Por Carlos
Vilchez Navamuel, 04/02/2013
Algo está pasando en Latinoamérica que no
entendemos, los gobiernos democráticos le entregaron la presidencia rotativa de
la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) al representante de la dictadura más vieja
de la región.
Como saben esta organización fue creada el 23
de febrero de 2010 en una sesión de la Cumbre de la unidad de América Latina y
el Caribe, en Playa del Carmen, Quintana Roo, México. La I Cumbre de la Celac, tuvo
lugar en Caracas, Venezuela, los días 2 y 3 de diciembre de 2011 y tuvo como
objetivo la constitución definitiva y de integración frente a la crisis
económica mundial, la componen 33 miembros dejando por fuera con abierta intención a los
EEUU y Canadá.
El hecho ocurrió el 28 de enero de 2013
pasado en Chile en donde se produjo la II Cumbre de la Celac, allí se le entregó la presidencia “pro tempore” al actual
presidente de Cuba, Raúl Castro.
Lo irónico de este suceso es que según lo acordado en La Carta de Caracas en
el punto 11 dice “Conscientes de la
aspiración común de construir sociedades justas, democráticas y libres y,
convencidos de que cada uno de nuestros pueblos escogerá las vías y medios que,
basados en el pleno respeto de los valores democráticos de la región, del Estado
de derecho, sus instituciones y procedimientos y de los derechos humanos, les
permita perseguir dichos ideales.” http://www.correodelorinoco.gob.ve/wp-content/uploads/2011/12/Declaraci%C3%B3n-de-Caracas.pdf
Mientras ese documento se firmaba en
Venezuela, su presidente Hugo Chávez Frías, el golpista del 92 ha dedicado 14 años
a promover el odio en los venezolanos, dividiéndole -como todos saben- en dos
grandes sectores, y en la Cuba de “los
hermanos Castro” tienen la bota militar puesta sobre sus ciudadanos hace ya 54
años.
Al darle al representante y actual presidente
de la dictadura más vieja de Latinoamérica, Raúl Castro, la presidencia de esta organización que apenas
se inicia y que dice tener como objetivo fomentar la democracia y los derechos
humanos, nosotros nos preguntamos: ¿Qué nos puede enseñar Raúl Castro para
fomentar la democracia y que sabe de derechos humanos? ¿Cuál es el mensaje que
le estamos dando como región al mundo al colocar al representante de la
dictadura más nefasta que haya tenido Latinoamérica en esa presidencia?
¿Estarán preparando el camino para colocar en nuestra región más dictadores?
Producto de esta II Cumbre de la Celac,
Antonio Sánchez García escribió un artículo titulado “Santiago de Chile: la
claudicación de las democracias” en el cual nos describe su sentimiento del
“espectáculo” que allí se produjo, entre
otras cosas nos dice: “Mientras todos los mandatarios presentes se derretían en
saludos a quien ha preferido ir a agonizar a La Habana y entregarle a su
tiranía la tuición política del país antes que afrontar con virilidad la
devastación causada por su mandato y morir en la tierra que lo viera nacer –
una abyección política inolvidable - sólo
una mujer, nacida y crecida a la sombra de la odiosa dictadura estalinista de
la Alemania del Este y perfectamente consciente de la maldad infinita de la que
es capaz esa sabandija que hoy preside una dictadura de 54 años, tuvo la
lealtad y el coraje de despreciarlo pública y ostensiblemente. El
presidente de Chile en representación de sus fuerzas liberales y conservadoras
no mostró mayor incomodidad por la presencia rectora (sic) del tirano marxista.
Tampoco tuvo urgencia alguna en mencionar en su discurso de inauguración las
palabras libertad, democracia, institucionalidad, ley, iniciativa privada, tan
caras a su amigo, el Nobel Mario Vargas Llosa.”
Y continuaba “De
allí que a nadie incomodara la presencia de dos usurpadores, carentes de la más
mínima legitimidad: los impresentables Nicolás Maduro y Elías Jaua, que fungían
de representantes del Estado venezolano, verdaderamente representado por su
Protector in partibus, Raúl Castro. Que lo haría ver con insolencia y
desparpajo cuando en su discurso protocolar y en el mismo espacio osara
amenazar con la brutal represión policial de que sólo él puede ser capaz a la
oposición democrática de la sufriente Venezuela. Convertida por la traición de
un soldado, la complicidad de sus ejércitos, la alcahuetería de sus jueces y la
apatía de sus élites en una satrapía de la última de las miserables sociedades
comunistas del planeta.”
Termina con las siguientes palabras: “La exhibición de obsecuencia, de
oportunismo, de mercantilismo y falta de dignidad institucional de todos los
participantes, con la ya mencionada única y honorable excepción de la canciller
alemana Ángela Merkel, no deja de provocar náuseas.”
Para nosotros la Celac -por ahora- representa solo el interés de un
grupo dirigido desde La Habana y respaldado por los que hoy están en el Palacio
de Miraflores en Caracas y los “yes man” de Bolivia, Ecuador y Nicaragua. La prueba
de ello la hemos visto la semana pasada. Lo que no entendemos es como algunos
gobernantes verdaderamente democráticos no le hayan exigido a los dueños de la
isla caribeña a cambio de recibir su membresía, más apertura y más libertades.
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