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viernes, 3 de junio de 2011
Esta no es la PDVSA que queremos defender
Editorial del Equipo Productor
La gran polémica desatada cuando el Departamento de Estado de los Estados Unidos en fecha 24 de mayo pasado, impone sanciones a siete Empresas Trasnacionales basado en la “Iran Sanction Act” de 1996 (ISA), reformada en el año 2010 en la “Comprehensive Iran Sanctions, Accountability, and Divestment Act” (CISADA), y en concordancia con las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas 1696 (2006), 1737 (2006), 1747 (2007), 1803 (2008), 1835 (2008) y 1887 (2009) y 1929 (2010), entre ellas a PDVSA, ha desviado la atención de los venezolanos sobre los múltiples problemas que enfrentamos internamente.
Las sanciones impuestas son básicamente dos, la primera es la prohibición de hacer negocios de cualquier tipo con el gobierno de los Estados Unidos, y la segunda es la prohibición de acceder a operaciones financieras de cualquier tipo con la banca estatal norteamericana. No sabemos si a las restantes seis empresas estas medidas las afectan, pero en el caso de PDVSA no aplican ninguna de las dos, inclusive la resolución especifica que no serán sometidas a sanciones las respectivas empresas filiales, en consecuencia nuestra Empresa CITGO, que está basada en el propio imperialismo yanqui, queda exenta de cualquier medida, por ahora.
Estas sanciones en el caso de PDVSA significan un llamado de atención, es decir: ¡pónganse mosca que los tenemos en la mira!, pero sin ningún tipo de consecuencias, mas allá de lo mediático por ahora… Pensamos que están enmarcadas en la venidera campaña electoral para las elecciones presidenciales del 2012, allá en el propio imperio.
El gobierno venezolano respondió mediáticamente, con declaraciones, amenazas, concentraciones, cadenas y desviando la atención de los venezolanos hacia el enemigo externo, es decir hacia el “imperio mesmo”, defendiendo a capa y espada lo que muchos de nosotros consideramos indefendible, la gestión de PDVSA.
Si bien nos unimos a las voces que no admiten que un país extranjero aplique sanciones a una empresa estatal de otro país, de manera unilateral, sin contar con el consentimiento y aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, tampoco defendemos a ultranza a PDVSA y a sus actores por la inadecuada gestión que han desarrollado desde el año 2002.
No estamos dispuestos a defender una empresa que ha elevado su nómina de manera artificial de 40,000 a más de 100,000 trabajadores, sin poder evaluar resultados de ese inmenso crecimiento de su personal.
No estamos dispuestos a defender a una empresa que voto a más de 18,000 trabajadores en el 2003, por ejercer su derecho a huelga, el activo más importante que tenía PDVSA, sin haber cobrado las prestaciones sociales y sin poder retirar su dinero del fondo de la caja de ahorro, por cierto desaparecido por el ilustre Illarramendi y descubierto por los yanquis y enjuiciado por estafa.
No estamos dispuestos a defender a la empresa que ha bajado su producción de 3,200,000 barriles diarios a menos de 2,200,000 según reportes independientes, entre ellos el reporte mensual de producción de la OPEP, de la cual formamos parte.
No estamos dispuestos a defender a la empresa que expolio a decenas de Contratistas, dejando en la calle a miles de trabajadores y a los legítimos dueños de esas empresas, por no estar en capacidad de cumplir con sus acreencias y arruinando la economía de varias zonas del país.
No estamos dispuestos a defender a la empresa que ha cedido campos petroleros de la Faja del Orinoco a los países aliados de la revolución sin criterios técnico económicos que sustentes la adjudicación, asignándoles el 49% del petróleo del subsuelo.
No estamos dispuestos a defender a la empresa que se ocupa de construir casas, mercadear productos alimenticios, fabricar electrodomésticos, pavimentar calles y avenidas, construir refugios para damnificados, en vez de ocuparse del negocio petrolero que es a fin de cuentas el que nos da comer a todos los venezolanos.
Podemos escribir muchos argumentos adicionales para no estar dispuestos a defender la PDVSA roja, rojita que está acabando con nuestra industria petrolera…
Esa no es la PDVSA que queremos defender.
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