ARY WALDIR RAMOS DÍAZ 04 de julio de 2015
“¿Qué significa hoy para nosotros
"envilecer", es decir aguar nuestra dignidad cristiana? Significa
dejarnos tocar por las idolatrías de nuestro tiempo”, dijo el Papa Francisco al
presidir la misa este jueves 4 de junio en la solemnidad del Cuerpo y la Sangre
de Cristo frente a la Basílica de San Juan de Letrán en Roma. Ocuparon la
primera fila enfermos, discapacitados y ancianos.
El Pontífice alertó a los cristianos del
peligro de “perder la fe”, "de la
división", de querer “escalar” socialmente y de “ser paganos”. Y
sentenció: “La Eucaristía no es un premio para los buenos, sino fuerza para los
débiles”.
Peligros
que “nos hace cristianos mediocres”
Sin medias palabras, el Papa habló de
las personas que caen en “el lucirse, el consumir”, que ponen el “yo al centro
de todo”; pero también de “ser competitivos”, tener una “actitud ganadora de
arrogancia”, “el no admitir nunca de haber cometido un error o tener
necesidades”, desde el altar al externo de la primera basílica papal de las
cuatro que se encuentran en Roma.
La
Eucaristía fuerza para que los cristianos no se dividan
El Papa exhortó a encontrar en el
Santísimo Sacramento del pan y el vino la valentía para no dividirnos, ser
testigos de la caridad y ser testigos de esperanza.
“La Eucaristía nos permite de no
disgregarnos”, porque Jesús se “humilló a sí mismo” para que los cristianos
estuvieran unidos, dijo, y destacó “el poder del amor que supera todas las
lágrimas, y al mismo tiempo se convierte en comunión con los pobres, los
enfermos, en la atención fraterna a los que están luchando para soportar el
peso de la vida cotidiana”.
Asimismo, recordó a los cristianos
perseguidos en el mundo y que hoy no pueden manifestar su propia fe en Jesús, y
sueñan con participar en la celebración del Corpus Christi, la solemnidad
religiosa en honor del sacramento que recuerda la última cena de Jesús, que
dona su cuerpo y su sangre.
Y pidió llevar "en nuestro corazón
a los hermanos y las hermanas a los que se les ha pedido el sacrificio de la
vida por fidelidad a Cristo: su sangre, unida a la del Señor, sea una garantía
de paz y de reconciliación para el mundo entero”, expresó.
Mirar
hacia Cristo para no envilecer
En la homilía, el Papa explicó que
“Jesús ha derramado su sangre como precio y como lavado para que fuéramos
purificados de todos nuestros pecados: para no envilecernos, mirémosle a Él,
bebamos de su fuente para ser preservados del riesgo de la corrupción”.
La celebración de la Iglesia del Cuerpo
y la Sangre de Cristo fue un momento elegido por el Papa para llamar a los
fieles a experimentar la “gracia de una transformación: nosotros seremos
siempre pobres pecadores, pero la Sangre de Cristo nos liberará de nuestros
pecados y nos devolverá nuestra dignidad”.
Acercarse
al sacrificio por amor
Durante el Corpus Chisti, los sacerdotes
en las Iglesias del mundo colocan la hostia consagrada en el relicario llamado
ostentorio o custodia para la adoración publica de los fieles.
En esta ocasión y rememorando este
gesto, el Papa pidió a los cristianos que se acerquen a Cristo, algo que no
cuesta. “Sin nuestro mérito, con sincera humildad, podremos llevar a los
hermanos el amor de nuestro Señor y Salvador”.
Así pidió a las personas
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