Por
Christian Burgazzi Caracas, 8 de Octubre, 2012
Seguramente es temprano para hacer un
análisis en caliente de los resultados electorales de ayer, pero me siento
obligado a adelantar algunas reflexiones y ofrecer algunas respuestas a las
múltiples preguntas y dudas que estos resultados generan.
En primer lugar, el resultado refleja
que tenemos un país partido en dos toletes, casi iguales en tamaño, uno que
intentó empujar al país hacia el futuro, hacia el progreso, y otro, el
mayoritario, que se mantiene anclado a un liderazgo del pasado, jalando en
retroceso. Esta parte de nuestra gente, sigue creyendo en un líder mesiánico,
populista, clientelar, que los convierte en sujetos pasivos, dependientes, que
los ata a las prebendas que le ofrecen desde el gobierno y a su miedo a
perderlas, lo cual limita sus oportunidades para asumir la conducción de su
propia vida, hacia su bienestar. La otra casi mitad de nuestro pueblo, se
propone progresar por sus propios medios, aspira a la modernidad y encuentra
enormes dificultades para desplegar toda su energía y capacidad, en un entorno
dominado por el atraso.
Los números preliminares indican que
la tendencia que mostraba claramente el cierre acelerado de la brecha entre los
dos candidatos, no alcanzó a cerrarse a tiempo. Lo lamento y me duele.
Agradezco a quienes votaron por el progreso, con esperanza. Señalo que se
confirma que la fuerza de la alternativa, es la que ha crecido de forma
sustancial en los últimos años, y que aún cuando no fue suficiente en este
momento, lo será más temprano que tarde.
Ayer la votación de la oposición
creció más del 43% desde el 2006 (aprox. 1,9 millones más de votos), mientras
que el oficialismo subió menos del 2% (solo unos 135.000 votos más, en el
primer boletín, un decrecimiento en términos reales,) y cayó más de 8 puntos
porcentuales, en relación a su votación porcentual de hace 6 años. En votos la
brecha se redujo en casi 60% (más de 1,7 millones de votos)
El ventajismo extremo y el abuso
descarado del gobierno, que utilizó todos nuestros recursos al servicio de su
causa, fueron los que derrotaron a la oposición venezolana, la cual desplegó
una campaña admirable y que en boca de su extraordinario líder, Henrique
Capriles Radonski, exige Respeto, Consideración y Reconocimiento hacia la mitad
del país, que no está de acuerdo con este gobierno.
El futuro del país no está perdido.
Debemos sentirnos orgullosos por haber apoyado la opción del cambio.
Manteniendo la unidad que nos trajo hasta aquí, la oposición y su liderazgo, la
MUD con Ramón Guillermo Aveledo y todos los partidos de esta excepcional
alianza, recomenzarán la tarea de reconquistarlo, para emprender el camino que
ayer quedó claramente señalado, el que nos conduce a todos al progreso, en paz
y sin confrontaciones y divisiones entre los venezolanos. Pertenecemos todos a
la misma sociedad; ninguno de los dos bloques puede avanzar sin el otro.
No hay vuelta atrás. Hay un camino.
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