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miércoles, 13 de febrero de 2013

Nuevo CNE y restauramos la Constitución


Por Ronny Padrón, 06/02/2013

Así como se lee. La ausencia de un Poder Electoral que goce de credibilidad a los ojos de todos los venezolanos, es a nuestro criterio una de las grandes causas que explican el actual estado de cosas.

Los comicios regionales y nacionales de 1998 constituyen a criterio de muchos venezolanos los últimos eventos electorales donde se contó con un árbitro comicial digno de credibilidad para tirios y troyanos, año en que resultó electo el teniente coronel Hugo Chávez, ello en contra de la partidocracia gobernante. Dicho triunfo nadie lo objetó.

Pero en lo adelante, no ha habido evento electoral sea nacional, regional, municipal, o gremial, que regido por el Consejo Nacional Electoral (CNE) no sea objeto de fundadas críticas en torno a la igualdad, confiabilidad, imparcialidad, transparencia y eficiencia en tal gestión. Y considerando que conforme al texto constitucional Venezuela es un país democrático cuyas autoridades políticas (Poder Ejecutivo y Poder Legislativo) deben designarse por votaciones libres, universales, directas y secretas, lo que a sus vez deriva en la selección de los restantes órganos del Poder Público, resulta fácil colegir la necesidad de un árbitro electoral de plena credibilidad para mantener la paz social.

Cuando en lugar de un Consejo Nacional Electoral confiable para todos, se tiene un Poder Electoral con credibilidad para solo un sector de la población, tienen lugar fenómenos electorales tales como una masiva participación comicial seguida de eventos electorales con abstención mayoritaria, situación vista en Venezuela por vez primera a partir del referendo revocatorio del 15 de agosto de 2004 reiterada al tiempo presente.

Pero no solamente los fenómenos comiciales constituyen la consecuencia única de la falta de credibilidad en el Poder Electoral. De allí deriva también la perenne inestabilidad sociopolítica sello característico de todo socialismo cuando es gobierno y este de Venezuela no iba a ser la excepción, ello en la medida de que esta ideología política resulta siempre inviable y solo se sostiene en gobierno mediante el fraude y la fuerza militar.

Es así como la mayoría nacional mira con desdén la tratativa de un CNE que entienden  cómplice del proceso de destrucción llevado a cabo por el socialismo en gobierno, de allí que siga siendo  la participación electoral la gran duda de todo evento comicial en Venezuela.

Considerando que la desinstitucionalización del país tiene hoy como colofón la instalación de una junta de gobierno en funciones a partir del pasado 10 de enero, lo que avizora sin dudas la profundización de la crisis nacional sea en dirección a una silente esclavitud o bien la violencia política por la liberación nacional, estimamos por demás plausible optar por el camino de la concordia nacional mediante la recuperación de cuando menos uno de los órganos del Poder Público, el Poder Electoral.

Conforme a la Carta Magna, el próximo 28 de abril a tres de los cinco rectores del CNE socialista se les vence su periodo de 7 años. Oportunidad inmejorable para dar inicio a un proceso de restauración constitucional que por complejo deberíamos comenzar desde ya.

La conformación de un Consejo Nacional Electoral atendiendo a la Carta Magna y no a los intereses del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) nos brindaría a los venezolanos la real oportunidad de volver convivir pacíficamente a pesar de nuestras lógicas diferencias, en el marco del Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia contemplado en la Carta Magna, valiéndonos del diálogo y el entendimiento en pro de la paz y el bien común. ORA y LABORA.


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