Editorial UNT
Internacional 06 de febrero de 2015
Es
terrible tener que afirmar que “a Venezuela nadie la quiere”, ni siquiera los
propios venezolanos viéndola postrada, quebrada, arruinada, empobrecida a
niveles demenciales y devastada por la desastrosa gestión corrupta e inepta de
los bolivarianos que la han convertido en un trasto viejo, no obstante,
continúan con la misma indiferencia y el mismo sometimiento interior que los ha
traumatizado y les ha hecho perder la capacidad de reaccionar, que no sea solo
el rumiar su desgracia en su casa, con el vecino o el compañero de cola en la
escasez, pero hasta ahí, con lo cual el gobierno bolivariano está convencido de
que la gestión gubernamental es buena, a pesar de los pajarracos agoreros de
las encuestadoras, los economistas y los políticos de derecha entregados al
imperialismo yanqui y ¡Apátridas!, A pesar de que ellos, están sometidos por
los cubanos y entregados financieramente a los chinos, sin embargo, siguen
pensando y afirmando ante la pasividad y negligencia del pueblo venezolano,
¡Tenemos Patria! Lo increíble es que su gente todavía se lo cree.
Vivimos
la peor crisis política, económica, social y moral que conozca la historia de
nuestro país. Hemos llegado al extremo de que estamos en la lista de
colaboradores con el terrorismo, se nos acusa de ser prácticamente un
Narco-Estado y nuestra principal industria y sostén del país, PDVSA, la señalan
de blanqueadora de capitales. Un magistrado de la Corte Suprema de Justicia y
ocho Oficiales de la Casa Militar se entregaron a la DEA, con el agravante, que
uno de ellos fue el único que permaneció a su lado hasta la muerte de Chávez y
como si viviéramos en un verdadero realismo mágico señaló que el Comandante
Eterno y Galácticos de los bolivarianos no murió el 5 de marzo sino el 30 de
diciembre a las 7:30 pm, a pesar de que, de comprobarse la veracidad de la
información, todos los actos de gobierno, incluidas las elecciones, son
absolutamente nulos e írritos, ¡pero aquí nada pasa! el país nacional está
anestesiado preocupado solo por las colas y el adquirir alimentos, lo más
triste, la oposición peleándose para ver quien asume el liderazgo, si es el que
está preso por sacrificarse o lo que están afuera negociando o no su
sobrevivencia, etc., etc. La verdad de la bailarina, es que ni el gobierno ni
la oposición representan esa aspiración interna para mover los cimientos profundos
de la gente, que no tardará en hacer explosión y que los sectores políticos de
una u otra tendencia, que nada han hecho para que se produzca, tomarán para sí
los acontecimientos, de la misma manera que los sectores económicos aparecerán
reivindicadores, no para empinar a Venezuela de su desastre sino para
resarcirse de 10 años de vacas flacas y persecuciones. Pero lo que si es
cierto, es que nadie dice cómo piensan sacar al país de este marasmo en que nos
han sumergido y menos, en asumir la responsabilidad de haber permitido que
llegáramos a donde hemos llegado.
La
Comunidad Internacional tiene 15 años mirando los toros desde la barrera,
algunos gobierno aprovechándose de la desnaturalización de quienes nos han
gobernado pero han logrado mejorar a sus países, otros indolentes viendo el
hundimiento del país con satisfacción y los menos, angustiados pero incapaces
de asumir el rol que le corresponde como lo hicieron los gobiernos democráticos
venezolanos en su momento, en fin, quizás los más preocupados han sido los
partidos políticos afines a los de la democracia venezolana, que solo se han
pronunciado y finalmente han comenzado a asumir un rol más activo para impedir
las desgracia que se avecina al país presionando a sus gobiernos. Hoy por hoy,
nos está pasando, lo que los panameños reclamaban a la Comunidad Internacional
en su época con la Narco-dictadura de Noriega. Para deshonra de los venezolanos
va hacer la naturaleza misma de la caída de Noriega la que empuje
definitivamente el derrumbe de esta autocracia que ha perdido su base de
sustentación y la razón de ser, pues de la misma forma como el país entero ve
su hundimiento y la perdida de los valores éticos y morales, igualmente los
sectores militares y sus familias, que los hay y son la mayoría, igualmente lo
ven y lo sienten. Si a pesar de toda la desgracia de las siete plagas que nos
han caído encima no hay reacción del país nacional y el político, podemos
afirmar sin lugar a equivocarnos que “a la pobre Venezuela, nadie la quiere”.
Secretaría
de Política Internacional del Partido Un Nuevo Tiempo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico