. Y mientras más razón y verdad asista al huelguista, más culpa tiene quien no lo escuchó.
Así que por más que el chavecismo quiera simplificar y banalizar el tema, hacer una huelga de hambre no es sinónimo de suicidarse Eso es una simplificación absurda y, de paso, muy cruel. Denota insensibilidad ante la desesperación ajena. Por algo se habla de un "huelguista de hambre", como algo diferente al suicida, aunque ambos expongan sus vidas. De hecho, algunos huelguistas de hambre son exitosos (quizás la mayoría) y continúan sus luchas como grandes líderes. Parece que el Gobierno de Venezuela no se podía permitir este resultado, con Brito. Y de paso, junto con Franklin Brito, se aspira a enterrar el derecho a una forma de protesta pacífica, ampliamente conocida en el mundo y bastante exitosa, tal vez, como es la huelga de hambre. Para muestra, el caso de Fariña, en el “Mar de la Felicidad” (Cuba), donde su huelga (y la de Zapata, otro mártir, quien sí murió, desafortunadamente), logró la liberación de presos políticos.
Con prudencia –pues llegué a conocer su determinación y no quería ofenderlo- propuse varias veces a Franklin Brito que desistiera de su huelga de hambre y se convirtiera en un líder bueno para nosotros los venezolanos, que buena falta que nos hace. Pero me veía con cara de extrañeza y supongo ahora que es porque no estaba interesado en ser un político, sino en no ser atropellado por los políticos en el poder, que es diferente.
Por todo lo anterior, pretender, a estas alturas del caso Brito (6 años más tarde del inicio de sus huelgas de hambre, ya que fueron varias), que a él lo indujeron a suicidarse, y de paso, su propia esposa e hija, sobre pasa todos los límites de la racionalidad y es pura maldad y cinismo".
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