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martes, 24 de febrero de 2015

Los sepultureros, @Tamara_Suju


Por Tamara Suju, 22/02/2015

Mucho se ha hablado acerca de “La tumba”, cárcel ubicada a 5 sótanos por debajo de la tierra en el Sebín de la Plaza Venezuela en Caracas, donde se encuentran detenidos 3 jóvenes en condiciones infrahumanas. También ha sido noticia el encierro en Leopoldo López y Daniel Ceballos en las celdas de castigo o “tigritos” de la cárcel militar de Ramo Verde, luego de que sus celdas fueran violentadas por un comando de uniformados encapuchados que luego de varios intentos, destrozaron los candados que ellos mantenían por dentro -tratando justamente de evitar allanamientos violentos a sus celdas como ha ocurrido en otras oportunidades- y acabaron con todo lo que consiguieron a su paso, que no era mucho, pues en un hueco que mide 2x 3 mts, sólo pueden guardarse fotos, algunos libros y objetos personales, pero que son de mucho valor para quienes permanecen en esas terribles condiciones.

De lo que poco se habla es de aquellos que dan la orden, de aquellos que conocen de lo injusto de estas situaciones y de quienes las ejecutan o permiten que sucedan sin que les tiemble el pulso o se les arrugue la frente, convirtiéndose esto en una cadena de actitudes de complicidad por acción u omisión. Y yo me voy a permitir llamarlos “sepultureros”, porque son los enterradores de los derechos humanos hoy en Venezuela. Porque hay que ser bien insensibles e inhumanos para permitir por ejemplo, que 3 jóvenes permanezcan “enterrados” a por lo menos 20 metros por debajo de la superficie, sin sol, sin ventilación, recibiendo torturas físicas y psicológicas “suaves”, que lentamente van haciendo estragos en sus cuerpos y mentes, y no inmutarse ante sus solicitudes a pesar de haber iniciado una huelga de hambre que al momento de escribir ésta columna, ya suma 14 días.

No se necesita ser experto para saber que de lejos, estas celdas no guardan ni una sola de las condiciones que establecen por ejemplo, las Reglas mínimas para el tratamiento de reclusos de la Organización de Naciones Unidas. Y tampoco hay que excusar a los responsables de que esto esté sucediendo. Desde la presidencia de la República para abajo, se conoce de esta situación. Según el Decreto N° 9.308 emitido en diciembre del 2012 por la Presidencia de la República, el Sebín se adscribe a la Vicepresidencia de la República, es decir, está bajo la dirección de ese despacho, siendo un órgano desconcentrado, con capacidad de gestión presupuestaria, administrativa y financiera.

Por lo tanto, son sepultureros de estos muchachos -y de cualquier persona que en lo delante sea llevado a ésta cárcel- tanto los comisarios que se sientan a vigilar las cámaras que los filman durante las 24 horas del día, o quienes requisan a sus padres y abogados cuando acuden a la visita, así como también el mismo Vice Presidente de la República Jorge Arreaza, el Director del Sebín Gustavo González y todos los que forman parte de la cadena de mando del Sebín Plaza Venezuela hasta llegar al celador. Yo quiero creer que entre estos “hombres de negro” todavía hay quienes conservan valores humanos y tienen alguna sensibilidad y son capaces de indignarse ante la injusticia y la crueldad. Porque de aquellos que disfrutan de la situación de éstos jóvenes y por ejemplo no acuden a su llamado cuando tocan el timbre para que los saquen al baño, o les bajan aún más el aire acondicionado para castigarlos toda la noche, o intentan quitarle el único libro que tienen para leer, simplemente no hay mucho que decir, porque así como actúan ante actos crueles que no parecen graves pero que terminan siendo torturas blancas, pueden terminar como aquellos que le pusieron electricidad en todo e cuerpo a Carlos Ayala por ejemplo, o quienes colgaron a Gerardo Carrero por los brazos para luego caerle a golpes con un palo en las piernas.

En cuanto a los sepultureros de Leopoldo López y Daniel Ceballos, las esposas y abogados le han puesto el nombre y apellido al que encabeza las acciones: Cnel. Homero Miranda, director del Centro de Procesados Militares CENAPROMIL. ¿Pero a quien responde Homero Miranda? Según el organigrama del Ministerio de la Defensa, éste centro de reclusión militar responde a la Defensoria Pública Militar -que ironía – que a su vez está adscrita al Vice Ministerio de Servicios, Personal y Logística, que responde finalmente al Ministerio de la Defensa. Es decir, el Cnel. Miranda no está sólo en estas crueles y degradantes acciones contra estos venezolanos.

Si profundizamos un poco en el significado de aquella frase que pronunciara el actual Ministro de la Defensa, G/J Padrino López, cuando tildó de “hermosisima” la resolución que permite el uso de armas mortales en las manifestaciones públicas, contraviniendo no sólo lo que manda la Constitución Nacional sino también todos los Convenios que en materia de DDHH ha firmado y ratificado Venezuela, pudiéramos comprender entonces como piensan algunos de estos oficiales que hoy detentan alguna jefatura, incluyendo una cárcel, y están al frente de la peligrosa y malvada actuación de un grupo comando que de forma cobarde, encapuchados para que nadie los identifique, entran a las celdas de dos venezolanos que además están injustamente encarcelados y que deberían estar libres según sendas resoluciones del Grupo de Trabajo sobre La Detención Arbitraria de las Naciones Unidas, y a la fuerza, los someten entre muchos, a cada uno individualmente, para luego llevarlos como trofeo hasta las celdas de castigo, donde permanecerán sin luz, sin buena ventilación, sin espacio para estirarse e incomunicados por tres semanas sin ver a sus seres queridos.

Al momento de escribir este artículo, un comando de sepultureros armado del SEBIN allanaron (sin ninguna orden judicial) de forma violenta las oficinas del Alcalde Mayor Antonio Ledezma, y procedieron a secuestrarlo -porque cuando no hay orden de aprehensión se llama secuestro- sacándolo esposado entre la multitud a la que repelieron con tiros al aire. Su abogado informó que presuntamente había sido trasladado al Sebín de la Plaza Venezuela, pero que ningún funcionario informaba al respecto, a pesar de que permanecieron toda la noche y la madrugada a las puertas de ese organismo policial.

Cuando pienso en esto que he escrito, lo hago no sólo con indignación, sino con profunda tristeza. Jamás imaginé la descomposición de los valores de estas personas que con alevosía y hasta con sadismo, maltratan a sus propios compatriotas, o lo permiten silenciosamente, convirtiéndose en cómplices. ¡Ninguno tiene excusa! Lo que si quiero decirle al resto de mis compatriotas es que estos sepultureros son la excepción. Que aunque no entendamos de donde sacaron tanto odio y resentimiento y sepamos que están por todo el país, no son la mayoría. Y es bueno que ellos sepan que la MAYORIA de los venezolanos rechaza sus acciones. Que el venezolano es gente buena, gente solidaria, que se levanta muy temprano a trabajar y que procura siempre un mejor futuro para sus hijos. No permitamos que la conducta de los sepultureros provoquen reacciones que envilezcan a la gran mayoría de gente buena de este país.

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