Por María Denisse
Fanianos de Capriles, 05/08/2015
Todos sabemos que
Venezuela está viviendo uno de los períodos más difíciles de su historia. Y yo particularmente
siento que esto cada día se pondrá peor. Cada día habrá más escasez, y
tendremos que ingeniarnos de las mil maneras posibles para ver qué le podemos
preparar de comida a nuestros hijos, con lo que tengamos en la casa.
Estos meses he
pensado mucho en mis bisabuelos libaneses y en personas que conocí que vivieron
la segunda guerra mundial. Recuerdo los cuentos que me echaban de cómo hacían para
cocinar con lo que tenían y cómo hacían para rendir la comida.
Sin duda lo que más
me preocupa (y puede preocupar a muchos) es la escasez de medicinas. Ya varias
personas han muerto porque no pudieron tomar sus remedios o porque no los
pudieron atender en el hospital. Esa es una realidad durísima que la he pensado
mucho porque sé que nos puede pasar a cualquiera de los que vivimos en estos
momentos en Venezuela. Sin hablar de la trágica realidad de la delincuencia que
también nos puede quitar la vida en cualquier momento.
Por otra parte, yo
siento que se tiene esperanza en las elecciones de diciembre. Sé que hay que ir
a votar y llevar a todo el que encontremos en nuestro camino. Pero no tengo
ninguna confianza en este gobierno y sé que harán todo lo posible por hacer
trampa con las elecciones y los resultados de éstas. ¡Pero igual tenemos que ir
a votar y defender nuestro voto en las mesas!
Yo tengo confianza
en las Fuerzas Armadas. No sé por qué, pero la tengo. Y rezo por los militares
todos los días.
Sé, por tanto, que
el panorama que tenemos por delante en estos próximos meses, y quién sabe si
años, no serán nada fáciles. Y pienso que mientras tengamos esto muy claro, y
tengamos muy claro que tenemos que ¡resistir!, pase lo que pase, y no abandonar
la lucha (cada uno en nuestra trinchera) podremos cambiar el destino de nuestra
amada Venezuela.
Estos meses he
visto varias películas de la segunda guerra mundial y actualmente estoy leyendo
un libro maravilloso que se llama El baile tras la tormenta de José Miguel
Cejas, donde se relatan testimonios particulares de personas que se quedaron en
Polonia, Lituania, Croacia, Letonia, etc. luchando contra el comunismo.
Gente que pasó
cosas terribles, un frío extremo, hambre de verdad, que los metieron presos,
que los torturaron… pero que gracias a su resistencia y a lo que ellos hicieron
(cada uno lo poco que podía) ese comunismo terminó y lo que han logrado en sus
países (luego de los vestigios terribles que dejó ese totalitarismo salvaje) es
impresionante.
Y lograron salir
adelante. Lograron recuperarse. Y que conste que esos países no tenían ni el
clima ni las riquezas naturales que tiene Venezuela.
Pero más allá de
las riquezas naturales que nosotros podamos tener, en Venezuela hay muchísima
gente joven (y no tan joven) preparada, talentosa y luchadora dispuesta a
trabajar las 24 horas del día si es necesario para poder encontrar otro camino
y reconstruir ¡nuestro! país.
Es verdad que se ha
ido mucha gente joven, talentosa. Dios quiera que algunos de ellos regresen a
ayudarnos cuando nos toque la etapa de la reconstrucción. Yo estoy segura que
así será.
Pero también es
verdad que aquí hay muchísimos jóvenes que se han podido ir y no lo han hecho.
Y lo digo con propiedad, porque mis seis hijos están en Venezuela y se quedan
en Venezuela a luchar por su país. Y con ellos muchísimos amigos de ellos que
aquí vienen, a mi casa, a reunirse, a estudiar, a soñar juntos con una mejor
Venezuela. Y mientras tanto yo me las tengo que ingeniar para poder ver qué
carrizo les doy de comer a todos esos muchachos que siempre tienen hambre.
A mí nadie me va a
quitar la esperanza, porque yo estoy rodeada de esperanza. A mí me impresiona
la cantidad de personas preparadísimas que me escriben, que están aquí
(ingenieros, arquitectos, abogados, etc.) y que están dando el todo por su país
y que están dispuestos a trabajar (sin cobrar un medio) para reconstruir a
nuestra amada Venezuela.
Aquí sobra gente
honesta y preparada. Aquí sobra gente que resiste el día a día con heroísmo y
que está pendiente siempre de ayudar al que está peor que él. Aquí sobra gente
que se está fogueando con la injusticia y que sueña con justicia para los
corruptos, para los mentirosos, para los tiranos… Aquí sobra gente que no deja
de soñar, que no deja de rezar y que lucha sin descanso por una mejor Venezuela
para todos los venezolanos, para todos nuestros hijos, para todos nuestros
nietos.
Aquí sobra
esperanza, por eso nada ni nadie, ¡nunca! nos la va a quitar. ¡Somos muchos
soñando las mismas cosas! ¡Somos muchos los que amamos con locura a esta tierra
de gracia donde Dios quiso que naciéramos! ¡Somos muchos los que estamos
resistiendo ¡y resistiremos! pase lo que pase! ¡Somos muchos los que estamos
preparándonos para un renacer en nuestra patria! ¡Un renacer donde por sobre
todas las cosas brillen la verdad, la justicia, la libertad y la paz para
todos!
¡Que Dios y la
Santísima Virgen de Coromoto bendigan a nuestra amada Venezuela y a todos
nuestros queridos hermanos venezolanos!
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