Por Eddie Ramírez, 10/03/2015
¿Resolverán las elecciones primarias y las parlamentarias nuestra grave
crisis institucional, política, social y económica? Es posible, pero entendamos
que es apenas un paso en ese sentido y solo si procedemos correctamente.
Actualmente, tanto en la alternativa democrática como en los predios rojos, las
huestes están inquietas. Pareciera que hay poca capacidad de liderazgo para
encauzar las energías de los respectivos cotarros y así evitar la anarquía. Por
el contrario, más bien algunos dirigentes y opinadores políticos hacen lo
posible para incrementar la agitación destructiva del país.
Con razón, los oficialistas no respetan al presidente de facto, quien
está rodeado por un reducido grupo de adulantes que le aplaude todos sus
embustes y malas decisiones. El resto está consciente de que el proceso
revolucionario viola los derechos humanos, que la política económica es un gran
fracaso y que los anuncios de intentos de magnicidio y de golpes de estado son
inventos. Sin embargo, en los rojos no hay una masa directiva crítica que exija
un cambio de 180 grados. Las primarias rojas serán una farsa más y el régimen
hará todo lo posible por retener su mayoría parlamentaria. El nivel de alboroto
en el cotarro seguirá aumentado y puede desembocar en una protesta
generalizada. Ojalá que no se manifieste en saqueos como en febrero de 1989,
hoy irresponsablemente aplaudidos.
Del lado de acá, la situación no es de tranquilidad ni de optimismo.
Algunos dirigentes parecen no darse cuenta de que el cotarro democrático está
molesto. En una situación tan crítica es imperdonable que no se pongan de
acuerdo sobre cómo designar a nuestros candidatos a diputados. El punto crítico
no es si la selección debe ser por consenso o por primarias, sino que los
candidatos tengan buenas condiciones personales, que representen diferentes
sectores y sean combativos. El escollo es la desconfianza de que sea así,
desconfianza que se acentúa porque muchos de nuestros representantes actuales
en la Asamblea no han dado la talla.
Es comprensible que los partidos requieran ubicar a sus militantes,
mucho de los cuales tienen méritos y han estado activos en esta lucha contra el
totalitarismo, pero deben dejar algunos espacios para luchadores sociales y
personalidades no militantes. Es deseable que repitan algunos diputados, pero
otros deben ser dados de baja, por incumplidos o por pasivos. Es de esperar que
haya una adecuada representación de jóvenes y de mujeres. Un requisito para ser
elegido diputado es haber residido cuatro años consecutivos en la entidad
correspondiente. Sería inconveniente que se postulen diputados ya jubilados y
hay que tener cuidado de que no se vuelvan a filtrar sabandijas.
Debemos estar conscientes de que es necesario acudir a votar y realizar
el esfuerzo para obtener el mayor número posible de diputados. ¿Qué podemos
lograr asumiendo que se mantenga el número de 165 diputados a elegir? Para
decretar una amnistía se requiere el voto de 83 diputados. Para destituir a la
Fiscal, Contralor, Defensor del Pueblo y Rectores del CNE se requieren también
83 diputados, pero previamente debe haber un pronunciamiento del TSJ. Para
destituir al vicepresidente o a un ministro, y para aprobar una Ley Habilitante
se requiere contar con 99 diputados. Para destituir a un Magistrado del TSJ y
aprobar Leyes Orgánicas se requiere de 110 diputados.
¿Será posible obtener los 110 diputados que permitirían destituir a los
Magistrados del TSJ, responsables directos de todas las violaciones a la
Constitución, y así iniciar la recuperación de la independencia de los otros
Poderes? Desde luego que es posible, pero la probabilidad no es muy alta
tomando en cuenta el ventajismo oficial, el sesgo del CNE y la actuación de
algunos de nuestros dirigentes. Afortunadamente, esta probabilidad aumentaría
si los partidos que integran la MUD deponen diferencias, establecen una unidad
de propósito y, desde luego, proponen buenos candidatos, sea por primarias o
por consenso. Sin embargo, debemos estar conscientes de que ganar las
parlamentarias es una condición necesaria, pero no suficiente, para salir de
este régimen totalitario.
Como en botica: Total rechazo merece la decisión de Guyana de autorizar
a Exxon y a Shell para explorar y explotar petróleo en nuestras aguas
territoriales. La posición entreguista de Chávez y Maduro ante Guyana es la
responsable de esta amenaza real a nuestra soberanía sobre la fachada
atlántica. Muy buena la posición de Chúo, de Berrizbeitia y de Capriles sobre
la visita de Unasur. La sentencia a ocho años de cárcel para Raúl Baduel y
Alexander Tirado por participar en una manifestación evidencia, una vez más, la
sumisión de jueces a las órdenes de Miraflores. Por razones de salud es
procedente que pongan en libertad a Miguel Ángel Maldonado Nieto y a Pablo
Estrada. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!
Eddie Ramírez
eddiearamirez@hotmail.com
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