Por Eddie Ramírez, 20/02/2015
Todos los dictadores tratan de guardar algunas apariencias. Pérez
Jiménez se hacía llamar presidente constitucional, a pesar de que era un
presidente de facto impuesto por un Consejo Electoral servil. Su régimen
evitaba que trascendieran a la opinión pública, nacional e internacional, los
asesinatos, torturas y encarcelamiento de sus opositores en ergástulas
inhumanas. Su labor se facilitaba por el terror que inspiraba a los medios de
comunicación y a los ciudadanos en general.
Maduro también es presidente de facto. Al igual que el difunto, desde
Miraflores ha impartido instrucciones para que sus paramilitares y la Guardia
Nacional arrojen “gas del bueno” y, más grave aún, para que controlen las
manifestaciones usando armas de guerra. Numerosos venezolanos han sido
asesinados en nuestras calles y hay denuncias muy fundamentadas de torturas en
el Sebin . En las cárceles hay medio centenar de presos políticos, que van
desde alcaldes hasta generales, abogados, gerentes de empresas, efectivos
policiales y estudiantes.
Para desgracia de Maduro, hoy los ciudadanos no tenemos miedo y las
redes sociales suplen el silencio de la mayoría de los medios de comunicación
comprados por el régimen. Además, internacionalmente existe una gran
sensibilidad por el tema de los derechos humanos. Escudarse en que se han
realizado muchas elecciones, aunque no hayan sido transparentes, ya no es una
excusa válida para autocalificarse de demócrata. La opinión generalizada es que
el régimen viola constantemente la Constitución, que en Venezuela no existe la
división de Poderes y que hay presos políticos.
Lo señalado anteriormente no es una novedad. Lo que hoy llama la
atención es la arremetida descarada en contra de empresarios y de dirigentes
políticos como Leopoldo López, Antonio Ledezma, María Corina Machado y Julio
Borges, así como la agresividad contra los gobiernos de España, Colombia y
contra varios ex presidentes de países hermanos. Nadie cree lo del fulano
enésimo intento de golpe con el que intentan justificar la represión.
¿Qué buscan Maduro, Diosdado, Padrino López y otros rojos? Según
muchos, ya el golpe lo dio este trío junto con un grupo de militares. Desde
hace ya algún tiempo son los militares quienes marcan el ritmo. Los civiles que
los acompañan son como la embajadora en Trinidad. Es decir solo integran una
grotesca comparsa de carnaval que pretende seguir engañando al pueblo.
Ahora, se consumó un atropello inaceptable contra nuestro Alcalde Mayor
Antonio Ledezma, quien fue golpeado cobardemente por agentes del Sebin. Ledezma
merece el respeto y solidaridad de todos los demócratas. Al momento de escribir
este artículo existía información de más atropellos en la cárcel militar de
Ramo Verde. ¿Piensan decretar formalmente la dictadura? ¿Quieren intentar
ocultar los graves problemas de desabastecimiento, alto costo de la vida e
inseguridad, todo lo cual incide en que la popularidad de Maduro esté por el
suelo? ¿Pretenden incitar un enfrentamiento entre civiles? ¿Habrá algún átomo
de dignidad entre los integrantes de los Poderes Públicos y entre los
militares? Nadie quiere la violencia que está promoviendo el régimen. La paz y
recuperación del país solo se logrará con la renuncia de Maduro y la
integración de un gobierno de transición con participación de oficialistas de
buena fe. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
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