Por Oscar Bastidas Delgado, 07/06/2015
Existe un binomio poco observable, que ha motivado y mueve el
desarrollo de la humanidad en cualquier sistema económico, por un lado los
problemas o necesidades y por el otro la disposición a enfrentarlos de los
afectados. Los problemas pueden clasificarse en individuales y colectivos, los
individuales ameritan esfuerzos de superación por el afectado pero los
colectivos obligan al concurso de varias personas y hasta de empresas y
gobiernos dependiendo de su magnitud como la pobreza, el desempleo, la salud, que
se incluyen en los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), y la
inflación y la inseguridad que afectan nuestro país.
El proceso entre determinar el problema y superarlo no es lineal,
implica actividades con adelantos y retrocesos así:
Observación del problema ↔ toma de
conciencia para enfrentarlo ↔ formulación de una visión preliminar del cómo ↔
suma de otras personas y recursos ↔ determinación de las acciones a realizar
por los involucrados ↔, puesta en marcha y monitoreo de acciones ↔
determinación de impactos, mediciones y correcciones ↔ reinicio si el
problema continúa.
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Pero esas acciones como toda actividad humana camina entre los
rieles de los valores acumulados en la vida: Tomar conciencia y actuar en
consecuencia: valor de la autoayuda; si el afectado se percata de que el
problema afecta a otros y los convoca: valor de la ayuda mutua; si se adquieren
compromisos recíprocos pues no se trata de actos de caridad: valor del
asociacionismo, éste se inicia con la unión de los afectados con miras a
organizar una salida organizada conjunta con esfuerzos individuales y aportes monetarios
y materiales.
Si la salida fuese aportar capital para generar más capital, el
siguiente paso sería constituir una suerte de compañía o sociedad anónima en la
que los “socios” decidirían en proporción a lo aportado. Si fuese de
enfrentamiento colectivo del problema la organización sería de entreayuda y posiblemente
de solidaridad, fórmulas mediante las cuales individuos, grupos y poblaciones
enteras, han buscado y logrado soluciones comunes a problemas comunes de
variadas magnitudes y alcance a lo largo del desarrollo de la humanidad. En ellas,
las utopías, escritas o no, entendiéndolas como factibles y referidas a
sociedades, han jugado papel orientador importante[1].
01.- LAS ORGANIZACIONES DE LA ECONOMÍA SOCIAL (OESs),
Paul Lambert, estudioso del cooperativismo, resaltó en su libro “La
Doctrina Cooperativa”, las asombrosas analogías entre ciertas instituciones de
la Antigüedad y de la Edad Media, con las cooperativas de nuestro tiempo[2].
Él menciona algunas, quien suscribe agrega otras: las lecherías comunes en
Armenia; las sociedades de arrendamiento de tierra en común en Babilonia; las
confraternidades de sepultura y las de seguros en Grecia y Roma; las de
drenajes, riegos y construcción de diques en Alemania; los ágapes de los
primeros cristianos; las organizaciones agrarias y de trabajo entre los pueblos
eslavos; el Mir y el Artel entre los rusos; la zadruga de los serbios; las
"queserías" de los armenios y de los campesinos europeos de Los
Alpes, el Jura y Saboya; y otras de las antiguas sociedades europeas y
asiáticas.
También hubo experiencia en el continente americano como el
calpulli de los aztecas, de aprovechamiento colectivo de la tierra para
usufructo individual y comunal; los consejos de ancianos de los nahuas,
jefaturados por el pariente mayor que dirigía la organización de la comunidad;
y los "pósitos", suerte de almacenes comunales en los que los
indígenas del México precolombino depositaban sus cosechas en prevención de
malas temporadas; a las que pueden agregarse los ayllus de la cultura inca; las
Cajas de Comunidad de la colonización española; las colonias de los inmigrantes
de Norte América con alto carácter religioso; y las cofradías religiosas en
casi todo el continente; y recientemente en expresiones de trabajo asociado
como la minka en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú; el tequio en México; las juntas
de los borucas en Costa Rica; el ayni en la ayuda mutua y recíproca en los
países andinos; los ejidos colectivos de México; y el convite y la manovuelta en
Venezuela. Un denominador común de estas experiencias es su intrascendencia,
quedaban reducidas al ámbito de los problemas enfrentados.
Fue como respuesta a las fatales consecuencias del capitalismo que
surgieron modalidades específicas con trascendencia espacial; el Común, la
gente en términos coloquiales, constituyó organizaciones socio-económicas y de
autodefensa con bases asociativas como las asociaciones, cooperativas, y
mutuales, iniciándose así la construcción de un sector con rasgos específicos,
que los economistas de principios del Siglo XIX denominaron Economía Social
(ES). Junto a las OESs surgirían otras con propuestas de sociedades alternas
como los partidos socialistas y comunistas, así como los sindicatos para la
defensa de los trabajadores.
Desde ese momento y hasta ahora, las OESs se constituirían en
canales de luchas socio-económicas alcanzando niveles nacionales y hasta
mundiales, y enfrentarían los problemas del capitalismo incipiente y de sus posteriores
variantes como el capitalismo monopolista y el de Estado, ambos calificables de
salvajes, así como otros sistemas que infructuosamente pretendieron sustituir
al capitalismo como los socialismos reales. Con el tiempo, nuevas situaciones y
coberturas jurídicas harían más complejo el universo de las OESs y las
cooperativas comenzarían a destacarse como la columna vertebral de ellas.
02. – LA IDENTIDAD COOPERATIVA.
En los cooperativistas existe una conciencia colectiva acompañada de
una intuición construida durante siglos que orienta sus acciones. Una sobredimensión
que ha visualizado, sistematizado y desarrollado rasgos comunes en todos los
rincones del planeta al tiempo que permite poner en marcha experiencias
originales sobre problemas concretos. La amplia mayoría de los caminos
cooperativos son inéditos y quienes pretendan colocarles camisas de fuerza como
algunos gobiernos, están condenados al fracaso.
Esa sistematización construyó la Identidad Cooperativa o conjunto
de atributos propios de ellas, tipificados por su lógica de organizaciones
constituidas con la responsabilidad social de enfrentar los problemas de
quienes las constituyen sin buscar lucro pues eliminan la intermediación, con
valores y principios, y una estructura organizacional que combina
apropiadamente el binomio Asociación – Empresa con una participación en marcha hacia
la autogestión.
Entre ellas destacan las de Trabajo – Asociado que impulsan el
autoempleo colectivo y cristalizar el sueño de todo trabajador: ser propietario
de los medios de producción con los que labora y terminar con la explotación de
unos hombres por otros y con sociedades divididas en clases.
03.- UN MOVIMIENTO CON ALCANCE MUNDIAL.
Gracias a la Identidad Cooperativa como común denominador, los
cooperativistas podemos comunicarnos, compartir inquietudes y actividades de
manera directa, construyendo un movimiento con dimensiones locales, regionales,
nacionales y, hasta mundiales mediante la intercooperación y la integración, al
punto de constituir el mayor movimiento socioeconómico del planeta con más de
mil millones de asociados. Si se piensa en la familia promedio y los amigos de
los asociados podemos afirmar que el número de “terrícolas” vinculado al
cooperativismo sobrepasa los cuatro mil millones.
¡Qué grande es asociarse a una cooperativa y sentirse parte de un
movimiento que se extiende como red en el mundo!. Si desde un helicóptero
viajásemos por el planeta desde el continente asiático hacia América, veríamos
que Asia contiene dos países, China y la India, con más del 50% de los
cooperativistas a escala mundial. También veríamos Japón con sus bancos
cooperativos el Norinchukin Bank y los Shinkins Banks, la Japanese Consumers
Co-operative Union (JCCU, 1951) que asocia el 30% su población, y la red
mundial más poderosas de cooperativismo de pesca con más de 350.000 personas y
el 70 % del valor total de la producción nacional, Japón también cuenta con una
red cooperativa de salud que agrupa al 15% de la población, otra tantas de seguros
cooperativos, y las de comercialización agrícolas que manejan un 95 % del
arroz.
Veríamos Corea del Sur con cooperativas de ahorro y crédito que
constituyen el primer sector financiero con una Tasa de Penetración del 16%; y
más acá estaría Israel con sus kibbutzim y los moshavim, iconos mundiales del
cooperativismo comunitario.
En África observaríamos cooperativas financieras, las más
abundantes y de mayor tamaño gracias a esfuerzos como los de la Confederación
Africana de Cooperativas de Ahorro y Crédito; el movimiento de consumo en
Botswana o Cabo Verde; las industriales en Tanzania y Argelia; de artesanos en
Etiopía, Nigeria, Zambia; de pescadores en Nigeria, Ghana, y Benin, de vivienda
en Lesotho, Ghana, Tanzania, Kenia, Zambia y Egipto; entre otras.
Ni hablar de Europa con 2 millones de OESs que emplean más de 15
millones de personas para un7 % del empleo total. Desde el helicóptero se vería
Suecia, país de 10 millones de habitantes, con su Federación Cooperativa
Nacional de consumo y gasolina que asocia al 25% de la población; la Federación
Nacional de Cooperativas de Vivienda con cerca de 4.000 cooperativas agrupadas
en 50 asociaciones regionales para unos 600.000 asociados que a promedio
familiar diría que 1.800.000 personas habitan en cooperativas. Resaltaría el Förenings
Sparbanken, uno de los bancos más grandes de Suecia y Dinamarca, y la
Cooperativa Arla Foods, la empresa lechera más grande del continente con productores
de Suecia, Dinamarca y Alemania.
En Alemania pudiésemos ver la Federación de Bancos Populares y
Bancos Raiffeisen, la red bancaria más densa de Europa y referencia mundial
desde que se fundó en 1972 con la unión de los dos sistemas cooperativos: el Volksbanken
o banco popular urbano fundado por Herman Schulze-Delizsch, y el Raiffeisenbanken,
red de ahorro y crédito rural fundada por F. W. Raiffeisen en 1864. En ese país
todos ,los productores agrícolas, todos, están asociados al menos a una
cooperativa.
En Francia destacarían las de pesca, distribución, transporte, vivienda,
y educación; en lo financiero el Crédit Agricole clasificado en los primeros
lugares mundiales del cooperativismo que, junto a otras cooperativas, capta más
del 40% del ahorro del país; en la agricultura tienen gran presencia las
vinícolas y de derivados lácteos, recuérdese que es el país con mayor variedad
y calidad de quesos, y las de producción porcina de La Bretaña, con cuyos
asociados el autor vivió seis meses haciendo una tesis demostrativa de que mediante
ellas y sus innovaciones tecnológicas, productores en situación de pobreza transformaron
la región en la más rica región europea de producción porcina en menos de 20
años.
En España resaltarían las vinícolas y las de producción de
naranjas en Valencia; las de clínicas y salud en Barcelona y Madrid; muchas de
trabajo asociado que coexisten con las Sociedades Anónimas Laborales (SALs) y
las Sociedades Agrarias de Transformación (SATs). Se vería el emblemático
Mondragón Corporación Cooperativa (MCC) fundado en 1958, primer grupo
empresarial del País Vasco y décimo de España, gracia a sus 257 empresas y
cooperativas propiedad de 74.060 cooperativistas que emplea 85.000 trabajadores;
el MCC tiene filiales productivas y delegaciones en 41 países y ventas en más
de 150; también 15 centros tecnológicos y una universidad de 4.000 alumnos con procesos
formativos muy especiales en emprendimiento colectivo.
Si el helicóptero llegase a USA, la vista presentaría las Créditos
Unions o de Ahorro y Crédito con más de 83 millones de asociados que toca al 25%
de la población; si se va al Quebec, la provincia francófona canadiense, se vería
que el 58% de la población participa en el Movimiento de Cajas Populares
Desjardins. Ello sin contar que en ambos países el 50% de sus superficies están
electrificadas gracias a cooperativas, y que las agrícolas son fuertes en lo económico,
solo en Canadá dominan el 60% de la producción de carme, leche y huevos
teniendo un porcentaje superior en pesca y bosques. Solo el estado de NY viven más
de un millón de personas en cooperativas de vivienda
En México observaríamos la Cooperativa Cruz Azul S.C.L. fundada en
1881 con una consolidación que permite hablar del Núcleo Cooperativo de Cruz
Azul conformado por cooperativas que funcionan con sus propios órganos de
gestión; también el sistema de cajas populares mexicano, reestructurado con
apoyos de movimientos como el Raiffeisen alemán y el Desjardins de Canadá. En
Costa Rica un interesante sistema de educación cooperativa, las cooperativas
agrícolas, y las de Salud que atiende exitosamente en clínicas de atención
primaria al 15% de los afiliados a la Caja Costarricense del Seguro Social
(CCSS); la lechera Dos Pinos que agrupa el 95% pequeños y medianos productores
de ganado de leche, unos 1.500 asociados; y Coopesa, cooperativa de trabajo –
asociado con alto grado de calificación técnica en reparación de aviones.
No perdamos de vista las de ahorro y crédito de Puerto Rico, ni a COSVI
y Seguros Múltiples como las de seguros más importantes de este hermano país,
tampoco la Camioneros Cooperativa de Transporte de Carga de derivados de
petróleo; muy cerca veríamos Cuba con sus interesantes cooperativas de
Producción Agropecuarias (CPAs), de Créditos y Servicios (CCSs), ambas
modalidades denominadas Cooperativas Campesinas, y las Unidades Básicas de
Producción Cooperativa (UBPCs) llamadas Cooperativas Obreras por su origen; ese
trío administra el 78,25 % de las tierras de ese país en el que aparecen
incipientes cooperativas en actividades no agrícolas.
Bolivia resalta con sus cooperativas mineras y las de servicios
públicos: Cotas de teléfonos y servicios de internet banda ancha y televisión
por cable, Saguapac de agua que hace a esa ciudad poseedora de una de mayor
calidad de agua en América Latina; y CRE, de electricidad; muestras exitosas de
cómo una comunidad de 1 453 549 habitantes administra sus propios servicios. En
Uruguay observaríamos las de vivienda de usuarios como gran movimiento social
constructor de la “Ciudad Solidaria” donde todas las viviendas, escuelas, y espacios
sociales son propiedad común de los asociados; también un sector agropecuario
que aporta el 90% de la leche, el 70 % del azúcar, y exporta el 70% del
excedente de trigo.
En Brasil la Organización de las Cooperativas del Brasil (OCB)
agrupa unos 9 millones de asociados con unas 8.000 cooperativas que operan en
13 sectores económicos con 300.000 empleados; nuestro tour permitiría ver como el
84% del territorio nacional es cubierto por las Uniones de Médicos (Unimed),
mayor sistema cooperativista de salud del mundo, complejo cooperativo de
trabajo asociado, propiedad de 109.000 médicos cooperativistas en 351
cooperativas que atienden 20 millones de usuarios que maneja el 30% de los
planes de salud.
No podemos dejar de volar por Argentina y Colombia. En el primero
veríamos el Banco Credicoop Cooperativo Limitado (1979), resultado de la fusión
de 44 cajas de crédito cooperativas de la Capital Federal y el Gran Buenos
Aires; el agrícola que agrupa el 30% de los productores, y El Hogar Obrero,
icono del cooperativismo argentino, fundada el 30 de Julio de 1905. En Colombia
observaríamos la Red Financieras de San Gil que
dinamiza más de 200 cooperativas con cerca de 4.000 líderes
sociales, 120.000 asociados y 1.000 empleados; y las cooperativas del Norte de
Medellín, Boyacá y Caldas. En ese país las prestadoras de servicios de salud
como Coomeva y Saludcoop juegan importante papel.
Nuestro tour terminaría en Venezuela con las interesantes
experiencias regionales coordinadas por la Central Cooperativa Nacional de
Venezuela (Ceconave) y su servicio funerario, el mayor del país gracias a sus dieciséis
Centrales Cooperativas Regionales (CCRs). Veríamos el servicio de distribución
de gas en la Península de Paraguaná desarrollado por la Central Cooperativa de Falcòn
(Cecofal); la Red de Salud y las Ferias de Consumo desarrolladas por la Central
Cooperativa de Lara (Cecosesola), la primera atiende 220 mil pacientes al año
con precios inferiores entre 50 y 60% a los del mercado, y las Ferias de
Consumo, la mayor organización comunitaria de distribución de bienes
alimenticios de Venezuela, venden alimentos a 71.100 familias con precios
menores en un 15 % en víveres y 55 % en hortalizas que el de los supermercados
privados; ellas proporcionaron en el segundo semestre del 2014 un ahorro a sus
usuarios de 559.860.803,55 Bs., es decir 2.815.197,21 dólares[3].
Visitaríamos experiencias de base como San José Obrero, de ahorro
y crédito en la Península de Paraguaná que con otras cooperativas y sus 40.000
asociados hace que el 34% de la población esté cooperativizada; Corandes de
servicios múltiples en Mérida con 14.000 asociados; Bermúdez en Sucre, La
Florencia en Táchira, la del Hotel El Paseo y la de Buzos Industriales de
Venezuela en el Zulia, y otras como la Madre Laura, 12 de Octubre, Mujeres al
Cemento en el populoso barrio Petare de Caracas; y otras.
Esas experiencias, y otras no mencionadas por problemas de
espacio, se entrelazan gracias a la integración cooperativa en niveles locales
y regionales hasta lograr dimensión mundial mediante la Alianza Cooperativa
Internacional (ACI), fundada en 1895, organismo cúpula del cooperativismo,
consultor de la ONU, impulsor del reconocimiento de la ONU al cooperativismo al
declarar el 2012 como Año Internacional del Cooperativismo, responsable del
dialogo mundial entre cooperativas para formular los valores y principios como
bases de la Identidad Cooperativa y de la Doctrina Cooperativa.
04.- EL ORGULLO DE SER COOPERATIVISTA.
Este corto recorrido permite verificar que las bondades de nuestro
movimiento están en todos los rincones del planeta, no en vano la ONU declaró
el 2012 como Año Internacional del Cooperativismo, y Roberto Rodríguez, expresidente
de la ACI, afirmó que las cooperativas:
“han permitido a lo largo de la historia que gente común pueda
realizar cosas extraordinarias. Han sido el medio que ha permitido que
ayudándonos unos a otros podamos satisfacer nuestras necesidades económicas
sociales y hasta culturales. Muchas veces, juntos, podemos alcanzar sueños y
reconstituir esperanzas. Sin embargo en esta época de la globalización, algunas
personas tienen dificultades para ver el papel que deben cumplir las
cooperativas…”.
Esas experiencias llenas de historias y de trabajo a lo largo de
años, con valores y principios, mostrando que es posible construir un mundo
diferente al de los capitalismos salvajes, el monopólico y el estatista,
afirmamos: ¡Nos sentimos orgullosos de ser cooperativista!, celebremos dos días:
1.- 26 de junio: “Dìa del Cooperativismo Venezolano”. Instaurado
por Ceconave en su Congreso Nacional de Educación Cooperativa de Semana Santa
en 1997, por haberse constituido esa central en esa fecha en 1976. Gustavo
Salas, hoy trabajador - asociado de las Ferias de Cecosesola, presidía Ceconave.
2.- Primer sábado de julio: "Día Internacional de las
Cooperativas". Lo impulsa la ACI mediante decisión de su Comité Ejecutivo en
1923, y lo proclama la ONU el 16 de diciembre de 1992 con su resolución 47/90.
La ONU propuso celebrarlo a partir de julio de 1995 en conmemoración al
centenario de la ACI, fundada en Londres en 1895.
Compañeras y compañeros. Ambas fechas son propicias para actividades
formativas, impulsar el “Plan de Acción Década del Cooperativismo”, y nuclearnos
con eventos de rechazo a los impuestos a
las cooperativas y al doble impuesto a los cooperativistas.
¡Impulsemos el “nosotros los cooperativistas” para reforzar
nuestro sentido de pertenencia a un movimiento mundial que apoya el emprendimiento
colectivo en cualquier actividad humana menos en la de esclavizar y explotar
personas!.
Notas.
1.- El dìa 30 celebraremos un acto en la Plaza Bolívar de Caracas
por nuestro dìa: Asiste.
2.- No dejes de ver este video “Cecosesola recogerá firmas contra
la doble tributación”:
Prof. Oscar BASTIDAS - DELGADO.
Consultor en Responsabilidad Social y Balance Social de las
Empresas.
Economía Social, Cooperativismo, y Diseño Organizacional
Celular: (58-414) 246-1498.
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