Por Gustavo Yepes,
08/09/2014
En los cuarteles existe
lo que se llama la cadena de mando: El de rango más alto manda a sus
subordinados inmediatos y esa cadena va bajando hasta que llega a la tropa, a
quien sólo le toca obedecer. En Venezuela funciona igual. Cualquier funcionario
del régimen manda y todos los ciudadanos debemos obedecer, porque somos
considerados como tropa.
En los cuarteles, la
tropa come lo que haya. No tiene derecho a seleccionar. En Venezuela, los
ciudadanos comemos lo que encontremos. Perdimos el derecho a seleccionar.
En los cuarteles, la
tropa no puede salir de paseo cuando le provoca. En Venezuela no podemos salir
de paseo o de negocios cuando nos provoque o tengamos necesidad.
En los cuarteles se
castiga a quien no le hace caso al superior, no importa cuál sea la orden
impartida. En Venezuela también.
En los cuarteles no se
puede criticar a los superiores so pena de sanción. En Venezuela es igual.
En los cuarteles no se
puede protestar. En Venezuela tampoco.
En los cuarteles hay que
formarse y marchar. En Venezuela hay que formarse y marchar al ritmo de la cola
de turno.
En los cuarteles se vive
como si siempre existiera una guerra contra un enemigo. En Venezuela también.
En los cuarteles, todos
visten igual. En Venezuela, si no vistes igual, eres el enemigo.
En los cuarteles la
tropa no puede salir de noche porque los castigan. En Venezuela, tampoco
podemos porque nos matan.
En los cuarteles es
obligatorio escuchar al superior cuando a él le dé la gana. En Venezuela el
régimen pretende que todos los ciudadanos hagamos lo mismo.
Para ser militar, un
buen militar quiero decir, hay que tener vocación. La profesión se dignifica
cuando esa vocación está ligada a ideales nobles como servir y defender la
patria, y se pervierte cuando se persiguen objetivos distintos. En Venezuela se
pretende que todos actuemos como si fuéramos militares, con una inmensa tropa
de ciudadanos. No importa la vocación del ciudadano sino la vocación del jefe y
esa es la gran perversión de quienes hoy nos desgobiernan. De allí nacen todas
las demás perversiones.
Leyendo un reglamento
disciplinario de la FAN me encuentro con un artículo que dice: “El que manda
deberá a todo trance hacerse obedecer de sus subordinados”. Me pregunto qué
significa “a todo trance” en el argot militar, porque en cristiano
significa “sin reparar en riesgos”, “a pesar de todos los obstáculos
o daños”. ¡Bingo! Este simple párrafo me ha hecho entender la esencia misma
de la “democracia socialista”. La tropa, el ciudadano, debe obedecer “a
todo trance”. De lo contrario, hay que perseguirlo, descalificarlo,
gasearlo, agredirlo, apresarlo, aislarlo, torturarlo.
Los venezolanos, en
general, no tenemos vocación de tropa. Llegará el día en que la gran masa de
ciudadanos se rebele y asuma el mando que en realidad le corresponde. Ese día,
los que hoy mandan, sentirán el peso de la justicia, de la verdadera justicia.
@gyepesven
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico