Carlos Valero marzo
2015
Ayer
a media mañana la administración Obama emitió una orden ejecutiva que para el
gobierno viene a ser el equivalente a un gran salvavidas político. La excusa
para el anti gobierno en que ha devenido el periodo de Maduro pareciera venir
servida en bandeja de plata desde el norte del hemisferio. No había terminado
de traducirse la orden ejecutiva cuando ya los creativos oficialistas estaban
rediseñando slogans y afiches para su campaña anti imperialista. El sueño de
Maduro es que el pueblo venezolano se vuelque a las calles a gritar consignas antiimperialistas
y vítores a favor de los funcionarios acusados de corruptos y violadores de
derechos humanos.
Así
como el régimen cubano ha utilizado la excusa del bloqueo para impedir
cualquier avance democrático y mantener al pueblo de la Isla sometido y en una
perenne vigilia frente a una potencial invasión, acá tratarán de hacer lo
propio. Veremos día a día interminables cadenas atacando al imperio, pero no
habrá una sola respuesta seria a las acusaciones de lavado de dinero,
narcotráfico, violación de DDHH o terrorismo. La banalización de la política
exterior transformará asuntos judiciales muy delicados en propaganda, con el
agravante que allende nuestras fronteras, la propaganda no es argumento
jurídico y el flujo ilegal de capitales no se esconde con marchas ni consignas.
El
gobierno intentará sacar de la agenda pública los problemas de los venezolanos.
Para los estrategas oficialistas que hasta ahora no encontraban como levantar
un punto en las encuestas, la OE de Obama suena a música celestial, pero la
cosa es mucho más compleja y de ahí la importancia de entender por qué llegamos
a esta delicada situación de política externa, que tiene graves consecuencias
para la vida cotidiana de los venezolanos.
La
opinión pública debe tener claro que durante 15 años se ha promovido una
política exterior basada en la confrontación y el odio. Usando el
antiimperialismo como recurso electoral y político, hemos roto relaciones con
Colombia, Panamá, Paraguay y tenido relaciones muy tensas con muchas otras
naciones, incluyendo Colombia y por supuesto, la joya de la corona
antiimperialista, los EEUU. Por otro lado, Venezuela se ha “sometido”
ideológicamente al imperio chino, a la agenda económica de Brasil e
infantilmente a Cuba. En política exterior la revolución ha sido un caos muy
costoso para nuestro pueblo. El concepto de soberanía se maneja como una
plastilina. Si los gringos acusan a siete funcionarios casi les declaran la
guerra, pero cuando el gobierno socialista de Guyana entrega en concesión la
zona en reclamación del Esequibo, hay un silencio total.
Personalmente
rechazo cualquier injerencia de EEUU o cualquier otro país en nuestros asuntos
y somos los venezolanos demócratas, contra todas las adversidades y contando
con la solidaridad y observación de la opinión pública mundial, quienes vamos a
resolver este atolladero histórico. Nada ni nadie logrará sacarnos de la agenda
democrática, pacífica, electoral y de masiva organización social.
Al
margen de lo que decida EEUU, China o Cuba, la alternativa democrática
soberanamente viene denunciando permanente la violación de los DDHH y el
gobierno no solo calla y niega las denuncias, sino que responde con la
resolución 8610 la cual reglamenta el uso de armas de fuego en las
manifestaciones, abandona los organismos de defensa y promoción de los DDHH
como la Corte Interamericana de los DDHH, mantiene una prisión denominada la
tumba, en las adyacencias de la UCV, como para borrar para siempre el lema de
“la casa que vence las sombras”, al día de hoy existen más de 3000 estudiantes
con procesos judiciales abiertos y un centenar aún presos incluyendo a de
Leopoldo López, Daniel Ceballos y Antonio Ledezma, sin contar el destierro de
Manuel Rosales, Oscar López entre otros.
Este
gobierno no es una amenaza para la seguridad de los EEUU, sino para la de todos
los venezolanos que producto de la injusticia, la inseguridad, la escasez y el
caos hospitalario estamos al borde de una tragedia humanitaria. Hoy más que
nunca el liderazgo debe mantenerse firme, unido y hablarle claro al país. Ojalá
Maduro no intente repetir la estrategia de Leopoldo Galtieri en Argentina,
cuando fue capaz de declararle la guerra a Inglaterra para aferrarse al poder.
Algunos gobernantes, rodeados de uniformes verde oliva, pierden el sentido de
la realidad y llevan a los pueblos a grandes penurias.
@carlosvalero08
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