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domingo, 19 de febrero de 2012
3.059.024 por el buche
Por Oscar Lucien, 17/02/2012
Si el teniente coronel Chávez hubiese ordenado a la tropa a cargo del fraudulentamente denominado "sistema nacional de medios públicos" dedicar siquiera 10% que esos medios ocupan en proselitismo y al culto a su personalidad a constatar la masiva presencia ciudadana en los centros de votación, no estuviera en estos trances. Y es comprensible que una persona, aparentemente delicada de salud, a quien todo el día se le ha dicho que a las "primarias de la unidad nacional" sólo acudieron 4 gatos, como se empeñó en mostrárselo todo el día Venezolana de Televisión con la pretensión obscena de invisibilizar la masiva presencia a las urnas, haya sufrido un patatús cuando la Comisión Electoral, en la vocería serena de su presidenta, Teresa Albanes, anunció los resultados preliminares: con 95% de votos escrutados, 3.040.449 venezolanos habían ratificado su apuesta por el cambio.
El susto no era para menos. Semanas tras semanas, toda la programación de la red Discovery Chávez puso en entredicho la realización de las primarias. Haciendo gala de connivencia con organismos de inteligencia del Estado, apelando a escuchas telefónicas e interferencias de comunicaciones electrónicas, los "comunicadores" del Gobierno vaticinaban el fracaso de las elecciones primarias.
Había, según repetían insistentemente, un oscuro acuerdo de factores políticos opositores para imponer un consenso y de esa manera defraudar a la ciudadanía inocente. Al mismo tiempo, a medida que se acercaba el 12F y se hacía inminente la realización de las primarias, cambiaron la matriz de opinión: la escasa participación. Generosos y fungiendo de expertos electorales, pronosticaban una asistencia media de cerca de 500.000 electores. Y el presidente Chávez, que no hace otra cosa cuando no está en cadena que ver estos confiscados canales de TV se creyó el cuento.
Por eso el desacomodo. De allí la chilladera. Es lo que explica la obsecuente decisión del Tribunal Supremo de Justicia de pretender incautar los cuadernos electorales y que, para mayor desgracia, debe contar en su saldo la triste y trágica muerte del joven Julio César Sarmiento.
Hoy, en disposición de la cifra definitiva oficial, 3.059.024 sufragios, podemos evaluar la magnitud del sismo que estremeció "Palacio". Suelo, por disciplina, evitar reproducir el estilo insolente y grosero que en forma sistemática emana desde la más alta magistratura del país y que es moneda corriente en los medios confiscados por el partido de gobierno; de igual manera, soy contrario a la utilización del vocabulario e imaginería castrense para referirnos a asuntos absolutamente relativos a la civilidad: somos ciudadanos y no tropa en un cuartel.
Sin embargo, visto el desespero y sobre todo la destemplada reacción del Gobierno frente a la contundente victoria de la sociedad democrática, ruego al amable lector me dispense la licencia de este título, como una personal y legítima reacción, solidaria con lo que fue una expresión de altísima frecuencia en las redes sociales en las últimas horas, tanto así que la etiqueta #3.040.449 referida al primer boletín alcanzó el primer lugar en el "Trends Topic" global.
"Prefiero la elocuencia de los votos antes que la estridencia de las botas", decía en uno de mis tweets. Basándome también en los mensajes de más alta circulación en las redes sociales, concluyo que los venezolanos votamos contra el obsceno narcisismo del teniente coronel Chávez y de sus abusivas cadenas; votamos contra la aberrante decisión de reenganchar oficiales golpistas, militante declarados de su partido político, en la Fuerza Armada cuando está expresamente prohibido por la Constitución que los militares estén al servicio de persona o parcialidad política alguna; votamos por su insolente declaración de que las FAN son chavistas, votamos contra el desfile del 4-F, aberrante apología de un hecho criminal; votamos contra la reelección indefinida; votamos contra la destrucción del país.
Pero lo más importante, votamos por la reconciliación de Venezuela; votamos por un país de oportunidades para todos; votamos por los pactos necesarios para, juntos, erradicar la pobreza, convencidos de que en medio de tanta inequidad la democracia será excesivamente frágil.
Con emoción vimos en el acto de proclamación del candidato de la unidad nacional, Henrique Capriles Radonski, sin duda alguna el próximo presidente de Venezuela, dos lemas notoriamente visibles: el logo de la unidad, y el emblema "La Venezuela que nos une".
Capriles Radonski lo dijo claro: no seré presidente de un partido.
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