Miguel Méndez Rodulfo Caracas, 6 de septiembre de 2013
Planificar es una actividad
fundamental para un adecuado ejercicio del poder. La gestión pública, como
igualmente la privada, requiere ser pensada, analizada, prevista y anticipada;
en ese sentido la planificación pone a la orden de los gerentes, tanto del
sector gubernamental como del empresarial, sus herramientas metodológicas que
permiten definir una misión, establecer una visión estratégica, diseñar
escenarios, definir valores y políticas, determinar competitividades, fijar
criterios de habitabilidad, establecer proyectos, etc.
En general la planificación busca
evitar los errores del pasado, desechar modelos y visiones que ya no resuelven
los problemas de la gente, ubicarse en las tendencias mundiales que apuntan al
desarrollo, armonizar los esfuerzos públicos y privados, darle viabilidad a la
iniciativa individual abriendo cauces a los emprendimientos; coordinar que los
recursos materiales, financieros y humanos se apliquen de forma programada en
el tiempo y con la mayor eficiencia, efectividad, eficacia y productividad;
cuidar que el modelo de desarrollo tenga el menor impacto ambiental posible,
que no afecte negativamente el territorio y que logre ciudades sostenibles y
sustentables.
A pesar de que la planificación es una
actividad fundamental tanto en la esfera individual como en la vida de las
organizaciones, públicas y privadas, es una herramienta subutilizada,
infravalorada y casi ajena en el desempeño gubernamental. Las consecuencias de
haber carecido de un visión estratégica, de una referencia de desarrollo y
progreso, ha implicado un retroceso en la calidad de vida de los ciudadanos,
por lo que es urgente rescatar al proceso de planificación, como la guía, como
el marco de referencia que oriente el desempeño de la gestión pública, a todos
los niveles del Estado, pero sobre todo en el ámbito municipal, nivel de
gobernanza más próximo a la gente, que debe dar respuesta a sus necesidades y
anhelos.
El entramado de planificación en
Venezuela se concreta en un sistema jerarquizado de planes cuya fuente emana de
la Constitución y de un cuerpo de leyes: Ley Orgánica de Planificación Pública
y Popular (2010), Ley Orgánica de Ordenación del Territorio (1983) y Ley
Orgánica de Ordenación Urbanística (1987), así como de reglamentos y otras
normas legales; de manera que planificar es un mandato que le impone el estado
de derecho al gobierno, en cualquiera de sus niveles. Los diferentes planes se
establecen de la forma siguiente: El Plan de Desarrollo Económico y Social de
la Nación, el Plan Nacional de Ordenación del Territorio, los Planes Regionales
de Ordenación del Territorio, los Planes de Ordenación Urbanística y los Planes
de Desarrollo Urbano Local.
El Plan de Desarrollo Urbano Local
(PDUL) es la herramienta más valiosa para orientar la gestión municipal, aunque
sólo 3% de las ciudades del país cuentan con esta guía aprobada por su Cámara
Municipal. Este plan no solamente contiene información sobre desarrollo urbano,
vivienda y vialidad, sino que abarca toda la gama de elementos que interactúan
en el seno de la ciudad de una manera dinámica y continua. Así el PDUL contiene
información municipal sobre aspectos de geología, geomorfología, hidrología,
climatología, pluviosidad, riesgo sísmico, demografía, calidad de los suelos,
uso de la tierra, densidad permitida, agricultura, turismo, educación, salud,
servicios públicos, vivienda, equipamientos urbanos, vialidad, movilidad y
transporte, empleo, etc. Además explica todo el marco de planificación que lo
rige, desde el Pan de Desarrollo Económico y Social de la Nación hasta el Plan
de Ordenación Urbanística, incluyendo normas y reglamentos que lo condicionan.
También incluye la estimación del monto financiero a invertir para poder
implementarlo, así como el Programa de Actuación Urbanística y la Ordenanza de
Zonificación.
Caracas, 6 de septiembre de 2013
Es importante mi aporte en este sentido, dada mi condición de Profesional doctorado en Planificación: el uso de ese esquema, matriz FODA o DOFA, con el debido respeto al autor, es simplista en la Planificación Estratégica. El Plan de Desarrollo de un País, de un Estado y de un Municipio, primero debe estar coordinado y vinculado muy estrechamente y, para ello se necesita mucho análisis y nada mejor que un enfoque y una metodología de mayor envergadura como por ejemplo la Planificación Estratétiga Situacional (PES) o el el Método MAPP para los Municipios. Debemos tener claro aquellos quienes tenemos la gran responsabilidad de formadores de opinión que una de nuestras razones fundamentalísimas se constituye en la educación de nuestros semejantes, de nuestros pueblos en general. Lamentablemente lo estructural y lo coyuntural, en las condiciones actuales de vida de los países, debe irse resolviendo en forma paralela, pues debemos estar conscientes que la deuda social tiene años y años de atraso.Las necesidades y demandas de los ciudadanos y de las sociedades en particular deben ser atacadas con soluciones coyunturales, pero esto no se corresponde seriamente con la planificación. Los problemas estructurales de los países necesitan especial atención, de equipos de trabajo de alto rendimiento, de profesionales de la tecnopolítica, de salas de situaciones, donde de verdad se analicen y se presenten soluciones también estructurales. Generalmente, nos hemos acostumbrado en la región a tratar los problemas en crudo, grave error, por ello Latinoamérica está como está. Quizá el país con mejor perfomance en el tema de la planificación sea Chile, de resto, los demás le hemos dado la espalda a la Planificación. Como dato final, en Venezuela, por ejemplo, la Planificación no es materia de estudio a nivel bachillerato y pregrado, y los postgrados (especializaciones, maestrías, diplomados, etc.) están orientados a la planificación financiera. Los institutos de educación superior que imparten planificación se llaman escuelas de negocios, NO EXISTEN institutos de formación y capacitación para los planificadores del sector público. Es una verdadera desgracia.
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