Páginas

lunes, 1 de septiembre de 2014

Tango biométrico, @jesusalexis2020


Econ. Jesús Alexis González, 25/08/2014

Genera un gran desconcierto y honda estupefacción, observar como ciertos temas de elevado impacto en la tranquilidad social son abordados por el Ejecutivo Nacional bajo improvisados ensayos de políticas públicas, donde priva tanto un interés clientelar como una intención de desviar la atención sobre un aspectomedular: la escasez de alimentos y otros productos básicos.Es así, que hace poco más de 10 días el Gobierno Nacional anunció la decisión definitiva e irreversible de instrumentar (antes del) el 31-12-2014 un Sistema Biométrico (SB) (sin referencia sobre planes agropecuarios y agroindustriales), cuyo funcionamiento (no explicado) indujo un inmediato resquebrajamiento en el mapa cognitivo de la mayoría de los ciudadanos, que muy poco conocen de biometría pero si mucho de escasez y desabastecimiento. La población fue notificada oficialmente  y de forma categórica, que no sería un racionamiento ya que todo aquel que compra razonablemente no verá la diferencia, distinto a aquel que compra un producto hasta 20 veces (soslayando soterradamente que para ello es necesario que existan  bienes y servicios); señalando adicionalmente que el SB facilitaría atacar el contrabando dentro del territorio nacional (sic), así como para enfrentar la indebida demanda de los productos en circulación por parte de los trabajadores del sector informal. Tal enfoque, emanado de los Ministerios de Alimentación y de Ciencia y Tecnología, lo revierten casi de inmediato (costo político?) habiendo transcurrido apenas una semana del trascendente anuncio y se le aplica una primera modificación para conducirlo hacia un sistema voluntario para la compra (tantos kilos de, tantos litros de, tantas unidades de, etc.) de 23 productos ofertados en los Abastos Bicentenario, Pdval y Mercal (acción sensata pero igualmente violatoria de la soberanía alimentaria establecida en la CRBV).

Ante la duda razonable en relación al funcionamiento futuro (o no) del SB, consideramos pedagógicamente necesario abordar sucintamente el tema de la Biometría (aplicada en el mundo por centenares de años), entendida como una tecnología que permite de forma automática la identificación (p.ej cedula de identidad) y la verificación (p.ej huellas dactilares) de la persona bajo la condición de estar presente, y cuyos datos se  encuentran capturados en una base de datos central (captahuellas para el caso venezolano); es decir, la identificación y verificación para el caso en comento, es sólo posible comparando la muestra biométrica con los archivos de alguna base de datos que contenga tanto la cédula de identidad como la huella dactilar. Nos emerge una primera duda: ¿quésucederá con aquellos ciudadanos cuyas huellas no estén capturadas o no posean cédula de identidad?Continuemos. El pretendido  (o suspendido) SB, constituye en la práctica uncontrol directo al consumo, realidad que nos origina otra dudaante la obviedad de una escasez de alimentos inducida por deficiencia en la oferta: ¿cuál efecto positivo tiene sobre el desequilibrio diferenciar entreconsumidor biométrico y consumidor terráqueo? La respuesta resulta evidente: ninguno; más aún le añade dificultades e insatisfacciones a los estratos sociales menos favorecidos (resultado contrario a la justicia social).

A tenor de lo expresado, sostenemos que en lugar de estar dedicando esfuerzos intelectuales y financieros para desarrollar un SB en procura de alcanzar una excelente distribución de la escasez, resulta más conveniente ejercitar (más temprano que tarde) un ejercicio de autocrítica en relación al modelo productivo del socialismo bolivariano (de marcada indefinición epistemológica) que ha convertido a Venezuela en un país importador (que en el caso de los alimentos es responsabilidad casi exclusiva del sector público, ahora centralizada en la Vicepresidencia Ejecutiva)que igualmente conforma controles de precios y ganancias en un mercado inflacionario que dificulta  la obtención de beneficios normales; propiciando una escasez asociada a un desabastecimiento en rubros básicos como consecuencia de una parcial demolición  del tejido productivo, que al propio tiempo se traduce en una tendencia inflacionaria que en el caso de los alimentos, según el BCV, la anualizada a mayo 2014 fue de 76,3% (que con toda seguridad superará el 100% a finales de año) mientras que el índice promedio de escasez superó el 20%.

En fin, un sistema clientelar sobrepuesto al normal desenvolvimiento de la economía (e igualmente ausente de un sistema económico) que niega tanto la presencia de la iniciativa privada como del mercado en su rol de mecanismo impersonal de distribución de lo producido (y de la determinación de los precios relativos), ha convertido al Gobierno, sin ninguna posibilidad de éxito, en empresario, comerciante, importador, y en algo más grave: planificador y conductor de las necesidades sociales, con fundamento en el Estado socialista. Dicho enfoque, propiciador a ultranza de una terca y titánica transición hacia un Estado Comunal, bajo las bondades que brinda ser un Estado petrolero (con rentismo expandido) que no ha dependido históricamente de la sociedad habida cuenta que sus exportaciones han representado más del 96% del total exportado nacionalmente; se encuentra hoy en aguda crisis ante la caída de la producción petrolera desde unos 3,3 millones de barriles diarios (mbd) en 1997 hasta 2,3 mbd en 2014, de los cuales sólo se exportan cerca de 1,3 mbd (la diferencia se destina a la cancillería petrolera y al consumo interno), lo cual obviamente se ha traducido en menor generación de riqueza (bienes y servicios) equivalente a una escasez que no puede ser superada intentando instaurar un SB en aras de distribuir cada vez menos riqueza entre mucho más cantidad poblacional.


Econ. Jesús Alexis González
@jesusalexis2020


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico