EWALD SCHARFENBERG Caracas 3 SEP 2014
El
hasta ahora presidente de PDSVA, Rafael Ramírez, es el nuevo canciller
venezolano en sustitución de Elías Jaua
Llegó la hora del sacudón.
Se pospuso un mes, y la intriga se mantuvo 15 días —el plazo transcurrido desde que el gabinete del presidente de
Venezuela, Nicolás Maduro, puso sus cargos a su disposición—. Y no fue
hasta esta noche que el mandatario anunció sus muy esperadas medidas para la
reestructuración de su Gobierno, en un discurso transmitido por cadena
nacional.
A pesar de las expectativas, y de que el propio
mandatario calificó el conjunto de medidas como el umbral de una
“nueva fase de la revolución”, sus decisiones parecieron limitarse a un nuevo
acomodo de la clase burocrática y la creación de prebendas para satisfacer a
las distintas facciones que se disputan el poder al interior del chavismo.
Maduro encargó a finales de junio un
estudio sobre la funcionalidad del Gobierno al ministro de Industrias, Ricardo
Ménéndez, y a Orlando Borrego, un economista y excolaborador de Ernesto Che Guevara
enviado por el Gobierno cubano como asesor. La misión explícita del encargo era
la de identificar posibles áreas de mejora para superar ineficiencias y ofrecer
mayores oportunidad para que “el pueblo ejerza el poder”. Los resultados de ese
informe debieron conocerse el 15 de julio, pero entonces el presidente
venezolano concedió una prórroga de un mes.
El sucesor de Hugo Chávez dijo esta
noche de martes que, como resultado de las recomendaciones del estudio,
reagruparía los entes del Gobierno central para impulsar cinco “revoluciones
dentro de la revolución”: la económica, la del conocimiento, la de las misiones
socialistas, la del Estado y la del desarrollo territorial del socialismo. Sin
embargo, sus siguientes anuncios lucieron de menor calado que lo prometido.
Entre los anuncios estuvo la creación
de algunas vicepresidencias sectoriales que quedaron asignadas a caras ya
conocidas del Gabinete Ejecutivo. En los enroques burocráticos, quizá el más
llamativo fue el que desplazó, tras una década de hegemonía en el vital sector
petrolero, al hasta hoy ministro de Petróleo y Minería y presidente de la estatal
PDVSA, Rafael Ramírez, a la Cancillería y a la nueva vicepresidencia “de
Soberanía Política”, a la que se le encomienda la reforma operativa del
Gobierno. En la cartera de Energía queda como titular Asdrúbal Chávez, primo
del fallecido comandante revolucionario, y en la compañía petrolera oficial, en
sustitución de Ramírez, seguirá uno de sus escuderos, Eulogio del Pino.
También se crearon otras dependencias
de nombres rimbombantes como la nueva Vicepresidencia de Vivienda, Hábitat y
Ecosocialismo. El excanciller, Elías Jaua, pasa a ocupar la también recién
creada Vicepresidencia de Desarrollo Territorial del Socialismo.
Durante su alocución de casi tres
horas, Maduro evitó hacer aparecer sus anuncios como una respuesta a la
desesperada situación económica que atraviesa Venezuela, con una pertinaz
escasez de bienes de consumo, una inflación de magnitud desconocida —el Banco
Central no deja conocer las cifras desde junio— pero cuyos efectos se sienten
en la calle, y una parábola en franco curso hacia la recesión.
Por el contrario, el presidente
venezolano se refirió a factores estructurales, como los restos “del estado
burgués y su burocracia”, a los que ahora convendría enfrentar de modo de
garantizar “la irreversibilidad de la revolución”.
En ese sentido adelantó un mayor apoyo
a las comunas y la implantación de Consejos Presidenciales de Gobierno Popular,
organizados por sectores socio-productivos, como parte de una nueva estructura
de gobernanza local a la que, dijo, “soñamos con dar rango constitucional algún
día”.
Apenas se refirió al aumento de los
precios de la gasolina y otros combustibles en el mercado interno, que aseguró
se llevará a cabo “en el momento indicado” y “con sentido humanista”. Acusó a
las agencias AP y Reuters de pretender imponerle una agenda de programa
económico, pero se quedarán esperando”, dijo, “pues tengo la certeza absoluta
de que el modelo social y económico de la revolución bolivariana es exitoso”.
Diversos medios, haciéndose eco de menciones por parte de voceros oficiales,
han venido especulando en las últimas semanas con la inminencia de un ajuste de
precios en los combustibles, y la venta de los activos de Citgo —una filial de
la estatal PDVSA — en Estados Unidos, como acciones inmediatas que el Gobierno
venezolano emprendería para aliviar sus estrecheces fiscales.
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