El tránsito: índice de educación y respeto

Por Ing. Carlos Presencia Jurado
Boletín 52 AIPOP

Quienes hemos tenido la oportunidad de viajar a algunas capitales o principales ciudades del mundo desarrollado, no sólo nos maravillamos del tremendo avance tecnológico, de su calidad de vida y del ambiente general de seguridad en cada una de las actividades del día a día; desde la compra o venta de cualquier bien, hasta la realización de cualquier trámite necesario. Sin embargo, una de las cosas que causan mayor impresión en nosotros, los venezolanos, es la disciplina y orden ciudadano en una actividad que nos involucra a todos: El tránsito, tanto del peatón, como de los vehículos terrestres que circulan a nuestro alrededor.

Los semáforos se respetan, los rayados son una garantía de seguridad para todos: conductor o peatón, las ordenanzas, reglamentos y disposiciones se cumplen estrictamente y su incumplimiento o violación son castigados con gran eficiencia y con mecanismos muy seguros y casi imposibles de evadir. Esto se traduce en calidad de vida y todos pueden convivir sin anarquía, con orden, disciplina y logrando que fluya mejor el traslado, tanto de las personas como de los vehículos.

En nuestro país, es algo sumamente común, observar que cuando se abre la puerta de un ascensor, hay un grupo de personas tratando de salir y otro tratando de entrar al mismo tiempo, de frente y unos contra otros. En cuanto al desplazamiento de los vehículos, la educación y práctica que se ha desarrollado con impresionante celeridad, es la del “vivo”, es decir, el que en cualquier congestión, por más pequeña que esta sea, se sale del canal y toma otro, bien sea de sentido contrario o de hombrillo, y por ahí adelanta a todos los que siguen su cola con orden, para luego tirarse contra cualquier automóvil, más adelante, cuando ya no puede seguir en su canal de “vivo”.

Este ciudadano ha recibido tan poca educación, o por lo menos no la ha asimilado, que mientras hace esto, violando los reglamentos, él va pensando … “que pend…… los demás haciendo cola”, y cuando tira la trompa de su carro para volver a la fila, se irrita y gesticula con rabia, si no le dejan meterse a la fila. Esa es nuestra educación hoy.

La formación ciudadana, debe ser una materia prioritaria en nuestro sistema educativo y deben promoverse programas radiales y de televisión, concursos y juegos que incentiven y motiven estos buenos comportamientos y ridiculicen o pongan en evidencia, a los abusadores y permanentes “vivos” que con su comportamiento, anarquizan nuestra vida en las calles y en los lugares públicos.

Este tema es de una importancia tal, que es capaz de modificar comportamientos e ir generando responsabilidad en cada ciudadano, unido al respeto hacia los demás y al cumplimiento de leyes y reglamentos hechos para que podamos convivir mejor.

La anarquía y el caos que vivimos hoy, es una demostración irritante de la falta de educación y de preparación ciudadana, para poder convivir con nuestros vecinos y es urgente educar y preparar de manera intensiva a nuestras comunidades, para poder reflejar al resto del mundo que somos un país educado, serio y responsable.

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