Por Luis Manuel Aguana, 01/09/2015
¿Que no se ha dicho ya del problema con Colombia? Han sido estudiadas y
comentadas todas implicaciones económicas, sociales y políticas de un tema que
lleva siglos. Una frontera viva que podría considerarse como una franja de
desarrollo económico independiente, desde el Táchira hasta la Goajira.
La dirección del flujo económico y comercial lo determinará el
bienestar de la economía que se encuentre mejor en un momento del tiempo, e irá
hacia el territorio del país de cuya frontera permeará millones de dólares para
el beneficio de quienes la controlan de los dos lados.
Contrabando de todo tipo de cosa, que incluye gasolina, drogas,
alimentos, medicinas, bolívares, pesos y dólares son el día a día de esa
frontera viva que el Ilegitimo cierra en un afán de controlar lo incontrolable,
cual borracho que con dos dedos pretende evitar que se derrame un barril de
caña lleno de huecos. Simplemente imposible.
Asimismo le sirve de chivo expiatorio internacional para todas las
barbaridades que han cometido y de las cuales ya no encuentran culpables ante
la demostración evidente y abierta de sus latrocinios y despilfarro. Ya no es
el “imperialismo yankee”, ahora es Colombia y los paramilitares “manejados por
la derecha colombiana” y la “guerra mediática” los culpables de los males de
Venezuela, dichos con un cinismo más allá del demostrado por los culpables de
Nuremberg.
Mientras haya dos economías separadas por una frontera, salvo que las
dos sean igualmente eficientes y equiparables, habrá movimiento de bienes de la
peor a la mejor de manera ilegal. Es un sistema donde participan todos, los
demandantes, los oferentes y las autoridades.
Y al régimen al intentar hacer comunista nuestra economía, exacerba el
movimiento ilegal en la frontera y se enriquecen aun más los factores que
siempre han vivido de ese ecosistema. Miles de toleradas de alimentos de
precios regulados pasan de aquí para allá enriqueciendo a contrabandistas y
militares ¿Qué hay de nuevo en eso? Siglos de lo mismo. Colombianos y
venezolanos viven de eso desde siempre. Nada nuevo bajo el sol, solo el enfoque
de la solución.
Pero más que una frontera, esa zona entre nuestros países es una región
económicamente activa. Tanto, que al decir del Presidente de la Cámara de
Integración Económica Venezolano-Colombiana, Víctor Montiel, es un lugar donde “habitan
un promedio de 5 millones de personas entre venezolanos y colombianos. "Es
una zona que en el pasado fue un solo país, es una frontera muy integrada.
Claro está que con la Independencia se fijaron unos límites algo arbitrarios.
Es normal ver familias que viven de un lado y trabajan o estudian del otro. Hay
realidades humanas que van más allá del tema político”” (ver Los diferenciales
de precios en Venezuela fomentan el contrabando
El señalamiento anterior apunta en el sentido correcto de lo que está
pasando con el desarrollo del mundo, donde las condiciones de esa zona son
perfectas para un despegue económico. Y lo mejor de todo es que en nuestro caso
(Venezuela y Colombia) esas condiciones se dan de una manera histórica y
natural. Los mayores PIB del planeta no corresponden a Estados-nación sino a
regiones-Estado económicamente activas cuyas condiciones de acceso,
comunicaciones, cultura, idioma y educación, permiten construir polos de
desarrollo de un crecimiento económico formidable.
“…La economía global actúa disciplinando a los gobiernos y perfilando
las regiones. Las fronteras ya no son sino una carga para los viejos
Estados-nación. En este contexto, es asombroso ver como todavía siguen
existiendo disputas por fronteras. Lo que está sucediendo es que la economía
está imponiendo una nueva escala de valores en la organización geopolítica.
Podrán seguir existiendo las fronteras, pero estas serán transparentes y
representarán oportunidades y una diversidad que servirá de apoyo….Una
región-Estado no es una unidad política sino económica. Algunas regiones-Estado
equivalen a unidades políticas. Singapur, por ejemplo, se parece más a una
ciudad-Estado que a un Estado soberano con un área minúscula…Las regiones ya
son actores económicos con una considerable extensión en el mundo…” Kenichi
Ohmae (1)
Venezuela y Colombia tienen en la región fronteriza algo único que está
dado por la naturaleza y la historia; y como es obvio, es también una cosa que
este régimen de ignorantes desconoce: la posibilidad de crear una zona única de
crecimiento económico de dimensiones continentales. No existe algo así en toda
Latinoamérica: lazos históricos comunes, idioma, familias enteras mezcladas
binacionalmente, infraestructura combinada, gente preparada, universidades,
industrias, acceso internacional. Lo que cabe luego de la presente locura
chavista-madurista es incentivarla y darle un perfil de desarrollo a esa región
entre ambas naciones.
Eso no lo puede entender de ninguna forma un Estado de pensamiento
centralizado-y además comunista- que proyecte soluciones excluyendo a las
regiones de su propio desarrollo. Si bien es cierto que existen distorsiones
económicas producto de las claras políticas de dominación del régimen
chavista-madurista, como la definición por torpeza (¿de acción u omisión?) del
tipo de cambio en la frontera con Colombia (ver Pedro Palma, Tipo de cambio
libre http://www.el-nacional.com/pedro_palma/Tipo-cambio-libre_0_690531103.html),
no es menos cierto que el problema económico de la zona fronteriza no se
resolverá con el simple regreso de la democracia de partidos centralizada que
propone la oposición oficial. Se resolverá definitivamente cambiando el sistema
político y descentralizando a fondo el país, como lo proponemos con la
ejecución del Proyecto País Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/).
Y esta no es una aseveración hecha a la ligera. En una Venezuela
Federal Descentralizada, los Estados fronterizos con Colombia como Táchira,
Zulia, Apure y Amazonas, tendrían la potestad de plantearse esquemas de
desarrollo acordes con su situación geopolítica. Y eso incluye acuerdos
internacionales suscritos para la construcción de regiones-Estado
económicamente activas como lo sugiere Ohmae. Ese salto al futuro solo tiene un
próximo hito: la convocatoria por iniciativa popular de una Asamblea Nacional
Constituyente para hacer efectivo el Proyecto País Venezuela. Esa sería una
manera de convertir el problema que nos ha creado el chavismo-madurismo con
Colombia, en una oportunidad de desarrollo económico que construyamos desde un
Estado Federal Descentralizado.
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
(1) Ohmae, Kenichi, El próximo escenario global –
Desafíos y Oportunidades en un mundo sin fronteras. Pág. 122-123, Ed. Norma
2005, ISBN 958-04-8893-2
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