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jueves, 7 de julio de 2011
Celebración a distancia
Editorial del Equipo Productor, 07/07/2011
Y llegó el 5 de Julio y, a pesar de encontrarse en el país, el Presidente Chávez debió celebrarlo a la distancia y verlo por televisión.
Uno de los deseos más grandes del presidente, según afirman algunos de sus biógrafos no oficiales y otros tantos analistas, era el de presidir la celebración del bicentenario del 5 de Julio. Sin embargo este deseo solo se cumplió a medias, desde uno de los salones del Palacio de Miraflores, donde no pudo darse su baño de pueblo y realizar una de sus largas y anecdóticas intervenciones; debió conformarse con una breve apertura del evento, flanqueado por el Alto mando Militar, para luego de finalizado el acto, recibir a varios de los presidentes que vinieron a visitarlo, seguramente para percatarse de primera mano, que su benefactor aún podía girar algunos cheques más.
Esto debe servir para confirmarnos que el estado de salud del presidente es, por lo menos, delicado, pues, si como sostienen algunas teorías conspirativas, todo lo de la enfermedad de este es un montaje patrocinado por los Castros para evaluar las reacciones de los diferentes sectores del país, y cazar a algún desprevenido que tratara de pasarse de la raya, más de veinte días fuera habrían sido más que suficientes para reunir información y tomar decisiones, y no habría habido necesidad de perder la oportunidad de regresar como vencedor de la más dura de las pruebas. De hecho, en estas semanas hemos tenido noticia (rumores de pasillo dirían algunos), de que del lado del oficialismo han sido mucho los movimientos. Del lado de la oposición en cambio, salvo algunas excepciones, ha destacado el silencio y el desconcierto ante un escenario que, aunque muchos deseaban, pocos creían que se daría.
En definitiva, el presidente está en un delicado estado de salud, que será confirmado en los próximos días por el reacomodo del gabinete para lograr equilibrio entre las facciones en pugna por el poder, en este sentido, en los próximos días podríamos ver la reaparición de algunos actores de confianza de los hermanos Castro. Se verá el efecto de algunos castigos y premios por comportamiento durante su ausencia, debemos prestar atención a las decisiones que se tomen sobre la situación entre Diosdado y los gobernadores de Anzoátegui y Maturín, esto nos dará una idea de que sector es castigado y cual recompensado.
Seguidamente se debería esperar que el Presidente regrese a Cuba o se interne en el Hospital Militar de Venezuela, para continuar con su tratamiento, el cual, en el mejor de los casos, podría extenderse por varios meses.
Entre tanto, la Unidad Democrática deberá enfrentarse a un escenario que no había considerado, la posibilidad de que el Presidente no se presente a la reelección o lo haga en condiciones muy disminuidas. Ante este escenario, el primer obstáculo que tendrá que superar es el de la visión triunfalista que pudiera darse y que se convertiría en la fuerza centrífuga que disolvería la unidad, y que nos llevaría al fracaso incluso ante un Chávez disminuido.
Una vez superado ese obstáculo, la Unidad democrática debe replantearse todo el escenario y la estrategia, pasando, pero no limitándonos, en la evaluación de la conveniencia o no de adelantar las primarias. Otro aspecto que debería evaluar es la estrategia a seguir para enfrentar las acciones que un Chávez de salud comprometida podría tomar para garantizar su triunfo electoral, estas podrían ser, en orden cronológico, las siguientes:
1. Inhabilitación de candidatos de oposición. Debido a que no puede inhabilitarlos a todos, pues la oposición cuenta con múltiples rostros y el costo político nacional e internacional sería muy alto, pasaría a la siguiente opción.
2. Postergación de la fecha de elecciones. Esto requerirá un gran malabarismo legal que tendrá repercusiones internacionales. De no poderlo concretar por el costo político, pasaría al siguiente escenario.
3. Forzar un estado de emergencia, con la consecuente suspensión de elecciones, que se alargaría hasta que se encuentre en mejor estado de salud.
Estos escenarios serían igualmente válidos si Chávez no puede presentarse definitivamente a reelección, pues en este caso el oficialismo requeriría más tiempo para lograr un candidato de consenso, el cual sería, en todo caso, más débil políticamente que un Chávez enfermo.
En todo caso, nuestros votos son por la recuperación del Presidente Chávez, que pueda cumplir su mandato hasta el 2012, entregue a un presidente demócrata elegido libremente, y que dé cuenta ante la justicia de su administración de más de 12 años.
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