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viernes, 23 de agosto de 2013
Pero tenemos patria…
Por Golcar, 20/08/2013
Dos y media de la tarde. Hago mi segundo viaje del día a Corpoelec para pagar la factura del servicio eléctrico que muy amablemente amenazaron con cortar vía telefónica, temprano en la mañana. Ya el viernes anterior había ido pero la oficina estaba cerrada a las 12 del mediodía y la taquilla externa, que durante años funcionaba en ese horario, estaba fuera de servicio.
Volví a insistir hoy, a las 11 y media. Nada. La oficina trabaja hasta las 11 y vuelve a abrir a la una de tarde. La taquilla externa continúa sin prestar servicio y sin dar explicación de por qué.
¡Casi 40 números por delante!
Me armo de paciencia y espero entretenido con las redes sociales y los chats del teléfono inteligente.
Cuando, por fin, aparece mi número, el 136, en la pequeña pantalla digital, me acerco a la ventanilla. Me recibe una cara nueva. Una amable y simpática chica a la que nunca había visto. Me dice el monto a pagar. Sacó el dinero y la chica procede a meter en la pequeña impresora la mitad de una hoja tamaño carta para imprimir mi recibo. Es entonces cuando entablamos este corto diálogo. Susurrando entre dientes, pues no es el caso que la chica se vaya a meter en problemas en su trabajo si la escucha algún sapo de los que parecen reproducirse en el país con la misma celeridad que se afianza el Socialismo del Siglo XXI.
Yo: ¿Y esa hoja?
La chica sonríe. Hace una mueca con la boca y levanta los hombros como en señal de fastidio.
Yo: ¿No tienen rollo para la impresora?
Ella: No. Hace tiempo se acabó y no nos han traído más -vuelve a entornar los hombros-. No hay nada. Cada vez es más difícil trabajar.
Yo: Hace poco no llegaba el recibo porque no tenían papel. Luego porque no tenían tonner…
Ella: Sí. Cada vez trabajamos en peores condiciones. La gente se está yendo. Renuncian porque se hace difícil trabajar así.
Yo: Y parece que cada vez se va a poner peor.
Ella: Claro. Y los que nos quedamos nos vamos llenando de más trabajo porque ahora tenemos que hacer lo que hacíamos antes y lo que hacían los que han renunciado, porque no reponen al personal que se va.
Yo: ¿O sea que los cargos que quedan vacantes no son ocupados por nuevos empleados?
Ella: No. No hay plata para pagarles. Entonces nos toca a nosotros asumir esas funciones.
Yo: ¡Carajo, esto es increíble!, porque, además, cada mes cobran más caro el servicio. En mi casa tengo ya 4 meses sin secadora de ropa, 3 sin ducha eléctrica y 2 que no se plancha y en lugar de bajar el monto de la factura; todos los meses aumenta.
Ella: Ya son bastantes los clientes que se quejan de lo mismo y de las multas…
Yo: Este país nos lo volvieron mierda.
Ella sonríe, arquea las cejas, me guiña un ojo, levanta nuevamente los hombros y, sin dejar de sonreír, con ironía, dice:
-¡Pero tenemos patria!
http://golcarr.wordpress.com/2013/08/20/pero-tenemos-patria/
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