Omar Barboza
Gutiérrez marzo de 2015
Cuando
Un Nuevo Tiempo cumple 8 años como partido político nacional, es un momento
para ratificar nuestro compromiso con el cambio político por la vía
democrática, una de las ideas centrales que nos impulsó a constituirnos como
partido en todo el país. Luego de la abstención de la oposición en las
elecciones parlamentarias del 2005, Manuel Rosales, líder fundador de nuestro
partido, se presenta como candidato presidencial de la Unidad Democrática en el
2006, conscientes como estábamos de lo difícil que era derrotar a Chávez en un
momento de bonanza económica y cuando todavía muchos sectores populares creían
en ese liderazgo, que con el tiempo se determinó como un espejismo engañoso.
El
propósito central de Rosales y de quienes lo acompañamos en esa iniciativa, era
construir desde la plataforma de esa campaña electoral la alternativa política
necesaria para tener posibilidades de triunfo, como lo es la unidad para lograr
el cambio político por la vía democrática. En relación a ese objetivo Un Nuevo
Tiempo ha jugado desde su fundación un papel fundamental en la construcción de
la alternativa democrática que hoy está a las puertas de una histórica victoria
de las fuerzas opositoras en las próximas elecciones parlamentarias nacionales.
Hoy,
cuando Venezuela necesita con urgencia un cambio político, es necesario que la
claridad y el compromiso con la ruta democrática se asuma sin que ningún tipo
de obstáculo nos haga dudar o considerar otras alternativas, que en definitiva
constituirían retrocesos en el camino de garantizarle a todos los venezolanos
el derecho a progresar con libertad y gozando de los beneficios invalorables de
la paz.
Cualquier
actitud que ponga en riesgo la Unidad Democrática, bien sea por aspiraciones
personales o partidistas, o porque no se entienda la necesidad por razones de
principios y pragmáticas de mantener la vía democrática para lograr el cambio,
pondrá, a quienes asuman esa posición, de espaldas a la responsabilidad
histórica que tenemos con el pueblo venezolano, el cual, sin dejar de hacer
críticas constructivas tiene sus esperanzas puestas en la Unidad Democrática
para salir de esta pesadilla que significa la presencia en el poder de quienes
han conducido al país a una profunda crisis social, económica y política, que
ha traído para la familia venezolana incertidumbre y temores, ante un gobierno
incapaz, empobrecedor, autoritario, centralista y corrupto.
El
tamaño de la crisis nos conduce a pensar que ningún sector solo está en
capacidad de superar nuestros problemas desde un gobierno excluyente, que es
necesaria la reconciliación entre los venezolanos para trabajar unidos y sacar
adelante al país. Para ello, la vía democrática y no la violencia, son un
prerrequisito para crear el ambiente que haga posible superar el gran reto que
tiene la sociedad democrática venezolana con el futuro de las nuevas
generaciones.
También
es importante que tanto nuestro discurso y acciones, estén concentrados en los
problemas que más le interesan a la gran mayoría de los venezolanos, como son
los temas de la escasez, el alto costo de la vida, la inseguridad personal y la
corrupción, que son los aspectos donde la actual gestión de gobierno más daño
le está haciendo a la calidad de vida de todos, ese debe ser el foco de nuestra
lucha junto con la defensa de los derechos humanos.
En
esa dirección debemos tener mucho cuidado de no caer en los trapos rojos que a
cada rato nos lanza el gobierno que quiere introducir todos los días los temas
de la confrontación política para desviar la atención de la opinión pública de
los asuntos que demuestran su estruendoso fracaso, por eso inventan lo de la
guerra económica o lo de los supuestos golpes de Estado. Por muy buenos
argumentos que tengamos para contradecir sus mentiras, debemos superar las
tentaciones que nos hagan caer en el campo de la estrategia oficialista. La
confrontación solo sirve para unificar las fuerzas del gobierno. La unidad de
la sociedad democrática con propuestas para superar los problemas reales de la
gente, fortalece y garantiza la victoria del cambio político por la vía
democrática.
En
ese sentido, considero oportunos los consejos del expresidente Pepe Mujica,
tanto a la oposición como al gobierno, de encauzar nuestra conducta en la vía
Constitucional, aun cuando el gobierno viola todos los días la Constitución, a
Mujica lo que le preocupa es que el gobierno ante la seguridad de una derrota
electoral tome el camino del autogolpe para preservar el poder; y en cuanto a
la oposición, le preocupa que bote el juego cuando tiene tan cerca la
posibilidad de una gran victoria política y electoral en las parlamentarias.
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