Por Xabier
Coscojuela, 12/07/2015
Maduro en su
alocución del lunes ante la AN, anunció la conformación de una comisión en la
que participarán funcionarios de diferentes entes del Estado venezolano. La
única rendija que dejó, la que podría permitir la presencia de alguien que no
fuera rojo rojito, es el puesto que le corresponde a la Asamblea Nacional y
todos sabemos que quienes dirigen el Parlamento son de los más sectarios entre
los sectarios.
La parafernalia
militar con la que se inició el acto hizo pensar lo peor. El recuerdo de Las
Malvinas revoloteaba por el ambiente, pero las palabras de Nicolás Maduro
disiparon, al menos por ahora, cualquier aventura belicista para recuperar el
Esequibo.
Se presentó el jefe
del Estado con otro tono. Menos sectario de lo habitual. Hizo un recuento
histórico de la pérdida de ese territorio y todos los esfuerzos hechos por
diferentes gobiernos para tratar de recuperarlo.
Su inusual amplitud
alcanzó hasta para reconocer las gestiones hechas por los ministros de
Relaciones Exteriores de Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Rafael Caldera. En
realidad no efectuó ningún cuestionamiento sobre lo hecho en democracia para
revertir ese despojo.
Cuando le tocaba
enumerar lo realizado en "revolución" dijo sentir dolor de garganta y
apenas enunció que había acordado el nombramiento del mediador. Tuvieron que
hacerlo en tres oportunidades, pues dos de ellos habían fallecido mientras
ejercían esa función.
Una persona como
Maduro que fue Canciller del difunto Hugo Chávez, tenía que haber explicado
mucho más profusamente las gestiones realizadas en torno al Esequibo.
Claro que para
poder hacerlo tenían que haberse producido y desde 1999 la política hacia
Guyana fue otra. Se hicieron los locos. No se acordaron de ese reclamo. Lo
dejaron de lado. Lo congelaron.
Lo importante era
ganarse el respaldo de los países de la Caricom para inflar el ego del difunto
Chávez. Para eso todo valía.
Los guyaneses, ni
tontos ni perezosos, aprovecharon la oportunidad. Dieron concesiones para
exploración en la búsqueda de petróleo y su posterior explotación.
Concesiones que no
solo fueron para la Exxon Mobil, sino también para una empresa china, de los
mejores amigos del gobierno de Chávez y ahora de Maduro. Concesiones, además,
que no fueron otorgadas ayer, sino hace varios años.
Las razones que
explican la omisión del gobierno chavo-madurista ya las conocemos, lo que llama
la atención es la repentina preocupación de Miraflores por el tema.
En lo que sí son
coherentes es en la chapucería con que abordaron la cuestión. Primero tres
comparecencias suspendidas y, luego, eso de elaborar un decreto que es derogado
unos pocos días después, ante el reclamo de todos los vecinos, demuestra la
poca seriedad con que tratan el asunto. En cualquier país medianamente serio la
Canciller habría renunciado.
Es por ello que no
debería extrañar a nadie que vayan a hacer un uso electoral de la materia. El
nacionalismo genera apoyos que se pueden traducir en votos, algo que todo
indica le va a escasear al Psuv el venidero diciembre.
Si la intención no
fuera realmente esa, habrían hecho un llamado a los diferentes sectores del
país para conformar un equipo que fijara una posición común sobre la materia.
Un equipo plural, no rojo rojito.
Maduro en su
alocución del lunes ante la AN, anunció la conformación de una comisión en la
que participarán funcionarios de diferentes entes del Estado venezolano.
La única rendija
que dejó, la que podría permitir la presencia de alguien que no fuera rojo
rojito, es el puesto que le corresponde a la Asamblea Nacional y todos sabemos
que quienes dirigen el Parlamento son de los más sectarios entre los sectarios,
por lo que es imposible que alguien que no milite en el PSUV forme parte de la
instancia.
La respuesta de la
Mesa de la Unidad Democrática ha sido acertada. Siempre sus integrantes han
defendido la soberanía de Venezuela sobre el Esequibo.
Nunca hicieron
cálculos políticos en los que utilizaran esa reclamación como moneda de cambio.
Han ofrecido su apoyo al gobierno y le han solicitado asuma el tema como de
interés para todos los venezolanos.
Esperemos que la
respuesta de Miraflores sea positiva, pero no somos optimistas al respecto.

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