Juan Marcos
Colmenares*, 25/02/2015
Petróleos de
Venezuela S.A. (PDVSA) es una empresa estatal cuyas actividades son la
explotación, producción, refinación, mercadeo y transporte del petróleo
venezolano, creada durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, luego de
la nacionalización de la industria petrolera. Por muchos años se posicionó como
una de las industrias más importantes de hidrocarburos y su nombre era sinónimo
de calidad y excelencia. En el año 2005 fue catalogada como la tercera empresa
petrolera del mundo y clasificada por la revista internacional Fortune como la
empresa número 35 entre las 500 más grandes.
Posee 24 refinerías: 18
de ellas en el exterior y 6 en el país, entre las que destaca la refinería más
grande del mundo: el Complejo Refinador Paraguaná, en el estado Falcón; así
como las refinerías de Puerto La Cruz y El Palito. Entre sus activos
internacionales están Citgo (con 8 refinerías en Estados Unidos, en Corpus
Christi, Houston, Illinois, Nueva Jersey, Sweeny, Lousiana, y Savannah en
Georgia); la Ruhr Oil en Alemania; la empresa Nynäs Petroleum en Suecia (con
las refinerías de Nynasshamn en Suecia y Antwerp en Bélgica, así como de las
ubicadas en el Reino Unido) y las ubicadas en el Caribe. En el 2009 adquiere el
20% de las acciones de la empresa canadiense, Enbridge; y en el 2010 compra el 49% de la única refinería de
República Dominicana, conocida como Refidomsa.
Pero PDVSA ya no es
la empresa que era en 1998. Hoy es una empresa empobrecida y su situación
financiera está en rojo. Y hemos llegado a esta situación en primer lugar,
porque ya no es una empresa petrolera sino que tiene otros negocios (fábrica de
bloques, de ladrillos, de zapatos, textiles, etc…) que han deformado su razón
social fundamental. En segundo lugar, porque está en manos de una burocracia incapaz
e ineficiente (estamos comprando crudo liviano a Argelia porque no hay
producción en Venezuela). Y en tercer lugar, porque es una empresa contaminada
por el nepotismo y la corrupción, transformada en la caja chica del Psuv (en
1998 tenía 40.625 trabajadores, al final del 2013 su nómina estaba el 140.626
trabajadores).
La pésima gestión
administrativa de este régimen ha afectado toda nuestra economía, porque si en
1998 el petróleo representaba el 77% del total de las exportaciones, en el 2014
se incrementó al 98%, con una inflación de 64% que este año podría llegar al
100%. Y a pesar de los multimillonarios ingresos de los últimos años, hoy los
venezolanos somos más pobres y dependientes.
Un estudio conjunto
realizado por tres de las principales universidades del país (UCV, UCAB y USB)
reveló que en 2014 la pobreza en Venezuela aumentó a 48,4%, correspondiendo el
33% a “nuevos pobres”; existiendo el gran riesgo de que en 2015 estos nuevos
pobres puedan caer en pobreza estructural, ante la agudización de los problemas
económicos y la falta de programas sociales para atender ese sector. Estamos a las
puertas de una crisis humanitaria, por el desabastecimiento de alimentos, en
medicinas, insumos y equipos médicos.
Esto no puede
continuar. Desde 1999 este régimen ha aplicado un modelo económico fracasado y
es nuestra obligación lograr un cambio, una transición, en paz y en democracia.
Para salir de esta crisis es urgente aplicar el “Acuerdo Nacional para la
Transición” basado en tres agendas: 1) Una agenda política-institucional
dirigida a restituir las libertades conculcadas, la soberanía, la paz social y
el Estado de Derecho; 2) Una agenda para atender la emergencia social y
asegurar la atención eficaz a los sectores más vulnerables; y 3) Una agenda
económica enfocada en estabilizar la economía, recuperar el ingreso familiar y
generar confianza en el país.
Los venezolanos somos
responsables de nuestro propio futuro y Venezuela será lo que hagamos de ella a
través del cambio de rumbo que nosotros mismos decidamos. Ese rumbo está
asegurado en el “Acuerdo Nacional para la Transición”. Ya es el momento de
actuar.
*Abogado. Miembro de
Vente Venezuela
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