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sábado, 28 de junio de 2014
El Gran Viraje de la Revolución, Vladimiro Mujica
Por Vladimiro Mujica, 26/06/2014
La oligarquía que dirige a Venezuela desde hace más de 15 años se reinventa, muta y se transforma en una interminable dinámica adaptativa cuyo único propósito es mantenerse en el poder. Mientras el comandante estuvo al mando, estas metamorfosis ocurrían de modo relativamente ordenado, pero su desaparición ha permitido que las distintas corrientes dentro del chavismo se disputen de una manera cada vez más pública la conducción de los asuntos públicos.
El último episodio de la discordia interna es especialmente significativo porque involucra por un lado a los dinosaurios históricos, encabezados por Giordani a quien ahora se le une Héctor Navarro, y, por el otro, a una corriente especialmente voraz que parece estar vinculada al así llamado “grupo francés” dirigido por Temir Porras y Maximilien Sánchez.
Aparentemente la razón para llamarlos así no tiene nada que ver con su nacionalidad, ambos son venezolanos, sino con una cierta conducta irritante para los reconocidos puristas del lenguaje que son los chavistas, de estar hablando entre ellos en francés. Me apresuro a aclarar que todo esto es tan sólo una conjetura, porque es extremadamente difícil llegar a conclusiones definitivas con el tipo de información fracturada que emerge de la caja negra del chavismo.
A pesar de lo fragmentado de la información, a lo cual se le une una significativa visita, reseñada en Aporrea, de consejeros económicos ligados al Bank of America, lentamente se va ensamblando un rompecabezas que parece indicar que seremos pronto testigos de una serie de medidas económicas que significarían el triunfo del grupo francés, el cual sostiene que para salvar a la revolución es necesario retornar a un esquema económico capitalista, sobre la de los dinosaurios que han literalmente destruido el aparato económico y productivo venezolano. Todo ello ante la mirada atónita del planeta, incluidos importantes aliados del gobierno venezolano, que no terminan de entender cómo uno de los países potencialmente más ricos del mundo padece de tantas penurias económicas y sociales. Pero como si hicieran falta razones para el asombro ante los hechos en sí, ahí está la carta de despedida de Giordani que pretende justificar este desastre en las buenas intenciones de la revolución.
Pero hay un aspecto de todo esto en el cual conviene detenerse. A pesar de todas sus diferencias, tanto el grupo de los dinosaurios como el agresivo grupo francés insisten en que es necesario un liderazgo fuerte. Cada uno, a su manera, añora los tiempos del comandante, cuando éste decidía por todos, y se lamenta de la carencia de liderazgo exhibida por Maduro. En otras palabras, ambos grupos dan por sentado que para avanzar sus respectivas agendas es necesario mantener el autoritarismo y la sujeción de todas las instituciones del Estado al partido-gobierno bajo la égida de la alianza cívico-militar. Cada uno a su manera le recuerda a Maduro que Chávez nunca se planteó una dirección compartida del proceso.
Malas noticias para Venezuela y los venezolanos. Las dos tendencias que parecen estar pugnando por el poder en el interior del chavismo, no difieren en lo más mínimo en un elemento fundamental para la reconciliación del país: el restablecimiento de los mecanismos constitucionales para la dirección de los asuntos de la nación.
Ambos grupos no solamente representan la misma visión antidemocrática de imposición, sino que le exigen directamente a Maduro que asuma con fuerza y energía el ejercicio del poder.
En otras palabras, independientemente de cuál visión se imponga sobre la conducción económica, esta vendrá acompañada de represión y restricciones a las libertades políticas.
En un cierto sentido, pareciera que el chavismo está preparando su propia versión del Gran Viraje que en su momento anunciara Carlos Andrés Pérez, solamente que esta vez el viraje sería para llevarnos del esquema cubano de represión e imposición comunista acompañado de restricciones económicas, al esquema chino, igualmente restrictivo pero exitoso en el terreno económico. Del paraíso prometido cubano, un socialismo estéril y empobrecedor, al capitalismo chino regentado por el partido comunista. De Guatemala a Guatepeor, si cabe la expresión.
La hipótesis de El Gran Viraje hacia el esquema chino permitiría entender muchas cosas que están ocurriendo en Venezuela, incluyendo la promesa de Ramírez sobre el cambio único del bolívar y el aumento del precio de la gasolina, así como otras golosinas para recuperar la confianza de los inversionistas internacionales y devolver sectores básicos de la producción a manos privadas para ver si se los rescata del marasmo de la posesión estatal. Exactamente de lo que Giordani y sus dinosaurios están acusando al grupo francés.
Para la oposición es esencial entender todos estos movimientos en su justa medida y no permitir que quienes se creen dueños y señores del país puedan realizar su viraje con costo nulo para sus pretensiones de eternizarse en el poder.
Sobre todo porque este cambio de rumbo puede crear la sensación falsa de que las cosas van a mejorar y darle un respiro completamente inmerecido al atribulado pero todavía muy fuerte régimen.
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