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viernes, 18 de septiembre de 2015

Padre Alejandro Moreno: “La OLP se trata simplemente de una licencia para matar”


Por Álex Vásquez

                                         Padre Alejandro Moreno, fotografiado por Andrés Kerese

A sus 81 años de edad, y a pesar de ese carácter duro que se percibe en sus maneras, el padre Alejandro Moreno no ha perdido la capacidad de sorprenderse. Aunque tiene años estudiando los temas de la violencia y la delincuencia en Venezuela, y lo hace desde los mismos espacios donde proliferan, todavía lo afectan los errores en las decisiones del gobierno para intentar combatir esos problemas, porque suelen conllevar muertes, muchas veces de inocentes.


Es lo que le ocurre con la Operación para la Liberación y Protección del Pueblo, una política que el psicólogo, teólogo y doctor en Ciencias Sociales califica de razzia: “Se trata simplemente de una licencia para matar”, dice ofendido.

Siempre se ha alejado de la tentación de ofrecer soluciones milagrosas al drama de la violencia en el país. Aunque parece que esta vez todo ha ido muy lejos y el padre no se contiene: se siente obligado a mencionar un primer paso necesario para superar esos problemas: “Para poder empezar a pensar en salir de la violencia, hay que salir de la situación política”.

¿Cómo valora el desempeño de la Operación de Liberación y Protección del Pueblo?

No hay nada transparente, desde las informaciones que puede dar el gobierno que sólo dice que se busca controlar esto o aquello, eliminar bandas… pero los hechos a través de las informaciones que uno recibe directamente de las personas y de los periodistas que realmente investigan muestran que se trata simplemente de una licencia para matar que le fue dada a los organismos del Estado, incluyendo al Ejército. Lo que están haciendo es una razzia. Está muy claro que no hay ningún trabajo serio para controlar la delincuencia, sino que simplemente se trata de hacer una campaña que tenga impacto sobre la población, para decir que están metidos en el compromiso de ayudar a la población a liberarse de la delincuencia. Simplemente es un relumbrón, una pantalla para que el gobierno recupere el prestigio que ha perdido entre la gente. Yo no creo que vaya a tener resultados, pero el hecho es que ya hay un montón de víctimas. Se meten en una casa, matan a una persona y a la familia le dicen: “No seas sinvergüenza, ¿me vas a decir que no sabías lo que hacía tu primo?”. ¡Pero es que ni que hiciera lo que hiciera, no hay razón! ¡No hay derecho de matarle! Puede ser un malandro, puede ser un malandro de la peor especie, pero para eso están las leyes, los tribunales, y las cárceles si es el caso, pero no simplemente matarlo porque sí. Lo que uno descubre es que hay una decisión del gobierno de permitir que maten a personas que supuestamente son delincuentes. Pero muchas veces ni siquiera lo son y, en este caso, caen justos por pecadores… pero además el pecador no tendría que caer de esa manera.

La OLP se inauguró en la Cota 905.

¡Donde han continuado todos los problemas!

Pero la Cota 905 se había convertido en un símbolo de la ausencia del Estado: un espacio controlado por los criminales. ¿Por qué empezó ahí?

¡Es algo efectista, de relumbrón! La cosa era muy clara: a todo el que muere le atribuyen que se enfrentó. ¿Y cómo se va a enfrentar si está dormido en la cama? ¿Qué enfrentamiento puede haber si ni los policías ni los militares reciben ningún tipo de herida? Ciertamente hubo algunos enfrentamientos, pero son los de siempre y no en esta operación propiamente dicha.

¿Por qué no cree que funcione?

Bueno, porque de hecho no está funcionando. Se están produciendo más delitos de homicidios en estos meses, justo cuando se está dando la operación. Son las informaciones que uno consigue por los caminos verdes, porque no hay manera de obtener información directa, dado que desde 2005 está prohibida toda información oficial al respecto.

El oficialismo lleva más de veinte planes para combatir la inseguridad y todos parecen apostar a demostrar fuerza. ¿Se puede erradicar la violencia sólo con la fuerza?

No, en absoluto. Además, la violencia solamente se puede acabar con una reforma completa de la estructura de la sociedad: poniendo de acuerdo a todos aquellos que tienen que ver con este asunto para encontrar vías factibles, que de hecho puedan servir. Pero para eso hay que pensar, hay que planificar sin ningún tipo de intereses de otra clase, sino realmente centrados en el interés de la seguridad de la población. Es lo que se ha hecho en todas partes.

Cuando dice que no pueden intervenir “intereses de otras clases” en el combate contra la inseguridad de la OLP, ¿se refiere a intereses electorales?

Sí. Da la impresión de que todo, incluido el cierre de la frontera, es una cuestión electoral: dar una imagen de que el gobierno está haciendo algo. Pero la imagen que están dando es la de improvisación, de falta de respeto, de falta de seriedad, de capricho. Creo que mucha gente, la mayoría de la población, lo entiende así. La mayoría de la población sabe cuánta confianza darle a las cosas que el gobierno dice. Todo el mundo sabe que predominan, fundamentalmente, las mentiras.

En uno de sus textos describe así a los policías que lideran la OLP: “Policías liberados de su conciencia, de imaginaciones y sentimientos, de respeto por la vida, de los Derechos Humanos, de fiscales y jueces”. ¿Estamos hablando de impunidad? ¿Es ése nuestro gran drama?

¡Claro! Operación de Liberación —dice en tono irónico—, pero a quienes liberan es a los policías o a los agentes de seguridad: los liberan de conciencia, de compromiso, de remordimientos. Los liberan de respeto. Dejan libre la actuación criminal de ellos.

                                         Padre Alejandro Moreno, fotografiado por Andrés Kerese

¿Y esa impunidad es nuestro drama?

Ésa es la impunidad, ¡por supuesto! Además, es promovida. Es la licencia para matar.

Usted también dice que todo esto prepara “un fondo explosivo de violencia nacional”. ¿Hacia dónde vamos?

Estamos yendo hacia unos enfrentamientos tremendos entre sectores de la población. Cuando tú matas a un joven que está durmiendo y está ahí toda la familia, esa familia está esperando una reivindicación y muchas veces una venganza. Quizá muchas veces no se lleva a término, pero en algún momento pasa. De hecho, muchas veces cuando a un policía lo atacan en la calle y lo matan, a veces es para quitarle el arma, pero otras es por venganza. Vamos a enfrentamientos de una parte de la población contra otra. Ciudadanos contra ciudadanos, vecinos contra vecinos. Corremos el riesgo de que la gente pierda el control de la conciencia que le dice: Mira, no se puede matar. Esa conciencia que todo ciudadano debe tener ante la vida de otro. Se empieza a perder el respeto a la vida del otro. Este gobierno ha destruido la economía, la producción, el orden… pero este gobierno está destruyendo lo más profundo e íntimo del venezolano: su sentido de humanidad, su sentido de la vida, su control sobre las pasiones que se desbordan. No sé qué sociedad vamos a tener.

Por menos de eso ha habido explosiones sociales.

¡Claro! Y las hay a cada rato por todos lados, pero muchas veces no se sabe. Ahí están los linchamientos, que son un síntoma de algo muy grave que está sucediendo en la sociedad, pero la gente no encuentra otra salida. Yo no lo justifico, por supuesto, pero quienes participan en el linchamiento lo justifican porque no hay más nadie que pueda controlar la delincuencia.

¿Es la ausencia del Estado?

Exactamente…

La gente graba con sus celulares los linchamientos o apuñalamientos en la calle. ¿Perdimos la capacidad de asombro?

Ése es el problema: cuando se encuentra como cotidiano el crimen que pasa delante de tus propios ojos y no puedes hacer nada…

¿Cómo podríamos salimos del drama de la violencia?

Para empezar a pensar en salir de la violencia hay que salir de la situación política. Mientras siga este sistema de gobierno, no podemos comenzar a pensar en una salida verdadera a la situación de violencia.

¿Por qué?

Porque la situación de violencia es promovida por ellos desde el poder. La OLP es eso: es una promoción de la violencia.

¿Y por qué al gobierno le conviene la violencia?

A lo mejor no se trata de que le convenga o no le convenga, sino simplemente que no le interesa. No está en sus planes. ¡Más nada! Dicen que es para mantener a la sociedad sometida, preocupada, angustiada y fácil de dominar. Y puede ser. Pero yo no tengo datos para afirmarlo. Lo que uno puede deducir a partir de sus observaciones es que simplemente no le interesa: que está fuera de sus planes.

Y ese cambio político, que usted considera tan necesario para superar la violencia, ¿es una necesidad para la gente?

¡Absolutamente! Las encuestas lo dicen, pero el hombre de la calle también, por todos lados. La gente está necesitando y deseando un cambio.

¿Y ese cambio político se puede dar sin violencia?

Es algo que aspiramos. Si hubiera unas elecciones como es debido el 6 de diciembre, por ahí se podría empezar el cambio. Lo que pasa es que uno no puede tener total confianza en esas elecciones, porque la duda sobre los resultados controlados por el Consejo Nacional Electoral ha ocupado la mente de la mayoría de los venezolanos.

Cierto que es difícil imaginarse al chavismo entregando la Asamblea Nacional. Por eso le pregunto: ¿puede venir ese cambio sin violencia?

Es lo que deseamos. Si realmente la mayoría está en contra de eso, tendrán que entregar. Ahora: si no quieren entregar, hay maneras pacíficas de movilizar a la población. Tenemos el ejemplo de Guatemala, donde vimos a la población movilizada. Pero no en una gran marcha de un día para que luego nada, sino en una movilización continua durante dos meses. Pero ése era un presidente de derecha y éste es de izquierda. Y los de izquierda han demostrado menos escrúpulos para agredir a la población. ¡Y no es que me ponga de parte de ninguno de los dos!

                                           Padre Alejandro Moreno retratado por Andrés Kerese

¿Quién piensa hoy en el pobre?

Quien estuvo siempre pensando en los pobres desde hace muchos años ha sido la Iglesia, que ha metido a sacerdotes y monjas en los barrios para colaborar y estar con la gente. El gobierno, al inicio, dio la impresión de que realmente estaba interesado en los pobres, pero al pasar el tiempo hemos visto que no, que están interesados simplemente en obtener votos, en utilizar a los pobres para tener cada vez más poder. Las condiciones de vida reales de la gente no han mejorado. Durante un tiempo sólo han tenido limosnas para resolver los problemas inmediatos, pero no transformaron su condición de pobres. Y ahora ni limosna tienen...

Siempre se dice que el venezolano es solidario, pero ahora parece egoísta…

¡Tiene que defenderse! Ser solidario poniendo en riesgo la propia vida es lo que nos dice la moral cristiana, pero no es lo que la mayoría de la gente puede hacer ni se le puede exigir.

Mucha gente se va del país porque perdió la esperaza. Sin embargo, usted afirma que 90% de las personas de los barrios no está dañada. ¿Hay esperanza entonces?

Es lo que uno experimenta. La gran mayoría de la población todavía no está dañada. Es sana. Los malandros son unos pocos. Lo que pasa es que tienen tanta impunidad y tanto poder de destrucción que parecen dominar totalmente a la sociedad.

¿Esta sociedad fracasó?

La sociedad no fracasa: existe o no existe, está o no está. Lo que puede fracasar es una gerencia. Y si entendemos al Estado como la gerencia de la sociedad, entonces es el Estado es el que fracasa. Puede llevar al desastre, a que haya hambre, a que no haya paz…

¿Es eso lo que está pasando aquí?

Es eso lo que está pasando. Pero la sociedad todavía tiene salud para poder cambiar la gerencia. Mientras no se cambie a la gerencia, no hay nada que hacer.

17-09-15




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