Por Carlos Alberto
Montaner 09 February 2015
Venezuela
debe ser el país peor gobernado del planeta. El periódico «The Daily Telegraph»
de Londres describió el desastre en un reciente reportaje montado sobre ocho
gráficas espeluznantes.
En
el 2015 la economía se contraerá en un 7% del PIB. Los venezolanos serán
notablemente más pobres y tendrán menor capacidad de consumo.
La
inflación es la más alta del mundo. Los expertos de Caracas Capital Market la
sitúan en un 120% anual. Como la productividad es bajísima y el aumento de los
salarios no compensa, la vida cotidiana será mucho más cara.
La caída del precio del crudo
El
bolívar, la moneda nacional, tiene varios cambios. Oficialmente, está a 6,30
por dólar. En realidad, se acerca a los 190 en el mercado negro. La diferencia
es el modo más directo de enriquecer a los corruptos boliburgueses. Compran a
6.30 para importar, usan una parte y revenden clandestinamente la otra. En
pocas horas cualquier idiota con conexiones puede hacerse millonario.
El
valor promedio del barril de petróleo hoy está un 50% por debajo del precio que
tenía en enero de 2014. Eso es gravísimo en un país cuyo ingreso en divisas
depende en un 96% de las exportaciones de crudo. Añadiéndole sal a la herida,
la producción de PDVSA disminuye y anda por los 2.4 millones de barriles
diarios, cuando debería estar produciendo entre 4 y 5. Esto sucede por una
mezcla de incapacidad y falta de inversiones.
Llenar el tanque de gasolina de un coche cuesta
menos de un céntimo
Para
agravar la situación, los venezolanos consumen diariamente algo más de 700.000
barriles se petróleo por el que no pagan prácticamente nada. Llenar el tanque
de gasolina de un coche grande -allí casi todos son enormes- vale menos de un
céntimo. Ese subsidio a la clase media y alta -los que tienen autos-le cuesta
al país entre once mil y trece mil millones de dólares al año, pero nadie se
atreve a suprimirlo. ¿No decían que el petróleo era de todos los venezolanos?
El
gobierno en el 2014 importó bienes y servicios por un monto de 60.5 mil
millones de dólares y exportó petróleo cobrable (hay otro previamente
comprometido) por treinta y nueve mil millones. La diferencia, claro, se
convirtió en parte de la deuda y es una de las razones que explica el desabastecimiento.
No tienen divisas para importar los insumos que necesita un país en el que el
chavismo ha diezmado a la clase productora y ha cerrado siete mil empresas de
todos los tamaños.
Abocados a la quiebra
Venezuela
probablemente no pueda afrontar el pago de la deuda y tenga que declararse en
quiebra, de acuerdo con las sombrías predicciones del Banco Mundial. Este año
la nación tendrá que abonar once mil millones de dólares en intereses y
obligaciones, y carece de liquidez para pechar con ese compromiso. En el 2016
le volverá a suceder lo mismo. La quiebra, posada como un buitre sobre los
tejados de los bancos, le encarecerá notablemente las líneas de crédito.
El crimen es la principal causa de muerte en
Venezuela
Simultáneamente,
el subsidio a Cuba, de acuerdo con el economista Carmelo Mesa Lago, alcanza los
trece mil millones de dólares al año, y ahí se incluyen 107.000 barriles de
petróleo que llegan diariamente a Cuba, de los cuales la isla revende unos
40.000.
Venezuela
se calcutiza, pero con un agravante, las ciudades no sólo están cada día más
sucias y llenas de escombros: el crimen es la principal causa de muerte. Ni el
cáncer ni los infartos, ni los episodios cerebrales, por separado, matan tanto
como lo que en ese país llaman «los malandros».
Asesinar impunemente
El
año pasado fueron asesinadas 25.000 personas y el 94% de esos crímenes quedaron
impunes. Es menos arriesgado pasearse con un ejemplar de «Charlie Hebdo» en las
manos por las calles de Damasco que ir a comprar el pan en Caracas. Tal vez no
haya pan, pero seguramente encontrarán maleantes.
El
gobierno, además, ha armado y convertido a los delincuentes en milicias
paralelas para controlar, acosar y, si es necesario, dispararle a la oposición,
como se ha visto en cien vídeos exhibidos por internet. Cuando no persiguen a
los opositores, persiguen los anillos, billeteras y relojes de los
aterrorizados ciudadanos.
Una
buena parte de la vida del venezolano -sobre todo de las mujeres- transcurre en
las colas a la búsqueda y captura de cualquier objeto necesario: comida,
medicinas, útiles de aseo personal. A veces hay peleas por unos muslos de pollo
o por unos cartones de leche. Cada día que pasa faltan más objetos. El papel
higiénico se ha convertido en una obsesión nacional. En Miami, los exiliados
venezolanos, en venganza, han hecho imprimir miles de rollos con la cara de
Maduro para darle su fétido merecido al presidente.
En
esta atmósfera no es extraño que los venezolanos más educados quieran marcharse
del país. Ya lo ha hecho, afirman, millón y medio. Se les ve, laboriosos y
eficientes, en España, Panamá, Colombia, Ecuador y Estados Unidos.
Ya se han ido de Venezuela un millón y medio de
personas
En
el gran Miami, la ciudad de Doral es fundamentalmente venezolana, incluido su
alcalde. A Weston, 20 kilómetros más al norte, la llaman Westonzuela. En
Aventura, un rico vecindario costero a 35 kilómetros de Miami, se han asentado
los judíos venezolanos, con el prestigioso rabino Pynchas Brener a la cabeza, y
allí han llevado sus saberes, sus capitales y sus buenas costumbres
empresariales y profesionales.
En
Miami, además, los venezolanos han revitalizado el teatro en español, poseen un
diario, varias estaciones de radio y al menos dos canales de televisión. La
desgracia de Venezuela ha sido una bendición para el sur de la Florida. Lo
lamentable es que la mayor parte de esos refugiados no regresarán a su país
cuando amaine la tormenta. Se quedarán en EE.UU. a generar riqueza, criar a sus
descendientes y disfrutar de la institucionalidad de la más vieja democracia del
hemisferio.
Tal
vez es importante preguntarse por qué uno de los países potencialmente más
ricos del mundo ha caído en ese abismo.
Se
trata de una nación de más de 900.000 kilómetros cuadrados, y menos de 29
millones de habitantes («supervivientes», dicen allí), dotada por la naturaleza
con todos los bienes imaginables: petróleo, hierro y otra docena de minerales
valiosos, tierras fértiles, agua potable en abundancia, playas paradisíacas,
fabulosas selvas vírgenes, y una población educada en la que abundan los
profesionales formados en universidades nacionales y extranjeras en las que han
adquirido su postgrado.
¿Por qué ocurrió esta catástrofe?
¿Por
qué semejante paraíso, al que durante décadas emigraban los canarios y
gallegos, los italianos y centroeuropeos, en busca de un mejor destino, sufre
hoy este descalabro?
Fundamentalmente,
se debe a que en el país prevalecían varias ideas y actitudes totalmente
erróneas que pueden resumirse en una palabra:populismo. Muchos venezolanos
pensaban, porque así se lo aseguraban los políticos, que el país era rico, y no
que la riqueza se creaba mediante el trabajo metódico. Creían que la pobreza de
muchos venezolanos era debida a la riqueza de los que habían conseguido
prosperar. Bastaba con arrebatársela a los pudientes para establecer una
sociedad más justa.
Pensaban
que esa situación cambiaría cuando un grupo de personas bienintencionadas,
dirigidas por un caudillo enérgico, acabara con las injusticias. Ese personaje
fue el nefasto Hugo Chávez. Los venezolanos no eran capaces de advertir que los
25 países más prósperos y felices del planeta son democracias regidas por la
ley y sustentadas en instituciones de Derecho.
Venezuela es hoy la nación más corrupta de América
Latina
Estaban
decididos a terminar con el bipartidismo y liquidar a los dos partidos
tradicionales, a los que acusaban de ineficientes y corruptos -algo de eso
había-, sustituyéndolos con los iluminados populistas antisistema de Hugo
Chávez, pese a que en los 40 años transcurridos entre 1959 y 1999 -la etapa
democrática- Venezuela había experimentado el mejor periodo de su turbulenta
historia. El resultado está a la vista: Venezuela es hoy la nación más corrupta
de América Latina según Transparencia Internacional, en la que nadie sensato
invierte un dólar, de donde escapa todo el que puede, regida por un tipo
estrafalario que habla con los pajaritos y obedece a un comisario cubano,
tristemente patrullada por unas Fuerzas Armadas controladas por narcogenerales.
Tomen
nota los españoles. En todas partes cuecen habas. Basta con que prevalezcan las
ideas populistas para que un país se hunda irremisiblemente.
*Torre de David, el Wall Street de la miseria
El
Centro Financiero Confinanzas, conocido como Torre de David, nació como un
ambicio proyecto arquitectonico y financiero. Fue levantado en el corazón de
Caracas en 1990, promovido por el presidente de la compañía David Brillembourg.
Con 45 pisos y 190 metros de altura iba a ser el octavo edificio más alto de
América Latina y convertiría esta zona de la capital en un pequeño Wall Street
venezolano. La muerte de Brillembourg y la crisis de 1994 detuvieron el
proyecto. El edificio, completamente abandonado, alberga en la actualidad a
familias en condiciones precarias
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