El chavismo desencantado busca expresión política

Por Margarita López Maya

Desde hace algunas semanas viene conformándose el Frente Progresista para el Cambio (FPC) por parte de un grupo de organizaciones políticas que se identifican como de oposición al gobierno del presidente Chávez.

El FPC es una idea cuyo origen viene de los bloques parlamentarios que surgieron en la nueva Asamblea Nacional este año. Los bloques de la Asamblea buscan reunir a diputados con posiciones políticas e ideológicas similares, como el Bloque de la Concertación Humanista, donde se aglutinan los diputados de COPEI, Proyecto Venezuela, Convergencia e independientes afines al socialcristianismo; o el Bloque Socialdemócrata, donde diputados de AD, UNT y ABP se ponen de acuerdo en algunas políticas. El caso es que también surgió un tercer bloque parlamentario con Podemos, MAS, LCR y PPT. Se llama el Bloque Progresista. A diferencia de los dos primeros, este bloque tiene, no sólo partidos de la MUD ¬como Podemos, el MAS y LCR¬ sino al PPT que no pertenece a ese paraguas político.

El FPC se creó con el propósito de avanzar la acción política de partidos progresistas más allá de la Asamblea y de los partidos que en ella actúan. El FPC está desarrollando actividades en espacios políticos diversos como los comunitarios, sindicales, profesionales, parroquiales. Se ha estado constituyendo en cada estado del país. También da cabida a muchas más organizaciones políticas. De Frente con Venezuela, el Grupo Ecológico, Vanguardia Popular y Bandera Roja, son algunos que pertenecen al FPC. Ellos se han auto-identificado como progresistas, ¿qué quieren decir por esto? En nuestro país hay una porción muy significativa de venezolanos(as), entre los cuales me incluyo, que vienen de haber sufrido un fuerte desencanto con el movimiento y proyecto político bolivariano, que hoy está reducido a su limitada dimensión chavista. Muchos apostaron por un cambio profundo de nuestra sociedad, por un proyecto de justicia e inclusión social; por una sociedad más igualitaria y libre. En distintos momentos de estos ya doce años estos venezolanos(a) se fueron bajando del tren, y si bien se han acomodado a la polarización política imperante, está claro que ésta no los expresa políticamente. No están a favor o en contra de Chávez per se. Tampoco sienten nostalgias por la hegemonía adeco-copeyana del pasado. Buscan un liderazgo y un proyecto político que sepa ser continuación de los logros libertarios e igualitarios forjados por el pueblo en una lucha sostenida prácticamente desde su ruptura con España. Esto incluye los innegables avances alcanzados por los gobiernos tanto de la ahora llamada 4ª República, como de los del presidente Chávez que conocemos como la 5ª República. Y exige profundas rectificaciones.

Por supuesto, este chavismo desencantado no es un grupo homogéneo. Al contrario, sus identidades políticas pasan por referencias filosóficas, ideológicas, generacionales, culturales, de género y vida muy diversas. Por eso no se llaman de izquierda. No se quieren imponer límites asociados al marxismo o al socialismo, que el siglo XX y este segundo gobierno del presidente Chávez han desprestigiado tanto. Pero está claro que aspiran a cambios sustantivos para las mayorías pobres, empobrecidas y excluidas de este país. Quieren continuar el camino iniciado en 1998 pero truncado en los tiempos recientes. Quieren inclusión sin exclusiones. Y he ahí el gran reto que tiene el FPC. ¿Cuál es el discurso apropiado que hará sentirse representados a estos ciudadanos(as)? ¿Cuáles serían las prioridades que demandan de una agenda política para el 2012 y más allá? ¿Qué comparten con la oposición tradicional al chavismo? ¿Qué continúan compartiendo con el chavismo? ¿Qué partidos o líderes de la oposición les merecen confianza? Las respuestas deben construirse desde una amplia consulta y debate. Es tiempo de darle espacio y visibilidad política a las distintas variantes del chavismo desencantado, que ¬por cierto¬ reúnen una porción de votos que pudieran hacer la diferencia en la contienda electoral de 2012. Dar cara y voz a estos ciudadanos(as) dentro de la oposición política del chavismo es crucial para que se nutra a la sociedad de optimismo y confianza en ella misma, así como para avanzar hacia otra etapa de nuestra accidentada marcha hacia una sociedad más justa y libre.

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