Por Enrique
Prieto, 12/07/2015
No es
contradicción, sino realidad. A pesar de que ¡Chávez vive! en los corazones de
los tontos adoctrinados, ya lo están abandonando sus seguidores esperanzados en
su resurrección, cuando ven, que ni con oraciones ni con ruegos, salvan el país
que también tiende a morir.
Se está cumpliendo
el presagio de que sin Chávez no habría chavismo, pero lo más grave es que sus
más fervientes seguidores y rezadores de su oráculo, nunca supieron ni
entendieron cuál era la ruta ni cuál era el objetivo que éste perseguía. Más
que lástima, da tristeza saber, que con su cara de hogaza confundía a todo
quien lo tratara, que en su mitómana acción mesiánica, formaba una verdad sin
sensatez de cada ocurrencia, transformada en verdad por su séquito, que aun
percibiendo la maldad, quedaba envuelto en su entorno, por la fácil y picaresca
forma de congraciarse con él, utilizando como dádivas los recursos de todos los
venezolanos.
Nunca se imaginaron
los chinos, que su máximo soporte ante la expectativa de penetrar el Caribe y
los caribeños fuera llamado por nuestro Dios a su séquito a tan temprana hora,
dejándolos en la cuneta y al desnudo, aunque gravemente comprometido el ingreso
de Venezuela. Y allí, en la usurpación de las aguas de nuestro Atlántico, se
han unido a la comparsa de Guyana y Exxon Móbil, aprovechándose de la entrada
que le dio el “eterno” para ganarse el voto de los pobres de Venezuela, quienes
sin mirar el mendrugo, lo agradecieron al embaucador.
Y nos preguntamos,
¿Qué pasaría si en verdad Chávez viviera?, ¿Cuál será la reacción de los Castro
ante la subversión de Maduro? Obviamente, la contradicción entre padre e hijo
está creando en nuestro país una incertidumbre holgazana, que mantiene en
expectativa la indolente “patria” que forjó el difunto. Y nos preocupa el
pensar de los subalternos de la FAN, que en su inocente ignorancia, siguen
aupando a quien creen el mentor de la farsa, sin pensar, porque no tienen la
madurez para ello, que lo que se avecina no es baile de joropo para usar
alpargatas, sino un enfrentamiento posible entre vecinos, que por la tozudez
del “comandante eterno”, tiene como enemigos y amigos del enemigo, a todos
aquellos que fueron beneficiados con nuestros recursos y hasta con la comida
que hoy nos falta, quienes sin descaro nos amenazan como lo hizo el “eterno”
con todos los que no conjugamos con sus estupideces. Esas, que como los malos
polvos, crearon estos lodos. Podrán decir todo lo que quieran en una guerra de
palabras, insultos y blasfemias. Mejor dicho, en una guerra de micrófonos, pero
no podemos seguir pidiendo al olmo que no de peras y mucho menos al soñador que
nos ofrezca realidades. ¿Qué pueden opinar y mucho menos proponer en política
los jóvenes militares, si en su formación les negaron el pensamiento y la
experiencia de los mejores mandos, para subyugarlos y lavarles el cerebro, que
bien lo hicieron, al extremo de que verdaderamente creen que era un mesías y
que cambió la patria.
En nuestra época,
ejercimos vigilancia extrema en la Zona en Reclamación. Hay que recordar a
Anacoco y a las tropas guyanesas. También el lamentable suceso de Rupununi y el
miedo político. Esa historia está escrita, pero nosotros comprendimos que ¡El
Esequibo es nuestro!
Enrique Prieto
Silva,
eprieto@cantv.net
@Enriqueprietos

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