MUD 04 de septiembre de 2014
Los anuncios del día de ayer, 2 de
septiembre de 2014, constituyen un reacomodo burocrático en la estructura del
gobierno sin que ello implique la resolución de la profunda crisis económica y
social que padecen los venezolanos.
La rotación de ministros sin un cambio
en las orientaciones fundamentales del modelo económico y social vigente con
toda seguridad va a acentuar los signos de la crisis, traducida ésta en caída
de la actividad económica, elevada inflación, devaluación del bolívar, escasez
de bienes, clima de inseguridad personal y deterioro de los servicios públicos.
Maduro desperdició una clara
oportunidad de presentar ante el país un conjunto de acciones encaminadas a
darle respuestas a problemas acuciantes de los venezolanos. Se dedicó más bien
a presentar un país que solo existe en su imaginación, a realizar cambios
cosméticos y a seguir engrosando el ya frondoso
e ineficiente aparato estatal con la creación de seis (6) nuevas
vicepresidencias. Ministros desgastados en la acción de un gobierno
incompetente fueron trasladados a otros cargos, totalmente ajenos a los que
anteriormente desempeñaron, en una señal clara de la improvisación en esas
designaciones. Un elemento que sobresale en los nombramientos es el sectarismo
con el cual el partido de gobierno maneja la conformación del tren ministerial,
dando cabida en el mismo exclusivamente a militantes del PSUV y a militares.
La escasez en lugar de reducirse, se
extiende como un cancer que abarca todos los bienes necesarios para la vida
como son los alimentos, las medicinas, material hospitalario, repuestos, insumos
de construcción, vehículos, aceite de
motor, equipos, electrodomésticos y un largo etcétera.
Aunque los venezolanos esperaban que
Nicolás Maduro, delineara medidas en materia económica coherentes para
disminuir la inflación, restaurar la sanidad de las finanzas, mejorar el
abastecimiento de alimentos, medicinas e insumos y recuperar el poder
adquisitivo de los salarios, optó el gobierno por ratificar el curso de un
modelo económico y social fracasado que ha sumido al país en una crisis
desconocida para los venezolanos. Ese modelo estatista e ineficiente es el
principal responsable de las penurias que hoy padecen los venezolanos. Debido a
la ausencia de acciones concretas de política económica, el país corre el
riesgo cierto de que la inflación se desborde y que el bolívar continúe su
curso devaluacionista que ha experimentado en los últimos meses.
Con más burocracia, con más amenazas y
con más controles represivos no se va a resolver la insuficiencia de la
producción, la inflación desbordada, la escasez y la crisis económica que nos
golpea cada día más! Venezuela necesita
un cambio de modelo que la enrumbe por el camino del Progreso, de la creación
de nuevas oportunidades de empleo para los millones de jóvenes que se
incorporan a la vida productiva.
La Mesa de la Unidad Democrática ha
sido clara y precisa con los venezolanos. Nuestra propuesta se orienta a la
creación de una economía sana y solidaria al servicio del pueblo. Para que ello
se materialice, se requieren acciones para bajar la inflación, aumentar la
producción nacional, elevar la competitividad, crear empleos de calidad y
mejorar la cantidad y calidad de los servicios públicos. Nada de esto lo puede
hacer este gobierno, ya desgastado y sin capacidad de instrumentar los cambios
que el país exige.
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