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lunes, 11 de octubre de 2010
Democracia de la buena
Por Manuel Bermúdez Romero
El chavecismo ha administrado tan mal que en el futuro cualquier mediocre resultado podría parecer superior.
Por ello en adelante la democracia debe cuidarse de falsas percepciones de logro, para no asumir como supremo lo que hace una pálida diferencia con lo requete malo.
Peor que peor es copiar al chavecismo y suponer que se está haciendo lo correcto, justificándolo con la afirmación que dice que “lo que es igual no es trampa” Por favor, ¡que Chávez no sea el modelo!
¿Por qué si Chávez abusó entrando descaradamente en campaña electoral, los gobernadores de oposición no se abstuvieron de hacerlo? Es una pregunta al aire.
Por otra parte, una de las tendencias actuales que refleja el temor que se expresa en estas líneas, es el divismo de algunos administradores públicos y actores políticos usando para ello dinero de la nación. En el mismo saco entran chavecistas y algunos gobernantes opositores.
Se habrá dado cuenta el elector analítico de que las obras que actualmente se construyen con dinero del gobierno, del estado o de la municipalidad, usualmente no se divulgan como producto del esfuerzo de un equipo de trabajo profesional y de un gobierno, sino como resultado del empeño de un solo hombre. No solamente el Presidente Chávez alardea de todopoderoso, sino que cada quien en su área geográfica intenta proyectarse como salvador de la Patria. Manuel Rosales y Gian Carlo Di Martino dieron en Maracaibo pésimo ejemplo en tal sentido.
Entonces cuando uno hace memoria y “saca cuenta”, percibe que sin que quede duda la tan vapuleada democracia adeco-copeyana dejó algunos modelos de rectitud personal.
Nadie vio imágenes publicitarias de Luis Herrera Campins acreditándose como si fuera producto de su esfuerzo particular, la construcción de la verdaderamente magna obra del Metro de Caracas.
Arraigados hay peores hábitos. En algunos partidos opositores al gobierno se habla del nombre de militantes y arribistas que por no hacer nada, sino brindar supuestas asesorías, reciben salarios jugosos de algunas gobernaciones.
No se nos olvide que por la infinita corrupción que hemos visto y padecido, la población se hartó y votó por el Comandante Hugo Chávez Frías. No vayamos a regresar al pasado malo de los partidos tradicionales ni a permanecer en el presente muchísimo peor de la chavoburguesía.
Tomemos ejemplo de lo mejor de la democracia anterior y de lo bueno del liderazgo emergente y de la juventud estudiantil que con toda razón vienen pidiendo que les abran paso.
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